CÓMIC PARA TODOS

‘El reino de Blanca Flor’, de Benoît Feroumont

Editorial: Nuevo Nueve.

Guion: Benoît Feroumont.

Dibujo: Benoît Feroumont.

Páginas: 112.

Precio: 22 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2021.

Qué distinto puede ser el cuento de hadas según quién lo cuente, pero cuanto de cuento de hadas hay de todos modos, independientemente de cómo se nos diera contar una historia de este calibre. Esto viene a colación de qué El reino de Blanca Flor es claramente un cuento de hadas. Es uno que tiene muchos elementos que de inmediato podremos conectar con las fábulas más clásicas y, por supuesto, con las versiones Disney que desde siempre han amenazado con convertirse en las encarnaciones definitivas de historias que no eran en realidad así. Pero Benoît Feroumont no quiere desde luego jugar en esa liga ni tiene entre manos una historia edulcorada, como tampoco necesita de un tono macarra o de una exageración adulta, aunque su humor parezca estar más destinado a lectores que peinen canas que a muchachos que estén descubriendo mundos de fantasía. En realidad, si lo pensamos, hay para todos en sus páginas, porque son agradables, divertidas, cínicas cuando corresponde y dramáticas. Hay pájaros que hablan alrededor de una tabernera de pueblo que no tiene ansias por casarse y que es amiga de la princesa del lugar, aunque su madre, la reina, la desprecie con toda su alma. Un cuento de hadas claro, porque a eso se suma una historia pasada que da a este mundo un poso muy sólido.

En realidad no hemos aclarado demasiado sobre la historia con las líneas anteriores. ¿Es El reino de Blanca Flor el tebeo para jóvenes lectores que se puede intuir por su dibujo y por su cubierta? No, la verdad es que no lo es, pero tampoco lo rehúye porque lo necesita para que el conjunto funcione. Es decir, Feroumont juega con los códigos de la fábula, pero los actualiza a su manera. Sus personajes femeninos no son precisamente los arquetipos del cuento, empezando por una protagonista, una tabernera, que se parece más a las princesas Disney más modernas, las que no parecen serlo, que a las clásicas. Pero su historia entronca más con los arquetipos más populares y antiguos, lo que introduce una sinergia de lo más peculiar en el tebeo. Lo que sí tiene claro el autor es que la base de El reino de Blanca Flor, más que su historia, está en sus personajes. Las interacciones valen tanto o más que todo el entramado que teje Feroumont. Cada diálogo le da valor al planteamiento, hay mucha chispa e inteligencia en esa forma más actual en la que se mueven y hablan los personajes, casi como si estuviéramos ante una tragicomedia de manual.  Pero es que tampoco lo es, porque pesa mucho el escenario de cuento, cosa que no es mala en absoluto, al contrario, y que encaja bien con el colorido que tiene la obra.

El colorido y el aspecto en general, claro, porque Feroumont hace de El reino de Blanca Flor un gozoso paseo visual por un mundo de fantasía que desprende calidez desde el primer momento. Luce lo amable, todo ese escenario de cuento, con su castillo, sus soldados y sus vestidos, pero también la oscuridad que se va asumiendo según se va torciendo la historia de nuestra tabernera o cuando nos asomamos a los flashbacks que añaden el drama al relato. Todo funciona con mucha eficacia, y con algo poco habitual en este tipo de tebeos, sin miedo alguno a que las escenas dialogadas y las páginas con un número de viñetas muy alto sean las que van marcando el ritmo de la lectura, algo que también se debe a la enorme eficacia que tiene el diseño de los personajes. Al final, la conclusión más certera es la de que Feroumont ha sabido capaz de crear una historia que apela a lectores muy diferentes entre sí, que se mueve bastante a gusto entre diferentes géneros y sensaciones y que, seguramente, se acogerán de una manera u otra en función de cuando se lea, de cómo se haga e incluso del humor que tengamos en ese momento. Esa versatilidad habla muy bien de un autor cuyo nombre merece la pena que apuntemos para saber más de él y para que disfrutemos sin miedo de una historia muy, muy entretenida e inteligente.

Dupuis publicó originalmente Le Royaume de Blanche-Fleur en agosto de 2019.

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Esta entrada fue publicada en 19 noviembre, 2021 por en Benoît Feroumont, Dupuis, Nuevo Nueve y etiquetada con , .

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