Guion: Chongrui Nie.
Dibujo: Patrick Marty.
Páginas: 108.
Precio: 18 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Mayo 2022.
Estamos acostumbrados a ver puntos de partida narrativos de lo más variados, incluso rocambolescos e imposibles, pero hacer de un juez de la China de los siglos X y XI el protagonista de una serie de casos detectivescos y criminales suena de lo más exótico. El caso es que la propuesta de Chongrui Nie y Patrick Marty funcionó muy bien en Juez Bao y el fénix de jade (aquí, su reseña), y vuelve a hacerlo por lo menos con la misma intensidad en Juez Bao y el rey de los niños, una obra en la que se asoman resonancias shakespearianas que se adaptan muy bien a este escenario. Nie y Marty vuelven a reproducir con mimo una sociedad que nos puede ser ajena por muchos motivos pero en la que encontramos paralelismos con nuestro mundo, nos ofrece una historia reivindicativa para con los derechos de los niños y las mujeres sin perder de vista la cultura china de la que parte, y sigue ahondando en la figura de un personaje central, que a veces parece más observador que héroe de acción, pero que tiene un carisma innegable que responde a la propia reputación que tiene dentro de la ficción que se va construyendo a su alrededor. El preciosismo visual que ofrece es la guinda para un título, una serie ya, que suma muchos puntos, incluso para los lectores que pensaran que ese mencionado punto de partida era muy difícil de asimilar.
Si no lo es, los méritos nacen del buen trabajo de Nie, que sabe construir relatos que puedan resultar interesantes desde muchos puntos de vista. Fundamentalmente, El rey de los niños, como ya pasaba con El fénix de jade, se sostiene primero en lo social, en el retrato que hace de esta época en particular, y después en lo personal, en el magnetismo del propio juez. Conjugar ambas cosas no es fácil, y lo es aún menos en dos historias, dos misterios que son muy distintos entre sí, que no afectan a las gentes que vemos de la misma manera y que, por tanto, necesitan soluciones narrativas distintas. En El rey de los niños, Nie se permite incluso un cierto clímax de acción, a pesar del ritmo sosegada que requiere su personaje central y del mucho texto por el que apuesta para que sean los diálogos los que nos vayan dejando las siempre necesarias pistas para resolver el crimen. Nie consigue un equilibrio bastante interesante, y eso hace que la fluidez con la que avanza la historia sea tan natural como el retrato documentado de la China de la época que nos va ofreciendo. Se nota que hay un gusto exquisito por esa cultura y, por qué no decirlo, por el género, porque desde ambas perspectivas hay elementos muy positivos, tantos como para seguir esperando con ganas el ya anunciado tercer libro de la serie.
Y aunque la labor de Nie sea merecedora de adjetivos muy positivos, hay que reconocer también que uno entra ya convencido en el cómic de la mano del dibujo de Marty. Ya destacábamos en el primer libro la enorme capacidad que tiene para moverse desde un realismo enormemente cargado de detalles, y lógicamente esta segunda entrega no se aleja lo más mínimo de esa forma de narrar la historia. Si funciona, si es ya tan propia de Juez Bao, no hay razón para cambiar nada, y el preciosismo casi fotográfico del retrato de personajes y de la creación de escenarios sigue siendo sobresaliente. Marty sigue manejándose con mucha soltura con tintas negras, cuando dominan los fondos pero también cuando simplemente sirven para perfilarlos. Visualmente es complicado encontrarle un pero, incluso cuando puede dar la sensación inicial de que sus figuras son algo estáticas pero de repente nos damos cuenta de que sus primeros planos cobran una vida tremenda. Juez Bao y el rey de los niños se suma con fuerza a la serie, sin grandes novedades en realidad con respecto a lo que vimos, pero manteniendo un nivel muy alto, el que ya tiene el personaje desde su presentación inicial. Un buen trabajo que, aún admitiendo por muchas razones su carácter de rareza, puede satisfacer a públicos muy amplios y diversos.
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Hola, muchas gracias por la reseña. Pero el Juez Bao es un personaje de la China Imperial, no de Japón. Os agradeceríamos si pudierais corregirlo. Un saludo.
Hola, Javier. Toda la razón, lapsus imperdonable, que de hecho no hemos cometido en las otras reseñas que hemos hecho de esta fantástica serie. Ya lo hemos corregido. Un saludo y mil disculpas.