Guion: Lucas Harari.
Dibujo: Lucas Harari.
Páginas: 188.
Precio: 32,90 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Febrero 2022.
Lo que Lucas Harari ofrece en La última rosa del verano es bastante sorprendente. Lo que parece arrancar como una historia más o menos costumbrista, la de un aspirante a escritor en una residencia veraniega, se convierte en una intriga hithcockiana, con su macguffin, con su femme fatale, con sus personajes misteriosos y rincones oscuros. Y aunque el final pueda parecer algo sorprendente para el desarrollo que estaba teniendo la obra, lo cierto es que es todo bastante lógico y adecuado, Harari consigue esa necesaria inmersión en una aventura y en una intriga que funcionan bastante bien. No falta ningún ingrediente a la propuesta, que sabe incluso jugar con lo irracional que hay en el comportamiento de los personajes, sobre todo del protagonista. El camino para ello no es otro que el de la identificación más absoluta. Los silencios de este escritor son la mejor manera en la que nosotros, desde este lado de la página, somos capaces de plantearnos qué pensaríamos o cómo reaccionaríamos en cada una de las situaciones que vamos viendo, las de la diversión, las del misterio y, por supuesto, las del peligro. Sin ser una propuesta pura de género, lo cierto es que el noir que ofrece es bastante inteligente, partiendo sobre todo de los actores, el principal y los secundarios, y de una ambientación modélica.
La última rosa del verano es, en sí misma, una historia bastante inclasificable, y eso es parte de su encanto. Arranca como un retrato de un escritor que todavía no ha encontrado la manera de serlo y que ve una oportunidad de trabajar a gusto en esas vacaciones forzadas, con el macguffin de ese primo con el que se encuentra, historia que queda convenientemente de lado. La presencia de una joven, una adolescente en realidad, que llama la atención del protagonista desde el primer momento, es la mejor manera de que nos adentremos en los dilemas que plantea el relato. Y las tramas se van desplegando, por momentos sin que sepamos realmente hasta dónde nos quiere conducir el relato. Y esa es la gracia, la sorpresa continua. Como si estuviéramos realmente en la piel del actor principal, vamos descubriendo qué es lo siguiente que va a pasar cuando damos la vuelta a la página, y esa es una sensación francamente agradable porque nos mantiene despiertos y alerta. Quizá no tener un foco claro desde el principio ayuda a que esa sensación predomine, aunque pueda ser algo contrario a lo que cualquier manual del buen escritor podría marcarnos como la mejor manera de construir una historia. Pero da igual, porque Harari controla este aparente caos sin foco de una manera bastante inteligente, dejando que todo fluya.
Desde la personalidad del escritor protagonista de la historia hasta este nuevo mundo que ha descubierto por casualidad, uno de sol, playa, fiesta y misterios en el que se cuela también su amor por la lectura y la escritura, todo queda retratado con un sabor visual clásico hasta decir basta en algunos aspectos y bastante moderno en otros. Harari fusiona, y lo hace con inteligencia, para que por momentos sintamos que estamos ante un tebeo de los años 70 y en otros ante la más contemporánea pieza que podemos encontrar, como es el caso. Lo esquemático de sus personajes en su imagen, que es algo muy presente, no merma en nada las pretensiones de dibujo del autor. Al contrario, de alguna manera es por esa vía por la que todo se desarrolla con una enorme naturalidad. La última rosa del verano tiene muchas capas que explorar, muchos detalles que ver, influencias de todo tipo en los diferentes segmentos de esta historia, y la habilidad que tiene Harari es la de mezclar todo esto sin que parezca algo forzado y sin perder todo el entretenimiento que tiene la historia en cada una de sus partes. Es toda una sorpresa, y lo es de manera continua. Salvando las distancias, no es una mala carta de presentación para una historia que no tiene miedo alguno en presentarse como heredera de las inquietudes de Hitchcock.
Sarbcane publicó originalmente La dernière Rose de l’été en julio de 2020.
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