Guion: Akane Tamura.
Dibujo: Akane Tamura.
Páginas: 160.
Precio: 8,95 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Mayo 2022.
El amor de Mobuko es una historia que se sale de lo común y de lo que marcan los cánones y esos libros escritos y no escritos sobre re cómo construir un relato de género romántico. Si pensamos en lo que nos ha contado Akane Tamura en los tres volúmenes que llevamos, probablemente lleguemos a la conclusión de que no daría ni para un primer acto en las manos de cualquier otro autor. No es ya solo que tenga un ritmo lento, es que puede rozar lo desesperante si un lector se asoma a estas páginas esperando avances reales en la historia romántica que propone, singular a todas luces por la personalidad de los dos protagonistas. Pero lo cierto es que Tamura no aburre ni desespera, no cae tampoco en tópicos del género, en el que quiere dejar una huella al menos distinta de lo habitual. Y lo hace con inteligencia, sabiendo mezclar los puntos de vista de Mobuko e Iris y el hecho de que son dos personas tan particulares que necesitan sus propios tiempos para tomar decisiones. Tamura, de hecho, introduce secundarios con los que vamos encontrando las confidencias necesarias para entender lo que está sucediendo. Si habitualmente el primer amor lo vemos desde una perspectiva apasionada, lo que vemos en estas páginas es algo tan diferente que es difícil despegarse de este viaje.
Tamura ha encontrado en El amor de Mobuko un equilibrio, lo decíamos, que no es nada sencillo, y ese es el principal mérito no ya de este tercer volumen sino de toda la serie (aquí y aquí, reseñas de los dos primeros volúmenes). Los avances en la relación entre Irie y Mobuko son tan escasos que se celebran como si estuviéramos alcanzando el clímax emocional del relato, algo que resulta obvio que aún no ha llegado cuando llegamos al final de esta entrega. Y aunque, efectivamente, no parezca que sucede gran cosa, en el ritmo de sus protagonistas sí es así, ellos sí ven los cambios, los avances y los peligros en sus decisiones. Entender eso y saber expresarlo es el gran mérito de Tamura. Por eso no se echa en falta un ritmo más alto o picos emocionales más intensos, porque la historia ya ha conseguido incorporarse a esa cadencia narrativa y Tamura ha conseguido que el lector entienda la forma en la que sienten y piensan los dos actores principales. Es obvio que no hay en El amor de Mobuko una pretensión de ser un relato esencial y arquetípico, sino que en realidad se trata de ofrecer algo distinto, y ahí es donde todo cobra sentido. Porque si bien es complicado trazar paralelismos con la vida real en cuanto a esos plazos que se marcan para entender sus propios sentimientos, eso, lo emocional, sí resulta universal en este manga.
Esa es la vía visual de El amor de Mobuko desde su arranque, y es algo que sigue vigente en este tercer volumen. Tamura hace que su trabajo sobresalga en el retrato de sus dos protagonistas. Lo verdaderamente complicado de esta historia es que entendemos a dos jóvenes que, sintiéndose atraídos el uno por el otro, no sean capaces de dar grandes pasos para consolidar ese amor. Y lejos de que verlos implique incomprensión, lo que genera en su presencia es ternura y empatía. El retrato es muy bueno, porque dentro de la cierta inexpresividad que se imponen sobre todo Irie pero también Mobuko sí tenemos las suficientes indicaciones para saber qué están pensando, incluso sin adentrarnos en las explicaciones que nos dan los textos, diálogos y pensamientos. Eso también tiene mérito si lo vinculamos al ritmo del relato, porque aún sin esos avances que se piden a gritos no da la sensación de que estemos viendo a los mismos personajes del inicio. Con lo que hemos visto, es complicado saber durante cuánto tiempo podría mantener Tamura este ritmo narrativo, pero lo cierto es que hasta ahora su trabajo y las decisiones que ha tomado para construir el relato son bastante lógicas y el castillo de naipes que supone la serie se sostiene con firmeza en este punto.
Coamix comenzó a publicar originalmente Mobuko no koi en 2017.