Título original: Les aventures extraordinaires d’Adèle Blanc-Sec.
Director: Luc Besson.
Reparto: Louise Bourgoin, Mathieu Amalric, Giles Lellouche, Jean-Paul Rouve, Jacky Nercessian, Philippe Nahon, Nicolas Giraud, Laure de Clermont-Tonnerre, Gérard Chaillou, Isabelle Caro, Moussa Maaskri.
Guion: Luc Besson.
Música: Éric Serra.
Duración: 107 minutos.
Distribuidora: Tripictures.
Estreno: 9 de abril de 2010 (Francia), 10 de septiembre de 2010 (España).
Cuando uno se acerca a Adèle y el misterio de la momia, lo hace con sensaciones encontradas que inevitablemente abren expectativas que, al no colmarse, juegan en contra del resultado final de la película. Por un lado está la forma en la que el cine francés ha abordado las adaptaciones de sus BD más populares, que hace que tengamos la sensación de que el estilo del filme está de alguna manera ya predeterminado antes incluso de que las viñetas empiecen a cobrar vida en la pantalla. Por otro lado, el hecho de que sea Luc Besson quien forma la película hace que también esperemos algo muy concreto, algo del Besson de El quinto elemento o del que después insistió con las viñetas como punto de partida con Valerian y la ciudad de los mil planetas (aquí, su crítica). Y con estas premisas, como decíamos, el resultado final se queda entre dos aguas de una manera constante, con lo que es difícil saber si estamos ante una comedia fantástica, ante una película de aventuras de inspiración egipcia más o menos tradicional o ante algo distinto a todo lo anterior. Y sí, entretiene de una manera relativamente aceptable, pero lo hace sin que tengamos del todo claro a qué tipo de público pensaba enganchar Besson con esta historia de pterodáctilos sueltos por París y de momias resucitadas en el París de 1910.
No da la sensación de que el objetivo sea engatusar a los seguidores de Jacques Tardi, en cuyos cómics se basa Besson de una manera más o menos libre, sino que al final todo parece pensado para espectadores de menor edad. La película descansa en tres pilares fundamentales. El primero es su protagonista, Adèle, interpretada con mucha energía por Louise Bourgoin. Quizá su realidad sea demasiado sarcástica para que encaje con la tragedia que impulsa sus actos, y que se explica antes del clímax final, pero su trabajo es decidido y tiene carisma como para soportar la historia casi por sí sola. Ahí la película aprueba, y quizá por eso sorprende que haya tantos pasajes en los que ella no tenga tanto peso y este pase a los otros dos elementos. El segundo es la comedia, bufa en extremo como para resultar interesante para un público que no sea de edad juvenil, y a pesar de que la aventura en Egipto sí parezca sostenerse bastante bien en esas premisas. Y el tercero son los efectos especiales, que son casi contradictorios, buscando la espectacularidad en el ya mencionado pterodáctilo y la comedia más abierta a la hora de mostrarnos a las momias. Cada parte parece funcionar, pero la película no termina de sentirse como un conjunto homogéneo, le falta cohesión y un objetivo claro.
En el fondo, es algo que a Besson le pasa bastante, y que Valerian por ejemplo también evidenció dentro de su festival de efectos especiales, que aquí está algo más contenido, porque si miramos por separado los elementos de estas películas, también de Adèle, hay muchos que se sostienen muy bien de manera momentánea. Pero al final son demasiadas apuestas combinadas en una propuesta muy condensada, que ni siquiera llega a las dos horas, y que a veces no es fácil de seguir, no por su contenido o su humor, sino por sus objetivos reales, los que tendrían que explicarnos de qué va realmente la cinta. El problema está en los saltos que pega, de un desafiante desnudo femenino a las bromas coloquiales de una momia casi de dibujos animados, de pretensiones más o menos ambiciosas en lo temático, al final se trata de vencer a la muerte durante todo el metraje, a un partido de tenis que roza lo paródico y hasta lo absurdo para convertirse en el eje dramático fundamental de la historia en su resolución. El caos de Besson, por mucho que entienda las secuencias de una manera divertida y juguetona, se lleva por delante algunas de las buenas pretensiones de la película. Y lo decíamos, sí, es entretenida, pero tiene el defecto de ser olvidable en extremo una vez que se ha visto.
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