‘Corazón de espinas’, de Ángel M. Sancho y Guillermo Monje

Editorial: Sallybooks.

Guion: Ángel M. Sancho.

Dibujo: Guillermo Monje.

Páginas: 204.

Precio: 25 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2022.

No sería del todo exacto decir que el cómic español ha tenido en algún momento un cierto tipo de complejo a la hora de abordar la fantasía, porque las revistas de los años 80 desmentirían por completo esa afirmación, pero si podemos decir que desde demasiado ámbitos no se tomaban estas propuestas tan en serio como las que podían provenir de otras industrias. Como si fuéramos en España menos avispados que en otros sitios para entender un género. Esto, afortunadamente, es agua pasada, y hoy vivimos un momento en el que muchos autores arriesgan con historias de género complejas y apasionantes, que además encuentran el reconocimiento que merecen. Es obvio que esos méritos se los achacamos a Ángel M. Sancho y Guillermo Monje, que en Corazón de espinas crean un retrato que engancha desde diferentes niveles, por lo bien que sabe sacar partido de un escenario tan propio del terror como es el bosque, de arquetipos como el rey o la bruja, aunque esta en realidad se presente más bien como una chamana, y de misiones heroicas tan propias del género. Su sorprendente y especial estilo visual hacen el resto para que la lectura pueda convencer con creces,  mientras estamos pasando páginas y tambien una vez que hemos finalizado, gracias a las distintas capas que vamos abriendo para llevar al corazón de la obra.

Al final se trata de eso, de acumular una serie de elementos que hacen que el relato crezca durante la lectura y que nos deje recuerdo una vez que la hemos finalizado. Si solo tuviéramos el bosque, probablemente no sería suficiente. Si solo fuera la historia de la chamana, tampoco. Como bien lo sería con el joven héroe al que seguimos. Pero la mezcla que hace Sancho es notable, porque convierte algo que sí podría parecer corriente si lo miramos con ojos ingenuos en algo bastante sorprendente en todo momento. Puede que tengamos una cierta predisposición a creer lo que nos cuenta el autor, aunque solo sea porque el género siempre atrae con cierta facilidad, pero hay que reconocerle un trabajo muy concienzudo para que las piezas encajen con mucha naturalidad. Eso es lo que permite que Corazón de espinas tenga encaje en el género, pero también que sea una historia de familia y linaje, de responsabilidad y de heroísmo, que llega bastante lejos en todo lo que se propone, incluso sabiendo que tiene que entrar en un juego de misterio que desemboque en un buen clímax. A Sancho no le obsesionan las respuestas, pero sí las preguntas, los escenarios, las ideas, y eso nos conduce por un viaje complicado, en el que puede faltarnos información pero nunca emociones con las que conectar con facilidad.

Estamos tan acostumbrados a que la fantasía heroica tenga un aspecto exageradamente realista, a que sus héroes sean fornidos y musculados, por lo que vías como la que emprende Monje pueden resultar algo chocantes, al menos en un primer vistazo. Y eso que no es la primera vez que nos asumamos a los que surge de su imaginación, Mundo Urraca (aquí, su reseña) ya fue una espléndida carta de presentación en ese sentido, pero es verdad que el tono y el color de esta aventura aporta algo fresco a la bibliografía del autor. Las siluetas, su particular manera de interpretar el retrato, la forma en la que incorpora elementos fantásticos, todo huye de los convencionalismos más habituales del género, y eso es algo que se agradece. Podemos imaginar cómo habría sido Corazón de espinas en manos de un ilustrador más realista, pero convendremos en que no sería una apuesta tan  original como esta. Es eficaz, es abierta y arriesgada, y eso hace que, al final, la experiencia que nos deja este cómic sea de lo más placentera, por el fondo y por la forma, porque es una espléndida propuesta de género que trata de no parecerse a otras y porque sabe ser fiel a lo que sus autores quieren contar, autores de esos cuyos nombres conviene tener bien subrayados porque sabemos que en el futuro seguirán dando que hablar.

El contenido extra lo forman un epílogo de Bouman y un portafolio de bocetos y diseños de Guillermo Monje.

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