‘Wicca. Las hijas del bosque’, de Antonio Sachs y Pablo M. Collar

Editorial: Sallybooks.

Guion: Antonio Sachs.

Dibujo: Pablo M. Collar.

Páginas: 124.

Precio: 18 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Junio 2021.

Dentro del género de terror, hay una figura que todavía está en pleno periodo de exploración, a pesar de ser una de las más antiguas que existen, la de la bruja. Son muchas las influencias externas que hemos recibido a lo largo de nuestra vida para entender a la bruja como una mujer oscura, de intenciones malvadas, de aspecto retorcido, y solo poco a poco parece que estamos viendo una transformación de esa idea, y eso está dando pie a historias atrevidas, imaginativas y muy sugerentes. Ese es el enfoque que Antonio Sachs y Pablo M. Collar nos ofrecen en Wicca. Las hijas del bosque, donde las brujas son seres mágicos, sexuales sin duda desde su misma presencia, pero a la vez con una brutal conexión con la natural. Y están en guerra, lo que añade todavía más elementos a una novela gráfica que, si podemos sacarle algo negativo, se nos antoja algo corta para tantos personajes interesantes como desfilan por sus páginas y tantos escenarios sugerentes como nos va dejando la historia para disfrutar en su lectura y para soñar con que haya nuevas entregas que enriquezcan este universo. Aunque su extensión pueda hacer que quede la sensación de que hay cosas que no llegan del todo, lo cierto es que hay pactos, hay traiciones, hay luchas, hay mucha magia oscura, y hay, con todo esto, muchísima diversión.

Porque al final se trata de esto, cuando hay un icono popular reconocible, aunque sea con otras características, lo que queremos es pasarlo bien leyendo sus historias. Sachs no solo lo entiende, sino que lo honra, y nos deja un mundo cargado de imaginación y de puertas abiertas para que el lector disfrute de lo que está viendo y de lo que su propia imaginación le puede llevar a pensar. Sus brujas, efectivamente, están en conexión con la naturaleza, y eso deja algunas de las secuencias más potentes, pero son personajes de nuestro día a día, el de hoy, aquí y ahora. Son brujas, pero también mujeres modernas que, además, Sachs coloca en tierras británicas, estableciendo una conexión mitológica y cultura que se antoja muy atractiva. Parte del esquema, muy conocido, de persona aparentemente ajena a este mundo de magia y brujería que se ve arrastrada a una guerra que al principio parece no ir con ella, pero le da una forma muy sugerente para que no sintamos que estamos viendo algo ya repetido. Wicca no lo es, y eso tiene mérito partiendo de lugares comunes y de arquetipos de un género tan popular como el terror. Pero es que estas brujas, esas hijas del bosque que anuncia el subtítulo de la obra, tienen mucho que contar al margen de lo que nos podamos imaginar sobre ellas antes de empezar la lectura. La frescura es algo imprescindible y el escritor la consigue.

Pero si Wicca tiene todas las cartas para convencernos desde el principio es porque su dibujo es impresionante. Desde la misma portada hay una evidente incitación a descubrir más. Las brujas de Collar son sensuales y sexuales para cumplir no solo con esa visión atrevida que ha tenido el arquetipo desde hace ya cierto tiempo sino también con la visión de Sachs, pero por encima de todo son mujeres modernas. Que los desnudos no nos lleven a engaño, porque están más pensados para mostrar la conexión con los elementos y escenarios naturales que para excitar al lector. Y eso, que así escrito para hacer algo sencillo de hacer, es en cambio un aspecto del dibujo que hay que destacar entre los méritos de su ilustrador. Desde la primera secuencia consigue que nos creamos a estas brujas, con cada cambio de escenario no hace nada más que enriquecer esta visión, la forma en la que entiende el movimiento y el lenguaje corporal, con magia o sin ella, es sobresaliente, y su puesta en escena, con el color y con las sombras, también con poderes que nos enseñan el negativo de la realidad, es la guinda a un pastel tremendamente sabroso. Wicca dura poco en su lectura, y por eso su intensidad es palpable, pero Sachs y Collar hacen que permanezca en nuestra mente. Y eso no es por arte de brujería, sino por talento y buen hacer.

El contenido extra lo forman un portafolio de bocetos y diseños y un epílogo de El Torres.

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