‘Gilgamesh’, de Arnau López Mazorriaga

Editorial: Cósmica.

Guion: Arnau López Mazorriaga.

Dibujo: Arnau López Mazorriaga.

Páginas: 160.

Precio: 18 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Héroe de la mitología mesopotámica y soberano de la ciudad sumeria de Uruk, el nombre de Gilgamesh no le resultará ajeno a los conocedores de la historia y los mitos de la antigüedad, ni siquiera será extraño para quienes gusten de la fantasía, pero seguramente también podríamos decir que es un gran desconocido en sus detalles para mucha gente. Por eso, la apuesta de Arnau López Mazorriaga es atrevida, porque tiene que jugar con las bases de una figura enorme respetando su espíritu pero a la vez ofrecer algo que pueda convencer a los neófitos. Y el resultado es notable. Lo es porque escoge una estructura muy sugerente, una división en capítulos que allana la sensación de que estamos metidos de lleno en la creación de una mitología de base histórica pero con evidentes y necesarios elementos de fantasía y ciencia ficción, pero sobre todo por la forma en la que narra. Con un trazo sencillo, a veces incluso básico, consigue que entendamos cada secuencia de una manera bestial, y de una manera sobresaliente cuando prescinde de los diálogos y da espacio a una acción que resulta muy difícil de abarcar en una primera lectura y que deja poso. La grandeza de Gilgamesh está ahí, en estas páginas, y lo mejor de todo es la sensación de que va a seguir ahí una vez que dejemos el libro y lo recuperemos más adelante.

López Mazorriagam, debutante, nos sirve una historia en la que su personaje principal tiene una trascendencia gigantesca, y eso se siente. Como decíamos más arriba, podemos no saber quién es Gilgamesh, podemos no tener clara su importante en la historia y en la leyenda, pero todo eso nos da igual en estas páginas porque se siente su valor. Acierta a la hora de establecer que esto es una historia dentro de otra, lo mismo con el grupo de aventureros que se va conformando a su lado, y quizá lo que quede algo más difuso, puede que incluso de manera buscada, es la propia misión que emprenden. Resulta hasta paradójico que, en la búsqueda del retrato perfecto de un personaje aparentemente inabarcable (insistimos, tener esa sensación de manera continua es un enorme activo de este cómic y mérito indudable de su autor), el detalle tenga tanta importancia. Una obra de estas características tiene siempre el peligro de que se descontrole lo narrado para hacer justicia al ideal que el autor tenga en la cabeza, pero en este caso hay un equilibrio sobresaliente, que es lo que le permite conjugar escenas que se leen con mucha tranquilidad, con la atención que se debe de prestar a una historia que está siendo narrada aquí y ahora, con otras en las que el ritmo crece de una manera increíble, sobe todo en los combates queda dan épica al conjunto.

Quizá sea esto segundo lo que más llama la atención del dibujo de López Mazorriaga, y no le faltarán razones a quienes lo vean así. Lo cierto es que el dinamismo que tienen esas páginas concretas es salvaje, nos invita a ir saltando de viñeta en viñeta, de página en página, con una fluidez descomunal. Los combates son lo más fácilmente elogiable del trabajo del autor, y lo son porque muestran unas coreografías de enorme belleza, que saben conjugar el necesario salvajismo con una elegancia increíble en el movimiento. Y sí, esto es lo más fácil de ver, pero en el fondo es solamente la consecuencia de un espléndido trabajo de diseño. A veces, y más en géneros como este, cometemos el error de pensar que el realismo más intenso es la mejor y a veces hasta la única vía para contar una historia de esta naturaleza, y autores como López Mazorriaga demuestran que no es así. Su visión de la épica fantástica y de la mitología, lejos de lo que habitualmente vemos cuando se llevan a la literatura popular el panteón griego o el romano, es muy acertada, es distinta y fresca. Gilgamesh es, por tanto, una gratísima sorpresa, una que honra a su protagonista, al que sabe enseñar desde una perspectiva moderna, y que muestra a un autor que tiene un dominio narrativo bastante apreciable. Cuando se sale de Gilgamesh se hace con la enorme satisfacción de haber disfrutado mucho del viaje.

Proyecto ahora mismo buscando financiación en Verkami, podéis verlo pinchando en este enlace.

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