‘Le puede pasar a usted’, de Álvaro Terán

Editorial: Fandogamia.

Guion: Álvaro Terán.

Dibujo: Álvaro Terán.

Páginas: 104.

Precio: 10 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Diciembre 2021.

Analizando Le puede pasar a usted, la última locura surrealista de Álvaro Terán, vienen a la mente dos claras reflexiones. La primera, que el libro no estará tan muerto como algunos quieren hacernos ver si un webcómic acaba teniendo una versión física para que los lectores fieles puedan hacerse con ella. La segunda, que la comedia, el humor, la tontería más divertida, tiene un rincón bastante apreciable en el mercado. Y cuanto más corta y tonta la tontería, más divertida resulta. Ahí Terán sabe moverse como pez en el agua y nos ofrece en Le puede pasar a usted docenas de situaciones que no, no podrían pasarnos, pero que con la tontería seríamos capaces hasta de creernos… o de trazar paralelismos con tonterías que sí nacen de la vida diaria. No podemos meternos en la cabeza de Terán, y seguramente tampoco nos dejaría salvo en un gag de los suyos en los que un crítico se metería físicamente en el cerebro de un autor, pero da la sensación de que este es uno de esos cómics en los que el autor disfruta de tal manera que se tiene que notar cuando leemos sus locuras. Y son muy locas, sí, porque es lo que corresponde a un tebeo que en su portada nos ofrece un tiranosaurio de brazos tremendamente largos jugueteando con un bebé como si fuera la cosa más normal del mundo. Claro que, bien pensado, eso sí sería normal en el mundo de Terán.

Terán es puro El Jueves, como se ve por ejemplo en Abierto en canal (aquí, su reseña), serie que de hecho nace en la revista que se publica los miércoles. Pero a la vez es puro Terán con más fuerza todavía. Y eso es bueno, porque en este mundo políticamente correcto en el que vivimos siempre es divertido encontrar humoristas que se salen de la norma con la sana intención de hacer reír, sin necesidad de tener que transgredir a cada momento. Eso lo hace también, pero cuando quiere. Usar a Hitler como elemento cómico es una buena manera de declararlo, pero también la de hacer lo propio con Mario, el de Mario Bros., o jugando con arquetipos como los de los monstruos del terror clásico. La estructura de los gags es siempre la misma, cuatro viñetas cuadradas en las que quepa una historia cerrada de final incierto. Y si es incierto es porque Terán es un escritor imprevisible. No le busquéis la lógica porque no quiere tenerla, al menos no una lógica relista y cercana, y esa es la base de su humor. Funciona, desde luego, porque tiene normas propias y las lleva hasta el extremo sin salirse ni un ápice de lo que quiere contar, honrando esa libertad creativa desde la que parte para dar forma a esta serie de viñetas. Y divierte, sí, como siempre cuando hablamos de la comedia si el lector entiende y empatiza con este humor tan directo.

Esa estructura de cuatro viñetas de la que hablábamos marca mucho el aspecto visual del cómic. Su origen como webcómic, también, porque hay una apuesta clara por la sencillez y por el chiste más directo. No significa eso que esté menos cuidado su aspecto visual con respecto a otras obras del autor, ni mucho menos, pero sí que tiene un propósito muy definido desde el principio. Por eso los colores de fondo cambiantes en cada página, por eso la ausencia de fondos en muchos de los dibujos, por eso la claridad y sencillez de su caricatura, para que entendamos desde el primer momento todo lo que vemos. Terán es funcional, y a la vez divertido. Y cuando se pone a meter detalle a sus personajes nos lleva a pensar que, si se lo propusiera, podría hacer otro tipo de cómic sin problema. Eso da una idea de que lo que vemos es justo lo que nos quiere mostrar. Puede que dar protagonismo a una pizza sea una forma de ahorrar tiempo, sí, pero ahí también encuentra la gracia Terán. Le puede pasar a usted tiene ese encanto, que uno no sabe muy bien de dónde sale lo que está leyendo. De todo podemos culpar a Terán, obviamente, pero más que intentar entenderle lo mejor que podemos hacer es intentar divertirnos con estas píldoras que nos lanza a la cara y con las que mira al mundo de una manera tan particular.

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