Cine – ‘Man-Thing. La naturaleza del miedo’, de Brett Leonard

Título original: Man-Thing.

Director: Brett Leonard.

Reparto: Matthew Le Nevez, Rachael Taylor, Jack Thompson, Rawiri Paratene, Conan Stevens, Alex O’LaughlinSteve Bastoni, Robert Mammone, Pat Thompson, William Zappa, John Batchelor, Ian Bliss, Brett Leonard, Imogen Bailey, James Coyne, Cheryl Craig.

Guion: Hans Rodionoff.

Música: Roger Mason

Duración: 97 minutos.

Estreno: 30 de abril de 2005 (Estados Unidos), 3 de marzo de 2006 (España).

Desde que comenzó a resolverse el galimatías de los derechos cinematográficos de los personajes de Marvel, se pudo hacer una división en tres grandes paquetes. El grueso de los personajes se quedó en poder de Marvel Studios y distribuidos por Disney, la rama mutante y los 4 Fantásticos en manos de Fox (ahora ya parte del mismo conglomerado empresarial) y Spider-Man y sus derivados pertenecían a Sony. Pero hay títulos que se han escapado al control de los tres grandes estudios, y no precisamente para dar el mejor de los resultados. Eso es lo que sucede con Man-Thing, subtitulada en España de una manera bastante poco halagüeña como La naturaleza del miedo. El problema no es que rebusque lejos de la primera línea de héroes Marvel, o que busque un camino distinto al que parecía un camino acertado para cuando esta película se realizó, todavía antes de que arrancara el Universo Cinematográfico Marvel con Iron Man (aquí, su crítica). No, el problema de Man-Thing es que es una película de muy bajo presupuesto que apuesta por lo más trillado, por alejarse de la naturaleza más auténtica del material original y que no pasa de ser una producción que solo aspira a ser una serie B más, sin sacar partido del logotipo de la editorial ni tampoco de aquello que pudiera convencer a aficionados del género.

Man-Thing es una película muy olvidable, que abusa de los tópicos con un descaro terrible y que quiere jugar más la baza del terror que la de la fantasía. A medio camino entre esa razón y el bajo presupuesto, el supuesto héroe protagonista pierde ambas condiciones. Ni es la figura a la que seguimos en esta aventura, ni mucho menos tiene el papel central. ¿Por qué entonces hacer una película de Man-Thing? Esa es la pregunta que tendrían que responder Brett Leonard, su director, y Hans Rodionoff, su guionista, que no consiguen enganchar con absolutamente nada de lo que enseñan, ni siquiera con la criatura que vemos al final, aunque eso sea lo único medianamente rescatable del filme. Lo que está claro es que no cabe esperar un nivel de genialidad acorde a los de sus creadores en Marvel, Stan Lee, Roy Thomas y Gerry Conway, aunque aquellos cómics sean hoy más un título de culto que algo que verdaderamente goce de un fervor popular que dé a una película una fuerte base de aficionados dispuestos a pagar una entrada. Aunque se le quiere dar un fondo místico, no hay nada especialmente mágico en la película, como sí lo hubo en las etapas más celebradas en las viñetas, y todo queda reducido a un misterio local, el de un pequeño pueblo con su zona pantanosa que tiene que ver con la desaparición de varias personas y que no tiene gancho.

Ni la historia lo tiene, ni tampoco los protagonistas. Por trazar algún paralelismo más que evidente, hasta las dos películas que se hicieron de La Cosa del Pantano (aquí y aquí, sus críticas), sobre todo la primera, supieron apoyarse al menos en algún nombre atractivo en el reparto y en una criatura que, incluso con limitaciones, sí tenía un papel central. Man-Thing se aleja de todo eso, y se limita a arrancar con una escena de topicazos del cine de terror, con escena de muerte en topless de una chica rubia perfectamente intercambiable por la de cualquier otro producto de serie B, y la relación que arranca del enfrentamiento y que es obvio dónde acaba entre el nuevo sheriff del pueblo, Matthew Le Nevez, y la chica local que acaba poniéndose de su lado, Rachael Taylor. Buscarle algo más a la película es bastante complicado, porque ni siquiera hace funcionar los arquetipos que explota y cuya única gracia para el aficionado está en el cameo no reconocido de Stan Lee, en una fotografía que le coloca entre las personas desaparecidas y presumiblemente muertas a manos de esta criatura del pantano. Estamos con mucha probabilidad ante la película más floja, random y prescindible de entre todas las que cuentan con el logo de Marvel al comienzo, y eso es algo que se gana por sus propios deméritos.

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