‘Nacido salvaje’, de Óscar Aibar y Fernando de Felipe

Editorial: ECC.

Guion: Óscar Aibar.

Dibujo: Fernando de Felipe.

Páginas: 96.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Diciembre 2021.

Es fascinante que la revista siga tan viva en el cómic actual, aunque sea alejándose del mismo formato que causó furor hace no tanto tiempo. Ahora nos llegan antologías editadas con mimo y hasta un cierto lujo que seguro que quienes publicaban en aquel precario medio no habrían imaginado ni en sus mejores sueños. Nacido salvaje surgió, efectivamente, en una de esas revistas, Totem El Comix, como una serie de historias cortas que lidiaban con las consecuencias de la guerra de Vietnam en los combatientes que regresaban a un mundo que ya no entendían. Hay en la obra de Óscar Aibar y Fernando de Felipe un conocimiento sobre la sociedad norteamericana que llega a asombrar por lo preciso que es su retrato. No se trata solo de un impacto evidente o de encontrar historias extremas y violentas, que también, sino de que en las historias de Nacido salvaje veamos cómo puede llegar a afectar una guerra como aquella, cruenta y sin solución, a las mentes de personas jóvenes y con toda la vida por delante. Ahí, en ese trasfondo psicológico, es donde esta antología tiene su razón de ser. No llegan a ser ni una decena de historias, y aún así el poso que dejan es grande. Tanto como para que más de treinta años después se piense en ellas para crear un libro como este. Lujoso, casi como si fuera una metáfora más de la sociedad que nos muestra en sus páginas.

Aibar no tiene miramientos para enseñarnos la crudeza del regreso a la sociedad de hombres trastornados, pero acierta en algo fundamental: darles nombre y apellido a cada uno de sus protagonistas. No se trata de ver a personajes anónimos o que puedan acercarse a los terrenos de la ficción, sino de entender que estas historias, reales o inventadas, podrían haber sucedido tal y como se cuentan. Aibar no quiere personajes, sino que necesita personas, y con muy pocas páginas es capaz de trazar un completo retrato psicológico de cada uno de ellos para que entendamos qué ha fallado en sus cabezas para llegar al violento final que todos y cada uno de los relatos tiene. Nacido salvaje es, en sentido, una obra crítica con la sociedad capitalista, pero sobre todo es un crudo retrato humano. No es una culpabilización externa de lo que les sucede a estos muchachos, pero tampoco rehúye el papel global de la sociedad en su triste regreso a una vida que podríamos denominar normal. La sensación que deja el libro es demoledora porque nos enseña que las consecuencias de la guerra no entienden de condiciones sociales, de ricos o de pobres, de blancos o de negros, de éxito o fracaso personal. Nacido salvaje nos recuerda que había un talento descomunal en aquellas revistas de cómic que ahora tenemos tan idealizadas, y con razón.

La excusa para la recuperación de esta serie, no obstante, es el trabajo de su ilustrador, no en balde estamos hablando de un volumen enmarcado en la Biblioteca Fernando de Felipe, pero no podíamos dejar pasar la ocasión de reivindicar de una manera clara lo que Aibar aportó a Nacido salvaje. Lo que sumó De Felipe es más evidente gracias al poder visual del cómic. La suya es una caricatura clara, pero que sabe amoldar al drama continuo que son las historias de este libro. Quizá su trazo sea lo que nos coloca en una situación de conexión más clara con lo que estamos leyendo, pero a la vez lo que nos aporta un cierto halo onírico, como si lo que estamos viendo nunca llegara a tener lugar. Esa peculiar dicotomía le permite entrar sin miedo en el retrato de la guerra que tan bien conoce, pero también en el de las muy distintas realidades que nos enseña la serie, aprovechando con mucho acierto los distintos escenarios que vemos, hasta adentrándose en los terrenos del western cuando es preciso para rendir homenaje al mundo del cine. Nacido salvaje es uno de esos tebeos que resultan imprescindibles para conocer una época pasada pero nunca olvidada del cómic español, pero también una obra que destaca por lo bien que consigue los propósitos iniciales de la obra, ese retrato social y la manera en la que disecciona la guerra y sus consecuencias.

El volumen incluye historias publicadas en Tótem El Cómix entre 1988 y 1989. El contenido extra lo forman una introducción de Montecarlo, un epílogo de Andrés Hispano, artículos de Hispano sobre la obra publicados originalmente en la edición en grapa que Glénat lanzó en 1995, un portafolio de bocetos y diseños y las portadas originales de Fernando de Felipe.

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