Guion: Steve Eagle, James Robinson, Rob Walton, Steve Seagle, Darko Macan.
Dibujo: Ho Che Anderson, Teddy H. Kristiansen, Rob Walton, Paul Grist, Edvin Biukovic.
Páginas: 424.
Precio: 40 euros.
Presentación: Cartoné.
Publicación: Diciembre 2021.
Grendel es un personaje atípico. Es uno de los villanos de cómic más longevos, tiene ya 40 años, que ha sostenido su propio universo por sí solo, sin necesidad de tener a un héroe concreto como némesis. La creación de Matt Wagner, eso sí, hace tiempo que dejó de ser solo un personaje, y Grendel Tales es precisamente la demostración de hasta qué punto se puede expandir este mundo. Esta serie de miniseries es una exploración del concepto de Grendel sin la aportación del propio Wagner, que deja las historias en manos de otros autores, entre los que ahora se destacan algunos nombres por derecho propio pero que entonces tenían muy poco recorrido en el mundo del cómic. Este primero libro de los dos que forman la serie contiene cinco relatos de extensión diversa que funcionan de manera absolutamente independiente y que, por esa misma razón, aportan diversidad y también irregularidad al conjunto. Son historias que beben de Grendel, sí, pero que son en realidad propuestas muy distintas a las de Wagner. Hacen crecer su mundo, pero lo hacen desde escenarios muy diferentes y, por tanto, las claves no son las mismas. No hace falta ser un erudito en el Grendel de Wagner para conectar con estos relatos o siquiera para entenderlos, aunque lo cierto es que por su misma naturaleza ese conocimiento ayuda bastante.
Venerar al diablo, de Steven Seagle y Ho Che Anderson, es la primera propuesta que se hizo dentro de este concepto, fue la que debía abrir el camino, aunque Grendel Tales se retrasó como tal algunos años más. Es la más corta de todas las historias y, de alguna manera, una de las más desconcertantes, pero en el buen sentido, porque habla del legado de Grendel con mucha inteligencia. En Cuatro diablos, un infierno la extensión crece, nos vamos hasta los seis episodios y tenemos las firmas de dos de los nombres ahora más populares. Sobre todo el primero, los de James Robinson y Teddy H. Kristiansen. Con ellos nos adentramos en un relato noir, de ciencia ficción oscura y turbia. La presencia de cuatro Grendels que introduce Robinson es quizá el mayor aliciente del relato, junto el dibujo de un Kristiansen que se muestra muy suelto a la hora de mostrar todo un universo independiente en sí mismo, y en el que se intuye la importancia de este icono como parte de una sociedad muy áspera. No es fácil de seguir en algunos momentos, porque Robinson exige bastante, pero acaba siendo bastante eficaz, sobre todo cuando el ritmo crece acompañando a esa narración de género negro que se convierte en algo tan protagonista como los propios Grendel que van marcando el paso del relato.
El martillo del diablo, de Rob Walton, traslada el concepto a la Edad Media y lo diluye con la religión cristiana como oponente, lo cual añade un matiz formidable al relato. Habla del orden natural de las cosas, de venganza, y quizá no termina de concretar todo lo que propone a pesar de un clímax espectacular, pero es muy interesante. El diablo entre nosotros, de Steve Eagle y Paul Grist, el creador de Kane, es la segunda historia más larga del libro, cinco capítulos, y aprovecha un escenario que bebe mucho de La cosa de John Carpenter para mostrarnos a un Grendel muy intenso, uno que desea morir por la culpa y que es objeto de discordia entre una expedición ártica abandonada a su suerte en una base. Hay ideas muy atractivas en este conjunto, pero a la vez otros conceptos que entran de una manera un tanto abrupta. Cierra este volumen Diablos y decesos, de Darko Macan y Edvin Bukovic, que podríamos considerar como la más completa de estas historias por lo bien que lleva su futuro distópico, su acción, y la manera en la que entiende el concepto de Grendel. Diversidad, desde luego, dentro de estos Grendel Tales que saben honrar desde sus diferencias lo que Wagner llevaba ya por aquel entonces una década desarrollando y que todavía hoy sigue teniendo peso e influencia.
El único contenido extra son las cubiertas originales de Ho Che Anderson, Teddy H. Kristiansen, Rob Walton y Matt Wagner.
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