Guion: Lukas Kummer.
Dibujo: Lukas Kummer.
Páginas: 112.
Precio: 16 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Octubre 2021.
La aventura más clásica vive una era en la que se impone su actualización. Esto no es algo bueno ni malo en sí mismo, el discurso es el mismo que con tantas otras transformaciones, depende de la calidad que se ponga en el empeño y no tanto de esa idea renovadora que se quiera aplicar a una historia más o menos clásica. Hay en Príncipe Gigahercio una clara voluntad de actualizar las leyendas artúricas para situarlas en un escenario de ciencia ficción postapocalíptica, y en el caso de Lukas Kummer podemos decir sin miedo que ese propósito renovador está más que cumplido. La suya es una historia de resonancias clásicas, pero fresca en su ejecución, es el camino del héroe de toda la vida, de un héroe que despierta en un mundo que le es extraño al principio pero en el que va encontrando los elementos que le recuerdan su misión. Y es a la vez algo distinto, nuevo, sorprendente, no solo por las formas que utiliza sino por los detalles con los que se va construyendo la historia. Habla de ciencia y magia y de cómo se contraponen de una manera tan elegante, tanto para el caballero que protagoniza este viaje como para recrear esa mencionada actualización del género. Y la aventura, de esa manera, fluye tan bien que casi llegamos a su final sin que nos demos cuenta. Buen final, por cierto.
Hay algo curioso en la innovación de Kummer y es que si el escrutinio lo hacemos de una manera minuciosa veremos que en realidad no hay un salto tan grande con respecto a las historias clásicas a las que honra. Sí, por supuesto, se introducen muchos elementos de ciencia ficción, una tecnología distinta a lo que podríamos esperar si este fuera un cuento artúrico clásico o si el entorno de cuento de hadas que por momentos se intuye no estuviera pisoteado por una guerra radioactiva que se lo ha llevado todo por delante, pero el arquetipo está ahí, en el protagonista y en muchos de los personajes que le rodean, también en el mismo desarrollo del relato y las emociones que va despertando. Pero quizá esa es la gran habilidad de Kummer, que jugando con elementos más o menos tradicionales consigue lo que satisface a cualquier autor y, desde luego, a los lectores: personalidad. Príncipe Gigahercio es notablemente fresca, tiene un sentido del entretenimiento noble y acertado y crea un personaje central cuyo análisis se va transformando a medida que transcurre el relato y vamos recibiendo más información de su presente y, sobre todo, de su pasado, que es al final lo que marca de una manera más evidente este viaje, casi una redención, y desde luego una aventura notable y muy intensa.
El estilo visual de Kummer invita también a ver Príncipe Gigahercio con esa pretensión renovadora, porque, desde luego, se aleja del estilo realista que toda la vida ha encajado en este tipo de cuento, o en la caricatura más sencilla, que quizá nos pueda invitar a pensar que su público objetivo es de menor edad, aunque eso la mayor parte de las veces no sea cierto. Kummer apuesta por una sencillez madura y adulta, una que no se recrea en los aspectos más crudos de este mundo postapocalíptico pero que tampoco los oculta, uno en el que la economía de formas y líneas habla con tanta claridad como la paleta de colores escogida para dar vida a este universo, que sabe moverse muy bien en entornos naturales y artificiales, y que da sentido visual a cada giro que da la historia. Hablábamos de sencillez, y es evidente cuando miramos al perseguidor de nuestro protagonista, pero también al rostro del héroe o a los elementos arquitectónicos que tienen que transportarnos a este lugar concreto en el que acontece el relato. El estilo, desde luego, es lo suficientemente llamativo como para que sus méritos narrativos exploten de una manera evidente. Y es por eso que Príncipe Gigahercio se convierte en una lectura intensa, muy entretenida y que deja poso en la mente del lector para entender toda la experiencia que acaba de vivir cuando cierra la última página.
Zwerchfell Verlag publicó originalmente Prinz Gigahertz en junio de 2020.
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