Guion: Yumiko Igarashi.
Dibujo: Yumiko Igarashi.
Páginas: 200.
Precio: 9 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Septiembre 2021.
Puede parecer fácil la premisa de Ann es Ann (aquí, reseña de su primer volumen), pero vamos a arrancar con un spoiler creativo para dejar claro el mérito que tiene la historia: no lo es. Lo parece porque el relato nos muestra a una adolescente que para evitar la separación de sus padres se convierte en dos muchachas diferentes, cada una pensada para satisfacer el deseo de cada uno de sus progenitores. Pero si en el arranque de la historia Yumiko Igarashi se centra en el enredo, y justo eso es lo que puede parecer en algún momento sencillo, en el final de aquel primer libro ya empezaba a mostrar consecuencias más interesantes del juego que se traía Ann con sus padres. En este segundo todos esos elementos explotan de una manera tremenda. Se mantiene el enredo, pero ya no como juego, ya no es el humor lo que mueve la historia. Ahora Ann roza la desesperación en demasiados momentos y pasa de ser una joven caprichosa a una realmente perdida. Esa evolución, convertirlo en algo distinto pero que a la vez no traicione lo anterior, es el gran mérito que se le puede reconocer a Igarashi y el motor que hace que, al final de este volumen, nos quedemos con ganas de que llegue el siguiente, síntoma inequívoco de sus aciertos a la hora de construir una historia que, como la protagonista, pugna por encontrar su propia madurez.
Para llegar a ese punto, Ann es Ann se convierte en un relato que habla sobre la identidad, pero ahora de otra manera. Antes, insistimos, el camino aparentemente más sencillo era el motor de la serie, las dos Ann eran una contraposición evidente. La Ann de Nueva York, la de su madre, no tenía nada que ver con la Ann del rancho, la de su padre. Pero cuando la misión de la joven de reunir a sus padres zozobra de una manera casi humillante, algo que se ve claro desde el principio salvo en el caso de nuestra protagonista, esas dos identidades empiezan a confundirse de una manera dramática. Ann es Ann pasa a ser así una historia sobre el descubrimiento personal, el deseo de encontrar un camino nuevo, por mucha resistencia que pueda oponer Ann en un principio la serie empieza a hablar así de una manera diferente, se descubre lo que realmente piensan los personajes sobre la joven, sobre sus dos personalidades y sobre quién es de verdad (que es precisamente lo que se intenta descubrir en este segundo volumen), y de alguna manera eso acaba siendo una interesante reflexión sobre las máscaras que vestimos en nuestro día a día y cómo reaccionan las demás personas ante ellas, las que se ganan nuestra confianza, las que manifiestan envidia y las que no sienten aprecio por nosotros.
Es curioso cómo todo eso también se ve reflejado en el dibujo de Igarashi, y de hecho una de las razones por las que hay que valorarlo más allá de su evidente belleza visual. Las dos Ann tiene el carácter necesario para que las podamos entender, y las dos tienen su razón de ser más allá de esa fachada que vemos de ellas. Por eso es tan divertido ver cómo se fusionan por momentos, la confusión que producen en otros personajes cuando la protagonista no sabe mantener el papel que corresponde y la obligada empatía que despierta una tercera Ann, la que empieza a nacer al final de este volumen, la que tiene que dar fin a los juegos caprichosos que nos enseña la historia y dar en la Ann adulta que ya empezamos a vislumbrar. Igarashi domina la tragicomedia que plantea y los retos visuales que tiene cada una de las escenas, las que nos muestran a una Ann más infantil y e ingenua y las que se acercan al abismo de la soledad que tanto teme. Y todo con un considerable desfile de complementos en forma de ropa, peinados, escenarios urbanos y campestres y personajes muy variados que abarcan desde los pretendientes de la muchacha hasta el crío que amenaza su reinado en el rancho paterno. Ann es Ann sigue siendo una historia muy atractiva en este punto, en su historia y también en lo visual.
Kodansha comenzó a publicar Ann wa Ann en 1985.
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