‘Korokke y el espíritu bajo la montaña’, de Josep Busquet y Jonatan Cantero

Editorial: Spaceman.

Guion: Josep Busquet.

Dibujo: Jonatan Cantero.

Páginas: 104.

Precio: 23 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Abril 2022.

Siempre es una buena noticia que un cómic español y en español tenga una segunda parte. Siempre. Da igual que nos guste más o menos, que sea del género que más nos atraiga o que la firmen autores que nos parezcan más o menos genial. Ese es el primer apunte, necesario, que tenemos que hacer de Korokke y el espíritu bajo la montaña, que continúa con las aventuras de Korokke y Fugu recorriendo Japón después de haberles visto en Korokke y la chica que dijo no. Pero si a esa buena noticia de la continuidad le sumamos el hecho de que es una aventura sumamente entretenida, lo cierto es que tenemos que mostrarnos mucho más que satisfechos con su publicación. El cómic español ha encontrado buenas vías para hacer del crowdfunding el motor de una publicación pura y después híbrida con las editoriales, y es un gustazo que los autores sepan hacernos llegar a través de esta vía obras que acaban dando muchas satisfacciones. Esta, desde luego, lo hace con un sano sentido de la aventura, sin perderse en la búsqueda de ángulos que nadie haya visto y que en realidad no necesita, pero imaginando escenarios y personajes muy interesantes, y que en este caso se muestran con respeto en una mitología y una historia como las japonesas que son ideales para dar vida al oni protagonista y a su compañero de viaje. Así, que Korokke tenga muchas aventuras más.

Josep Busquet siempre ha sido un autor muy peculiar, por la enorme versatilidad que hay en sus historias. Le encanta la fantasía, y se nota, pero no se queda ahí. En sus historias siempre hay algo más por debajo, y Korokke y el espíritu bajo la montaña no es una excepción. En estas páginas juega con elementos que funcionan muy bien en el Japón feudal, historias que, sin ir muy lejos, Stan Sakai lleva años haciendo que funcionen en Usagi Yojimbo, pero les da un toque personal. Juega con la magia, pero también con la realidad. Es, desde luego, una historia de un personaje contra el mundo, pero eso mismo hace que se vea claramente en su base la lucha contra las injusticias sociales que tienen su reflejo también en nuestros días. Podemos dejarnos deslumbrar por la fantasía, por un clímax notable y por los elementos más extraordinarios del relato, algo que ni mucho menos se esconde sino que se pone en valor, pero no se quedan atrás los elementos más humanos de este batalla, incluso cuando nace de flaquezas. Quien atrae al héroe a la batalla es una persona desesperada, dispuesta incluso al engaño para conseguir la ayuda que necesita, y eso le da el toque de humanidad que una fantasía de esta naturaleza siempre va a necesitar, por mucho que una cualquiera se quiera autoconvencer, que no es el caso, de que lo espectacular basta para salir adelante.

Como este relato de Korokke juega con la fantasía y con lo humano casi en igualdad de condiciones, Jonatan Cantero se autoexige incluso más que en la anterior aventura. El personaje sigue luciendo igual, su mundo también, pero da la sensación de que El espíritu bajo la montaña le sirve para ir dando pasos firmes. No solo el diseño de los personajes es notable y sirve tanto en el drama como en la acción, sino que también hay un espléndido trabajo de color para dar significado a cada secuencia, a cada momento. Es por esa vía, por la cromática, por la que Cantero termina de dar sentido a toda la secuencia, la que le sirve para apuntalar un gran trabajo narrativo y la que supone la guinda a una manera muy interesante de entender el movimiento que da a sus personajes en el arte secuencial, tanto cuando hay diálogos de por medio como cuando Busquet le deja respirar y expresarse a su aire. Korokke y el espíritu bajo la montaña termina siendo así una buena continuación, una notable aventura adicional y la enésima expresión de que, cuando hay un buen material y se trata con el debido cariño, nuestros autores también son capaces de crear lo que en otras industrias podrían convertirse en franquicias con mucha más facilidad. Aquí cuesta, pero ya sabéis lo que dicen, con un mayor esfuerzo luego se disfruta más del gran resultado obtenido.

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