Guion: Robbie Thompson, Jeremy Adams.
Dibujo: Javier Fernández, Fernando Pasarín.
Páginas: 96.
Precio: 8,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Octubre 2021.
Con ideas como las que sirven de base a Escuadrón Suicida, macroeventos como Estado futuro son un auténtico caramelo. ¿Por qué? Muy sencillo, si se trata de que sintamos en todo momento la posibilidad de que un personaje pueda morir, ¿qué mejor manera de hacerlo que situando la acción en un futuro alternativo? Cierto es que las editoriales, por mucho gamberrismo que quiera meter un autor, tienen sus maneras de frenar las locuras demasiado salvajes, pero es también indudable que aquí hay más posibilidades de las que puede haber cuando se toca a iconos como Batman, Superman o Wonder Woman, cuyas muertes o transformaciones son en sí mismos acontecimientos que suelen tener mucha más publicidad. Las dos historias que componen este volumen, la del Escuadrón Suicida de Robbie Thompson y Javier Fernández y la de Black Adam de Jeremy Adams y Fernando Pasarín, entran muy bien en el juego que se propone, son dinámicas, violentas y con momentos de los que exigen el lucimiento de un ilustrador para que el lector se lo pase tan bien como se espera cuando las ideas fluyen sobre la hoja en blanco. Y sí, casi hasta podríamos decir que tiene algo de placer culpable precisamente por esas mismas razones. ¿Trascendencia? En realidad, no demasiada, pero sí acierta en las pretensiones que tiene.
Las sensaciones de las que hablábamos son algo más acusadas, lógicamente, en Escuadrón Suicida. Thompson parte, de hecho, de una suerte de Liga de la Justicia más o menos creada en los parámetros del Escuadrón para recordarnos que Escuadrón, como tal, solo hay uno. Es muy divertido, en todo caso, ver a versiones siniestras de los héroes más grandes del universo DC dándose de palos con los más clásicos integrantes de la fuerza suicida más popular, pugnando de una manera muy curiosa por una hegemonía nada deseable en ese rincón superheroico en el que no hay precisamente aplausos para las acciones de sus protagonistas. Fernández, además, es una delicia en todas las páginas que dibuja, sabe sacar espectacularidad hasta de las situaciones más anodinas, y eso convierte este rincón de Estado futuro es uno de los más atractivos desde el punto de vista visual, no solo por el amplio número de redefiniciones visuales que nos propone sino por la misma narrativa gráfica que tiene, que sabe aprovechar las dosis de pose que tiene que tener siempre un cómic de superhéroes, pero sobre todo destaca cuando la acción, y hay mucha, toma protagonismo. No es que la historia se quede grabada para siempre en nuestra mente, pero no se puede negar que el sano entretenimiento que propone cumple con creces.
En el caso de Black Adam hay más intención de espectáculo que de riesgo vital para sus personajes, al menos durante el desarrollo de una historia que claramente se ve empujada hacia un clímax que redondee la propuesta. Cogiendo como base las versiones de DC One Million, la apuesta visual es también fascinante, y una muestra más de que Estado futuro apuesta, sobre todo, por una gigantesca diversidad de escenarios temporales y por honrar revisiones que hayan podido ser más o menos afortunadas en su momento. Colocando a Black Adam en el centro de todo, un Black Adam por cierto con cierto riesgo, Adams quiere que el lector se sienta más cómodo de lo que seguramente aquel DC One Million consiguió, y Pasarín, como Fernández, sabe sacar partido a la ingente cantidad de personajes que se mueven por sus páginas y a las versiones distintas de los personajes con las que tiene que jugar. Black Adam se queda igual en un terreno en el que pesa mucho lo alternativo, y quizá por eso esa idea de que todo llega a su fin no es tan vital, pero aún así sabe moverse en lo que propone y se lee con mucha facilidad, que al fin y al cabo es lo que se necesita en un evento tan gigantesco y que afecta a tantos personajes y momentos. Las dos historias son un correcto entretenimiento con más que rascar en lo visual que en lo argumental.
El volumen incluye los dos números de Future State: Suicide Squad, publicados originalmente en enero y febrero de 2021. El único contenido extra son las cubiertas originales de Javier Fernández y Derrick Chew.
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