‘4 cobayas mutantes. La bestia de las profundidades’, de Artur Laperla

Editorial: Harper Collins/ Harper Kids.

Guion: Artur Laperla.

Dibujo: Artur Laperla.

Páginas: 128.

Precio: 13,90 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Agosto 2021.

Cuando apareció el primer volumen de 4 cobayas mutantes, El secuestro de Pantaleone (aquí, su reseña), Artur Laperla dejó sentadas las bases para un cómic infantil que tuviera la duración que realmente le apetezca hacer. La buena noticia es que ya tenemos un segundo libro en apenas medio año, lo que invita a pensar que esta serie va a tener una continuidad que se antoja como agradable y hasta necesaria viendo las posibilidades de este tan eficaz tebeo infantil. Ese término, eficaz, puede que no sea el más adecuado si pensamos en los jóvenes lectores que se van a asomar a estas páginas y en los padres que tienen que decidir qué quieren que lean sus hijos, pero es la mejor manera de decir que estamos ante uno de esos cómics que cumplen de sobra con todos los objetivos que se plantea. ¿Y cuáles son en 4 cobayas mutantes? El fundamental, que los chavales vivan una aventura entretenida en la que aprendan algunos valores éticos. En La bestia de las profundidades, nuestros cuatro simpáticos protagonistas, esos que siempre serán una especie de revisión más o menos declarada de las Tortugas Ninja mezcladas con otros personajes del imaginario popular, se pierden en las profundidades de las alcantarillas y dan con una leyenda urbana. Con dos, de hecho, con un tesoro y con una figura siniestra que se topa en su camino.

El valor de la aventura de Laperla es que, siendo tremendamente entretenida, por el camino va dejando algunas lecciones sobre la amistad, el compañerismo o el trabajo en equipo. Seguimos viendo las habilidades de Brócoli, Pelusa, Sansón y Monísimo y la forma en la que las utilizan sirve para que cada vez les entendamos mejor, pero la clave está en el ritmo. Laperla nos ofrece, como ya hizo en el primer álbum, un relato trepidante y movido, en el que se mezclan elementos muy diversos y que va, literalmente, como un tiro. De esa manera, se adapta a la edad de sus pretendidos lectores y evita ese siempre tan temido fantasma del aburrimiento que condene el libro a la estantería. La fantasía que tiene este universo es bastante apreciable, y la fluidez con la que se van sucediendo los acontecimientos es loable, perfecta para que, además, los chavales entiendan también la narrativa de la historia, más allá del colorido de los protagonistas o de sus extrañas habilidades mutantes. Casi sin que nos demos cuenta, estamos viviendo la misma aventura con las cobayas, estamos dentro del libro, pensando en cómo salir de cada situación. El autor ha pensado muy bien la estructura de sus números para que haya una inteligencia que a veces descartamos en el tebeo infantil y que, en realidad, es más necesaria aquí que en cualquier otro lugar por la exigencia del lector.

Laperla, de hecho, equilibra de esta forma su propuesta, porque todo lo que se puede sacar de la historia, desde sus capas más aparentes hasta las más ocultas a simple vista para esos jóvenes lectores, se compensa con un diseño sencillo y claro, de colores llamativos y también significativos a nivel narrativo. Es obvio que el trazo del autor es de lo más básico, pero es que eso le basta para que sus 4 cobayas mutantes sean cercanas y atractivas, o para que la amenaza a la que se enfrentan sea más que creíble. ¿Qué sería de un tebeo de aventuras si el villano no estuviera a la altura de los héroes? Pues en La bestia de las profundidades está a la altura de la resonancia de su título, y quizá lo más divertido a nivel visual es que se trata de un personaje al que apenas vemos de cuerpo entero y tenemos que ir reconstruyéndole con las partes que vamos viendo de él según lo necesita la acción que estamos viendo. Tiene gracia que con solo dos libros ya nos hayamos acostumbrado tan fácilmente a ver a las 4 cobayas mutantes como si hubiéramos pasado ya por al menos una docena de sus aventuras. Esa es la mejor forma de decir que Laperla ha creado una serie muy atractiva, que la ha planteado de una manera muy sagaz, apelando a lenguajes televisivos, del videojuego y por supuesto del cómic que los chavales ya conocen de antemano y con mucho entretenimiento del bueno.

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