Guion: Akane Tamura.
Dibujo: Akane Tamura.
Páginas: 160.
Precio: 8,50 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Septiembre 2021.
Hay muchos elementos que pueden determinar lo mucho o lo poco que puede gustar una historia a un lector determinado. Hay quien se detiene en los personajes, otros buscan ideas originales, y el género suele determinar en no pocas ocasiones nuestras preferencias de lectura. Pero hay un elemento que es, seguramente, el que más y mejor discrimina y divide a los lectores: el ritmo. Una lectura frenética no es para todo tipo de lecturas, como tampoco lo es una lenta y pausada. El amor de Mobuko pertenece al segundo grupo, y es bueno avisarlo desde el principio para que no haya equívocos mientras estamos pasando las páginas. Akane Tamura cuenta una historia sencilla y lo hace con mucha calma y pausa. Habla del primer amor, y nos coloca en los años de juventud, no es los de la adolescencia. Apuesta por dos personajes callados, tímidos, introvertidos en muchos momentos, y nos enseña el camino de una manera casi exclusiva a través de los pensamientos de su protagonista femenina, Mobuko. Y la suya es una historia cargada de delicadeza, en la que Tamura sabe introducir un contexto, una infancia y una forma de ser sin perder el foco en lo que realmente le interesa, la convivencia en el trabajo con Irie, su día a día en el supermercado, y la importancia que tiene cada palabra y cada detalle para que la joven sepa si lo que siente es amor.
Si hay un obstáculo al que Tamura hace frente con elegancia es la forma en la que la propia personalidad de Mobuko puede interpretarse a este lado de la página. Dicho de otra manera, la suya es una historia que apela a la empatía para ser disfrutada, pero su viaje convence incluso aunque sus dudas y su ingenuidad puedan encontrar una respuesta distinta en un lector que actuaría de una manera muy distinta a la de la protagonista. El suyo es un amor cocido a fuego muy, muy lento, llevando el romanticismo a un terreno que se aleja de lo idealizado para entrar en lo cotidiano. Y sin embargo, no por ello se pierden elementos hermoso en esta historia. Hay bastante química entre los dos protagonistas, una química que no nos invita a tener claro si el amor de Mobuku es o no correspondido, porque Irie es otro personaje bastante peculiar. No suceden en realidad demasiadas cosas en este primer volumen de la serie, y es inevitable pensar que Tamura opta por un ritmo que otros autores podrían haber sabido imprimir, reduciendo seguramente la extensión. Pero por eso El amor de Mobuko es una serie distinta, que arranca dejando claro que la pausa es esencial para entender el relato, y que eso mismo es una parte tan necesaria para entender este manga como el mismo comportamiento de sus protagonistas.
A la hora de dibujarlos, resulta evidente que Tamura apuesta por una sencillez que resulta lógica. Si la historia tiene esa pausa, la contemplación de sus protagonistas tiene que sugerir lo mismo. No es fácil sostener un relato de un ritmo tan lento y que, lógicamente, se sostiene en buena medida a través de los primeros planos, fundamentalmente de Mobuko e Irie, pero también de los pocos personajes adicionales que le sirven a Tamura para dar forma a todo el relato. Los escenarios importan poco, porque son lugares comunes y cotidianos, y eso hace que el foco del dibujo se vaya directamente a lo que nos puede hablar de las emociones, tambien cuando las exageraciones faciales de otros personajes que tienen otra forma más movida de encarar la vida se cuelan en el relato. Ese, el de las emociones, es el objetivo evidente de El amor de Mobuko, su motor y el medio por el que nos quiere transmitir la historia, y lo cierto es que no podemos cerrar este primer volumen del manga sin entender todas las emociones que tiene el relato y la razón por la que Tamura toma todas las decisiones narrativas que incorpora la serie. Su ritmo, como decíamos, hará que algunos lectores tarden en entrar en la historia, eso es algo que está bastante claro desde el inicio, pero hay mucha habilidad narrativa en todo lo que hace Tamura.
Coamix comenzó a publicar originalmente Mobuko no koi en 2017.