‘Corto Maltés. Tango’, de Hugo Pratt

Editorial: Norma.

Guion: Hugo Pratt.

Dibujo: Hugo Pratt.

Páginas: 68.

Precio: 23 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2022.

Desde siempre hemos asimilado que Corto Maltés es una serie que se mueve, sobre todo, a través del exotismo más clásico. La aventura, como género, disfruta del cambio de escenario, llevando a un protagonista de uno o a otro confín del mundo para que sus viajes tengan sentido y le den una forma de ser característica. Y eso Hugo Pratt lo hacía como nadie con Corto. Por eso Tango, título que ya sugiere con una enorme claridad dónde nos vamos a mover, tiene todo el sentido del mundo en la trayectoria del emblemático marino. Da igual que las circunstancias sobre las que monta sus relatos Pratt puedan ser más o menos sencillas y huelan más o menos a que se trata en realidad de un macguffin con el que llevarnos hasta los lugares más recónditos del globo, porque lo que funciona en Corto Maltés es precisamente eso, caer en medio de un viaje de la naturaleza que sea y descubrir todo aquello que el protagonista ya sabe porque lo ha vivido y lo que se está sumando en vivo a su bagaje personal con la aventura que tenemos entre manos. No es Tango una de las más trascendentes historias de Corto Maltés, pero tampoco parece nada fuera de lugar. Suena más bien como el capricho que se puede permitir un autor que lo tiene todo bajo control y que, simplemente, quiere sumar un escenario más al repertorio que ya nos ha mostrado hasta este punto.

Aunque Corto Maltés pueda parecer desde la perspectiva más contemporánea un héroe clásico, de un ritmo propio de la época en la que nació, lo cierto es que una de las cualidades que Pratt sabía imprimir a todos sus álbumes era una deliciosa atemporalidad. Viajamos a Buenos Aires tratando de completar una parte del puzle que siempre supone la vida pasada de Corto que no hemos visto en viñetas. Porque Corto conoce a mucha gente, ha estado en muchos sitios, se ha enamorado de alguien a quien no conocemos y aún así sigue siendo un seductor implacable. Cae de pie en los problemas más insospechados, lidia con la corrupción y con la violencia, vive entre crímenes de los que escapa indemne y, de alguna manera, como el adorable canalla que es, sale airoso de los trances más peligrosos. Tango también ofrece eso desde las calles de Buenos Aires, tan reconocibles como su más natural Venecia o cualquier otro de los escenarios escogidos por Pratt para desplegar una aventura que siempre, incluso en sus momentos menos carismáticos, parece ser icónica. En Tango, Corto va y viene, se va topando con los más variados personajes, y siempre da la sensación de tener más información de la que tiene el lector. Y aún así, o quizá precisamente por eso, nos engancha igual que lo hace en otras aventuras en las que partimos de otro punto de vista.

Quizá haya que entender como una metáfora más el arranque del álbum, en el que Pratt juega con formas que se van aclarando hasta convertirse en una mesa de billar, como si nosotros fuéramos las bolas que los jugadores, en este caso el mismo escritor, van a golpear de un lado a otro del tablero hasta que comprendamos nuestro propósito en la partida. Porque Pratt nos maneja de una manera muy singular. Siempre hemos alabado su enorme sencillez a la hora de componer primeros planos, y sobre todo cómo era capaz de dar una iconicidad brillante a sus perfiles, y eso es algo que se mantiene con firmeza también en Tango. En sus páginas también podemos deleitarnos con la imposible de explicar capacidad de engancharnos con el dibujo a pesar de estar arrinconadas sus figuras en un pequeño lugar de una viñeta recargada de textos, y eso es porque sus diálogos son muy buenos y porque bastan un simple vistazo para darnos cuenta del enorme carisma de quien los pronuncia. Tango, lo decíamos, no destacará seguramente entre la colección de aventuras de Corto Maltés, pero tampoco desentona en lo más mínimo. Es un Corto Maltés en Argentina que se antoja hasta necesario para entender el carácter cosmopolita universal del personaje, incluso aunque la excusa que le lleva allí no sea tan trascendente como el arranque de otros de sus viajes.

Casterman publicó originalmente Corto Maltese. Tango en septiembre de 1987. El único contenido extra es una introducción de Juan Trejo.

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