Cine – ‘Yakari’, de Xavier Giacometti y Toby Genkel

Título original: Yakari, le film.

Director: Xavier Giacometti, Toby Genkel.

Reparto: Diana Amft, Kathleen Renish, Hans Sigl, Patrick Bach.

Guion: Xavier Giacometti.

Música: Guillaume Poyet.

Duración: 83 minutos.

Estreno: 12 de agosto de 2020 (Francia y Bélgica), 16 de abril de 2022 (España, televisión).

Si el cómic americano de superhéroes fue un reto en la gran pantalla hasta que los efectos visuales alcanzaron el punto de madurez que podía hacer creíbles las hazañas físicas de sus protagonistas, las adaptaciones de iconos de la BD francobelga parecen tener el obstáculo de mantener el espíritu original de las series pero llegando a nuevos públicos de otros tiempos. Viene esto a cuento de Yakari, una película basada en la serie de álbumes de los suizos Job y Derib que sobre el papel resulta irreprochable, incluso rozando el sobresaliente en algunos momentos y si lo que buscamos es una de esas historias inspiradoras para los más pequeños, de esas que tienen mensajes de amor por la naturaleza y de amistad, pero que en el fondo no consiguen romper esa barrera que lleve al filme a quedarse en la memoria de los espectadores de una manera clara. Yakari es sencilla en sus planteamientos, a veces incluso extremadamente sencilla y por ello previsible, pero con una eficacia puntual fuera de toda duda. Hablamos de la historia de un niño indio que adquiere la capacidad de hablar con los animales, y eso le permite llegar a entablar una amistad con un caballo mítico, que es quien de verdad le enseña a respetar al reino animal, a pesar de que la base que ya tiene al respecto es la que le ha inculcado siempre su tribu.

En realidad, todo lo dicho anteriormente no puede hablar mal de la película, porque sus objetivos están tan definidos desde el principio que no hay nada que falle dentro de sus parámetros. Quizá, por esa barrera de la que hablamos, por esa suerte de atemporalidad que busca la historia, eso mismo es su techo, y por eso las miradas se van con mucha facilidad al estilo visual de la película, una animación por ordenador que quiere llevar a Yakari a la modernidad, pero que en todo caso quiere mostrar también una amabilidad clásica. Es un 3D con aspecto de 2D, si es que eso es posible, y eso hace que el acabado sea muy llamativo , quizá uno que pueda quedad a medio camino entre una u otra vía para decepción de algunos, aunque el movimiento de personajes y animales tenga la fluidez necesaria para convencer. Con el colorido que se suma a la propuesta, no falta nada en la pantalla para que los espectadores más jóvenes se queden prendados con la propuesta.  Es relativamente fácil que una película con animales y un niño como protagonista convenza, y por ese lado es irreprochable. No obstante, el debate del que hablábamos más arriba, el de las fronteras de las adaptaciones de la BD, sigue abierto, y eso que el codirector y guionista de la cinta, Xavier Giacometti, ya tiene experiencia con Yakari en formato televisivo.

Al final la conclusión más lógica viendo la película es que la historia funciona  relativamente bien, lo hace respetando la tradición del personaje, una que tiene casi cuatro decenas de álbumes para enriquecer una mitología que hay que tener en cuenta para tratar de convencer al público actual,  que quiere actuar como nexo de unión entre este mundo clásico y el de los nuevos lectores y que sabe amoldarse a sus limitaciones, que las tiene y acaban resultado obvias si miramos en detalle su animación o incluso lo más manido de su historia. Pero al final prevalecen los elementos más amables de la propuesta, sus buenas intenciones, sus lecciones éticas para los más pequeños, su concepto de la amistad y de la aventura, que es el motor esencial de la película. Incluso aunque no nos salgamos de los parámetros que se pueden imaginar ya desde el cartel de la película, la duración es adecuada para no caer en el aburrimiento. No hay mucho especialmente memorable en la película, sobre todo a partir del descubrimiento de la habilidad de Yakari para hablar con los animales y de las muchas escenas en las que tiene que ir mostrando esa capacidad para ampliar el elenco de secundarios, pero tampoco nada que falle. Se deja ver con agrado, sabiendo que esta es una propuesta claramente infantil.

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