‘La mentira por delante’, de Lorenzo Montatore

Editorial: Astiberri.

Guion: Lorenzo Montatore.

Dibujo: Lorenzo Montatore.

Páginas: 224.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Septiembre 2021.

Es evidente que Francisco Umbral no es una de esas figuras que se puedan analizar de una manera convencional, y por eso La mentira por delante es una manera espléndida de retratar a tan singular escritor. Lorenzo Montatore construye una mirada una biografía que no lo es, un viaje al interior de su mente que tiene casi más de imaginado que de real pero que a la vez parte de momentos que podemos recordar, desde el mítico “he venido a hablar de mi libro” que soltó en el programa presentado por Mercedes Milá, y que seguramente será lo único que muchos sepan realmente de Umbral, hasta sus encuentros imaginados con tantos y tantos personajes de la historia española, contemporáneos o no al escritor, porque entre todos ellos van configurando ese maravilloso retrato al que asistimos. Hay mucha originalidad en La mentira por delante porque hay un respeto tremendo por el protagonista sin que eso suponga un problema para crear ese retrato que va cogiendo forma a través del sketch, a través de episodios que se pueden entender como más o menos cerrados, en la vida y en la lectura, pero que entre todos ellos van dando forma a esta singular biografía ilustrada, que es por encima todo un sentido homenaje a una figura que sin duda era bastante única e irrepetible, hablemos o no de su libro, claro está.

Cuando uno se adentra en una biografía, suele ser un elemento fundamental el interés previo en el personaje cuya vida repasamos, pero Montatore logra algo bastante inédito, y es que la historia genere ese atractivo por sí sola. Bueno, no, no por sí sola, porque Umbral es mucho más que un simple personaje al que un escritor pueda tratar con absoluta libertad. Pero Montatore logra esa fusión entre autor y personaje, entre realidad y ficción, entre homenaje y homenajeado, con una frescura bastante admirable que hace que incluso quienes conocieran a Umbral desde su faceta más arisca le consigan tener el cariño que hace falta para seguir la vida de alguien. Umbral era mucho más que un polemista, mucho más que un escritor y mucho más que una persona. El autor hace que el escritor cobre vida en sus viñetas, en sus encuentros imaginados consigo mismo, con Delibes, con Valle-Inclán, con Berlanga y por supuesto también con su esposa, María España, que es quien pone la última piedra para que La mentira por delante sea mucho más que un retrato aséptico y se convierta en uno verdaderamente emocional. Umbral crece en cada secuencia, y lo hace cogiendo cosas de su vida y otros elementos que su biógrafo no oficial va colocando en su trayectoria de una manera maravillosa, como si realmente los hubiera sacado de una autobiografía.

Montatore, además, ha encontrar un estilo de dibujo para retratar a Umbral del que posiblemente se podría sentir bastante orgulloso su protagonista. Es imposible saber cómo le habría gustado ser retratado, pero lo que vemos en La mentira por delante funciona tan bien que resulta inevitable imaginar esa satisfacción. La del autor es una caricatura espléndida, que sabe coger lo esencial de cada personaje real y convertirlo es una muy agradable ficción, todo parece muy básico pero a la vez funcional, y lo que parece frío, una sencillez de líneas bastante evidente, esconde una complejidad gozosa y completa. Todo esto hace que estemos ante un tebeo que es la vida de Francisco Umbral y, a la vez, que Francisco Umbral sea algo más que su protagonista. La puesta en escena de Montatore fusiona muy bien realidad e imaginación, y de esa manera nos vemos asomando la cabeza desde un inodoro con él, o volando, o hablando. Todo nos lo creemos como si de verdad fuera esta una obra documentada y precisa sobre la vida de su actor principal. La mentira por delante es una sorpresa continua, una que Umbral podría aplaudir y en la que nosotros, los lectores, nos descubrimos fascinados por lo que vemos, sepamos o no de qué nos están hablando. Hablar de un escritor no es fácil, pero lograr que el personaje interese más después de esta lectura tiene todavía más mérito.

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