‘Lightfall, libro uno. La última llama’, de Tim Probert

Editorial: Harper Kids.

Guion: Tim Probert.

Dibujo: Tom Probert.

Páginas: 252.

Precio: 16,90 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Abril 2022.

Es apabullante el número de fantasías juveniles al que podemos tener acceso en nuestros días. Y aún con la competencia feroz que cine y televisión suponen en un mundo tan audiovisual como este en el que vivimos, sobre todo para el público de menor edad, da gusto que el cómic no se achante en nada y siga ofreciendo opciones tan válidas e interesantes como la de Lightfall. Tom Probert juega con lo esencial en el primer capítulo de la serie, La última llama, con la fantasía, con elementos que no forman parte de nuestro mundo, con escenarios extraños y con muchas posibilidades, con personajes infantiles y juveniles con los que los lectores objetivos se puedan sentir identificados con facilidad, pero se arriesga con subtextos que son los que dan el alma al relato. Pocas veces veremos una manifestación tan extraordinaria de la ansiedad y el miedo como la que define a la protagonista de Probert, una niña que se lanza a la aventura de buscar a su abuelo adoptivo, que ha salido de su casa con un extraño objetivo. Lightfall tiene épica y acción, pero sobre todo es una historia sobre la amistad, sobre el desinterés y sobre las emociones. Y eso es precisamente lo que hace que una historia que pueda estar pensada para el exigente público infantil también sea perfecta para un lector adulto.

Vivimos en un mundo tan desprovisto ya de ingenuidad que casi podríamos considerar Lightfall como una rareza por la elegancia con la que se acepta todo lo que propone la serie. Y no hablamos de la mezcla entre humanos y seres extraños, animales antropomórficos de lo más singular y criaturas abiertamente fantásticas, sino de lo emocional. La niña es la clave de todo, por lo que siente y por lo que genera a su alrededor, sobre todo por un compañero de viaje cargado de optimismo a pesar de que todo lo que sabemos de él podría ser perfectamente un ser melancólico y triste, y en cambio es justo lo contrario. El toque de buddy movie que adquiere así la historia es muy divertido y emocionante, hace que los dos personajes crezcan de la mano y que cada punto de encuentro o desencuentro funcione admirablemente bien. Y eso sirve tanto para el crecimiento de los personajes como para la propia fantasía de la que forman parte, cuyas reglas vamos conociendo a través de ellos con mucha facilidad y sin artificios extravagantes o argumentos que parezcan sobrar, sin pesadas introducciones ni extensas explicaciones que ralenticen un ritmo que Probert maneja a su antojo, incluso guardándose algunas secuencias sin diálogo que también funcionan a la perfección.

La fantasía tiene obviamente un componente visual ineludible y necesario para que el lector entienda que está en un mundo distinto, y el resultado del trabajo de Probert es muy agradecido. Juega con una paleta de colores quizá algo oscura a priori para un tebeo juvenil, pero que no chirría en ningún momento y que no coarta los momentos de mayor entusiasmo, que los hay en una aventura que también sabe encontrar el drama, que se mueve bien entre tonos que parecen opuestos. No olvidemos que hemos hablado de que en La última llama hay una representación excepcional de la ansiedad infantil, y eso no lo es solo en su descripción con palabras sino sobre todo en su acertadísima manifestación visual. Esa es la guinda que corona un trabajo de ilustración bastante notable, que parte de un diseño muy interesante y que encuentra las mejores soluciones para todo lo que propone en este primer capítulo de la historia. Decíamos que hay muchas fantasías juveniles, y sin duda las hay, también en el cómic, y no vamos a trazar comparaciones con otros medios, estériles en realidad, pero sí vamos a defender lo mucho que se puede conseguir en viñetas. Lightfall, desde luego, lo consigue en este primer episodio, inteligente y muy bien construido, de una saga de la que ya solo cabe esperar lo mejor.

Gallimard publicó originalmente Lightfall. La dernière flamme en marzo de 2021.

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