‘Drácula’, de Georges Bess

Editorial: Norma.

Guion: Georges Bess.

Dibujo: Georges Bess.

Páginas: 208.

Precio: 35 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2021.

Podemos pensar que trabajar con el Drácula de Bram Stoker es fácil precisamente por eso, porque es una historia que a fuerza de ser contada de mil maneras siempre podrá haber una más, pero las complicaciones que tiene adaptar una obra incontables veces adaptada a tantos medios y que en la cabeza del lector tiene una imagen ya tan predeterminada por culpa del cine es un reto mucho más descomunal de lo que puede parecer a simple vista. ¿Se puede aportar algo a lo que hemos visto en tantas ocasiones? Y aún más complicado, ¿puede un medio como el cómic atreverse a hacer frente a lo que el cine ha forjado como la imagen más definitiva de un mito, sea en una u otra de sus formas más conocidas? Hay que ser un genio o un loco para proponerse ese reto, y a Georges Bess le vamos a colocar sin miedo en el primero de esos dos grupos. Su Drácula es maravilloso, por supuesto fiel al texto de Stoker, pero sin miedo a ofrecernos su propia visión del mito vampírico por excelencia a través de un dibujo sobrecogedor por el detalle, por la profundidad de su blanco y negro, por lo atrevido de su diseño y porque sabe incorporar una narrativa fascinante a lo que podría haberse desarrollado únicamente como una soberbia colección de láminas que ilustrasen el texto con el que sigue de manera paralela la forma en la que el escritor irlandés moldeó su novela.

Bess no tiene miedo a que los cartuchos de texto sean el vehículo que nos vaya contando la historia, primero a través de Mina, después a través de Jonathan, porque ellos son quienes realmente abren la puerta a que Drácula entre en el mundo moderno que no sabe de criaturas fantásticas como él, pero entiende el cambio de ritmo que necesita la historia en el tramo final, y es ahí, sobre todo con la entrada de Van Helsing, cuando el diálogo asume el enorme protagonismo que necesita la historia. Bess no inventa nada, eso es obvio, porque uno de los objetivos más claros de este Drácula, como se vendió en su momento la película de Francis Ford Coppola de 1992, es mostrarse respetuoso al texto de Stoker. Hay cambios, por supuesto, pero quien se asome a la monumental novela gráfica que ha diseñado el autor no se va a sentir demasiado sorprendido por lo que se nos cuenta. En ese sentido, el respeto es casi reverencial, pero entendiendo que los lenguajes del cómic y la novela no son los mismos. No es fácil atreverse a proclamar una adaptación de Drácula como definitiva, porque han sido muchos los grandes creadores que se han lazando a cumplir con ese apasionante reto, pero Bess alcanza tal grado de genialidad que desde luego tendría que colocar su propuesta entre unas pocas elegidas por la manera en la que entiende a la criatura y al mismo relato.

Sobra decir que, con una historia conocida, el gancho esencial de cualquier cómic es su dibujo, y esa es la razón más contundente por la que asomarnos a un volumen lujoso y cuidado, pensado para que abrirlo se convierta en una experiencia sensorial de primer nivel. Bess nos muestra a un Drácula distinto, es una obligación notable alejarse de las imágenes más populares de la criatura, aunque su mayor influencia es de manera notable el interpretado por Gary Oldman para Coppola. Eso sí, es distinto, es propio y personal, es el Drácula de Bess en todos los sentidos, cuando le vemos como un inquietante anciano, como un apuesto joven o como una grotesca criatura. Y el mundo que le rodea, a veces victoriano y a veces gótico, es maravilloso. No hay que pasar por alto el detalle de que la historia de Bess arranca con Mina, de una belleza deslumbrante, paseando por un escenario macabro donde los haya, un cementerio. A partir de ahí, la apuesta no deja de subir, abrazando sin miedo el terror más absoluto pero entiende que Drácula es, por encima de todo, la historia de quienes luchan contra él, de ese grupo liderado por Jonathan Harker y Van Helsing, por lo que Bess entabla un combate memorable en el que se mezclan sensaciones muy distintas, que van desde la sensualidad hasta el terror. Este Drácula un trabajo descomunal.

Glénat publicó Dracula en septiembre de 2019. El único contenido extra es una galería de ilustraciones.

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