Guion: Jean-Marc Mathis.
Dibujo: Thierry Martin.
Páginas: 96.
Precio: 20 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Julio 2022.
Siempre es una delicia ver cómo se rompen estereotipos, y más cuando se hace de una manera sencilla y eficaz. El cantar de Renart, si lo miramos superficialmente, parece un tebeo para lectores de corta edad, colorido, con animales antropomórficos como protagonistas, en épocas medievales vistas a priori desde un prisma aventurero y juguetón. Pero resulta que según vamos pasando las primeras páginas, nos tenemos que ir percatando de que el protagonista de la historia que nos brindan Jean-Mar Macthis y Thierry Martin es un zorro caradura y tramposo, que no duda en engañar a propios y extraños con tal de conseguir comida y que no duda incluso en cometer atrocidades si con ello sale beneficiado. No, no es un tebeo cruento tampoco, que nadie piense que va a ver un espectáculo de sangre y violencia, porque el aspecto de fábula no lo pierde nunca, pero sí que tiene tramas y temas que fascinan por su complejidad adulta y que funcionan dentro de un marco que parece indicar todo lo contrario. Y por esa vía, El cantar de Renart es una obra distinta y fresca, que desde luego ofrece algo que excede las expectativas iniciales que se pudieran tener y que se mueve con mucha inteligencia en terrenos que pueden parecer hasta pantanosos si tenemos en cuenta el punto de partido que tiene.
Parece complicado vivir en esa equidistancia propuesta, pero Mathis encuentra la manera contándonos la historia del zorro Renart en pequeñas píldoras, en secuencias más o menos breves que, si bien al principio pueden parecer algo inconexas, como si estuviéramos en una muy peculiar sitcom, poco a poco van adquiriendo cohesión y continuidad de una manera bastante inteligente, hasta llegar a lo que parece un final, que en realidad está más que abierto, y que completa el círculo de la fábula que da la sensación de ser en un inicio. Y sí, Renart es un personaje taimado, puede llegar a ser incluso despreciable, es burlón, no tiene más valores que los egoístas y hasta se convierte en un personaje al que sabes que no puedes darla la espalda, de los que va ganándose animadversiones por doquier. Pero el maldito cae bien. Le seguimos. Le aplaudimos en sus tretas. Nos divertimos con él. Es, desde luego, curioso lo que consigue Mathis en un tebeo que poco a poco va creciendo desde la anécdota inicial, desde el primero de los gags, y que acaba siendo el protagonista de un relato que va más allá de su propia aventura, colocándole como una parte de la sociedad que siempre sale beneficiada de las más traviesas chaladuras. El mensaje es inteligente y sutil, pero está ahí para quien lo quiera ver más allá del envoltorio.
Este, el envoltorio, es en todo casi francamente bueno. Porque si Mathis es capaz de enredarnos con la mezcla que propone, a Martin le deja jugar con las mismas normas y un acierto indudable. Si algo nos puede alertar de que El cantar de Renart no es precisamente una historia afable es la forma en la que el ilustrador perfila a su protagonista, con unos rasgos taimados pero con sutileza, agradable pero con un tono pícaro indudable. El colorido del bosque, el que sirve para dar el protagonismo a animales personificados, todo funciona como un relato infantil, pero a la vez es obvio que no lo es. Y por esa vía, el dibujo no para de crecer, como lo hace en sus escenarios y en las propuestas que van sirviendo para que cada episodio parezca un poco más grande que el anterior. Martin es un dibujante meticuloso y detallista, mucho más de lo que pueda parecer con el estilo que tiene el relato, y eso se agradece. El cantar de Renart es una obra distinta y fresca, divertida y juguetona, muy cínica, una de esas que puede engañar al principio pero en las que poco a poco nos vamos dando cuenta de que justo esto es lo que nos querían ofrecer los autores. No es fácil discernir si en algún momento Mathis y Martin revivirán a este zorro, pero si lo hacen es porque el resultado de su aparición es bastante apreciable.
El volumen incluye los tres álbumes de Le roman de Renart, Les jambons d’Ysengrin y Le jugement de Renart, publicados originalmente por Delcourt en enero de 2007, enero de 2008 y mayo de 2009.
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