Director: Adil El Arbi, Bilall Fallah, Meera Menon, Sharmeen Obaid-Chinoy.
Reparto: Iman Vellani,Matt Lintz,Yasmeen Fletcher, Zenobia Shroff, Mohan Kapur, Saagar Shaikh, Laurel Marsden, Azhar Usman, Rish Shah, Arian Moayed, Alysia Reiner, Laith Nakli, Nimra Bucha, Travina Springer, Adaku Ononogbo, Samina Ahmad, Fawad Khan, Mehwish Hayat, Farhan Akhtar, Aramis Knight.
Guion: Bisha K. Ali, Kate Gritmon, Freddy Syborn and A. C. Bradley & Matthew Chauncey, Sabir Pirzada, Fatimah Asghar, Will Dunn.
Música: Laura Karpman.
Distribuidora: Disney.
Duración: 38-50 minutos.
Estreno: 8 de junio – 13 de julio de 2022 (Estados Unidos y España, televisión).
El argumental esencial con el que convence Ms. Marvel tiene nombre y apellido, los de Iman Vellani, que es uno de los mayores aciertos de casting de Marvel Studios después de la configuración original de su universo cinematográfico. Es fascinante que una cría de dieciséis años que se sale de todos los cánones habituales del superhéroe consiga iluminar la pantalla de una manera tan maravillosa en cualquier momento de la serie. Quizá por eso es una pena que Ms. Marvel no sea tan redonda como lo podría haber sido, porque padece del mal habitual de las historias de origen, el de querer contar demasiadas cosas que, en realidad, no tienen el tiempo ni el espacio necesarios para reposar como merecerían. Ms. Marvel, lo que seguramente casi todos queríamos ver, descansa en el último episodio, pero hasta llegar ahí la historia da muchas vueltas. Es la de Kamala Khan, por supuesto, la de esa muchacha americana de origen paquistaní que encuentra sus poderes y aprende a utilizarlos, aunque eso en realidad queda más o menos resuelto en el primer capítulo. De ahí hasta el final, la serie introduce villanos que cuentan menos de lo que sería deseable, cuestiones étnicas que al final pierden importancia e historias familiares que en realidad nos entretienen mientras llegamos a los dos memorables giros finales que son los que cambian por completo las reglas del juego.
Aunque vivamos en un momento en el que arrecian las críticas hacia Marvel, lo cierto es que no deja de intentar que sobresalgan productos muy distintos en su universo. Esta fase 4, de hecho, es la de la más absoluta diversidad, y una que, además, va encajando con cierta naturalidad, aunque no pierda del todo la sensación de que ahora mismo estamos probando qué funciona para saber a qué dar protagonismo después de la salida casi completa de los Vengadores originales. Ms. Marvel va en esa línea, en el rejuvenecimiento de la plantilla de héroes a los que seguimos, y por ese lado no hay tacha posible. Vellani es brillante, simpática, pizpireta y también una buena heroína de acción. Su conflicto es claro y está bien llevado, aunque sea su mundo el que no termina de desarrollarse. Hay quien piensa que no es fácil hacer la historia de un héroe si no vemos un claro villano frente a él, y de eso adolece en cierta medida Ms. Marvel, que se mete demasiado en el juego de los cambios de bando, hasta el punto de que no queda del todo claro contra qué ha luchado la heroína en estos capítulos, o cómo es posible que a esa muchacha a la que apenas se deja salir de casa de repente esté correteando por las calles de una ciudad paquistaní donde se está jugando el destino del mundo. Hay incongruencias en la historia, sí, argumentos por tanto para los más críticos, pero la diversión que proporciona la serie es adecuada.
Hay novedades con respecto al cómic en muchos sentidos, empezando por el origen y la manifestación de los poderes de la heroína, y eso, al final, habla bien de Marvel, que rompe con las expectativas y se adentra en terrenos más desconocidos. A partir de ahí, juega con el componente étnico que el cómic ya introdujo en el mundo Marvel, abriendo unas opciones visuales y sobre todo musicales que resultan maravillosas a lo largo de toda la serie, conjugando un tema clásico de superhéroe con tonos más tribales y exóticos que funcionan a la perfección. Puede que el acabado de los efectos visuales no termine de impresionar demasiado, porque es cierto que en televisión hay más limitación que en cine, pero tampoco es algo que desentone en una historia que, desde el principio, quiere bucear en lo emocional. Quizá algún día Marvel entienda que, al menos quienes devoran cómics de manera mensual, no necesitan siempre una historia de origen lineal, que es lo que nos ha ofrecido en Ojo de Halcón (aquí, su crítica), Caballero Luna (aquí, su crítica) y también aquí, pero el camino está ya bien marcado gracias al gigantesco carisma de Vellani. ¿Hemos dicho ya que hay que estar atento a la escena postcréditos? A eso y a algo que suena en la escena final, claro. Todo el futuro de Marvel cambia solo con eso.
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