Guion: Hubert.
Dibujo: Zanzim.
Páginas: 160.
Precio: 29,50 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Diciembre 2021.
Puede que no exageremos lo más mínimo si decimos que Piel de hombre es uno de los cómics más atrevidos y logrados de los últimos tiempos para definir los roles de género y las imposiciones de la sociedad. Puede también que, al decir eso, podamos pensar que hay limitaciones por un encasillamiento que tenga que ver con esa idea originaria del cómic que nos ofrecen Hubert y Zanzim. Y puede incluso que el escenario medieval nos invite a ignorar las descomunales resonancias actuales que tiene la historia que nos están contando. Todo esto puede suceder, pero haríamos bien en coger todo esto y extraer de cada elemento la parte más positiva, porque Piel de hombre es un extraordinario cómic, de los que perduran, de los que hacen pensar mientras disfrutamos con la poesía de un cuento medieval, de los que saben mezclar toques gozosos de fantasía, la misma historia habla de una joven que se coloca una piel que le hace pasar por hombre para así conocer mejor a su prometido antes de su boda concertada, con el realismo de unos personajes descritos con un mimo exquisito. No, no exageramos nada, Piel de hombre es un pedazo de tebeo, construido con una brillantez inusual y que sabe convencer en fondo y forma para convertirse en una lectura fascinante y muy necesaria en nuestros tiempos.
Hubert lo desafía absolutamente todo. Lo fácil en Piel de hombre habría sido jugar con los tópicos de género, y algo de eso hay porque la historia realmente lo necesita, pero su aventura es mucho más interesante. Habla de roles, habla de presiones sociales, habla de religión, de represión moral, de caminos rectos que se nos imponen, habla de deseo sexual, y no solo en la mujer, que ese también habría sido otro camino fácil para contentar a un público fácil, habla de estar a gusto con el propio cuerpo o con las decisiones que se toman a lo largo de la vida. Habla de tantas cosas que casi parece increíble que lo haga con tanta fluidez y con una riqueza temática que no rompe una línea argumental clara. Esta es la historia de Bianca, una joven dulce y de piel lechosa desde el momento en el que tiene que conocer a su prometido y por el camino por el que va encontrándose a sí misma en la vida. Esa pizca de fantasía que hay en la forma en la que Bianca consigue disfrazarse a ojos de todo el mundo para convertirse en un muchacho es la gota que termina de completar la genialidad que es Piel de hombre. Hubert consigue abrirnos los ojos sin aleccionarnos, logra transmitir mensajes sin que los veamos como una doctrina obligada, y nunca pierde de vista que, gracias a su escenario, nos está contando también un cuento maravilloso con una protagonista femenina formidable.
Ese toque de fábula lo entiende a la perfección Zanzim con su trazo fino y claro, con un diseño cargado de sencillez que ocultar una narrativa preciosa y por momentos incluso poética. Que poco necesita el ilustrador para que, perdonen amigos lectores el juego de palabras tan evidente con el título de la obra, nos metamos en la piel de los personajes. En la de todos, porque, ojo, Piel de hombre no es tanto un ejercicio de diseño como un relato que bucea en las emociones de los personajes también desde su dibujo. Cuando toca introducir algún artificio que eleve la narración gráfica, Zanzim no tiene ningún reparo en hacerlo, pero su mayor logro en estas páginas es conseguir que las emociones de todos y cada uno de los personajes sean palpables y analizables desde el mismo momento en el que les vemos en cada viñeta. Por eso mismo saca tanto partido a los dibujos que no tienen el apoyo del texto o del diálogo, porque saber prescindir de su necesidad para que sigamos metidos en la historia. Piel de hombre es una premiadísima sorpresa, y más allá de todas esas menciones que puedan predisponernos a esperar lo mejor, lo cierto es que un cómic que excede todo lo que pudiéramos esperar de él. Y encima con un toque reivindicativo contemporáneo que no sirve más que para acentuar todos sus logros, que son muchísimos. Brillante.
Glénat publicó originalmente Peau d’homme en marzo de 2020.
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