CÓMIC PARA TODOS

‘Ted, un bicho raro’, de Émilie Gleason

Editorial: Astiberri.

Guion: Émilie Gleason.

Dibujo: Émilie Gleason.

Páginas: 128.

Precio: 16 euros.

Presentación: Rústica con solapas.

Publicación: Agosto 2021.

Es curioso cómo las palabras pueden acercarnos a situaciones de las que, por lo general, no tendríamos demasiado conocimiento. Si vemos un cómic titulado Ted, un bicho raro, es posible que no se nos ocurra que su protagonista padece un trastorno del espectro autista. Pero si lo leemos, entramos en un terreno totalmente diferente, uno en el que, efectivamente, empezamos a comprender lo que eso significa más allá de esa expresión, la de ser “un bicho raro”, que es lo que probablemente podríamos decir cualquiera de nosotros si nos cruzáramos en la vida real con alguien como Ted. La historia, además, nos la cuenta alguien que sabe lo que dice, porque Émilie Gleason se ha basado en su hermano para dar forma a su historia. Historia que, en realidad, es casi un diario. Nos cuenta lo que Ted hace, ve y siente de manera cotidiana afrontando situaciones que cualquiera de nosotros afrontaría de otra manera y, sobre todo, fijándose también en las reacciones de los que rodean al protagonista, que no están acostumbrados a ver a alguien como Ted y que reaccionan como si estuvieran ante algo que no tiene la condición que tiene. Y eso es lo interesante, porque de repente hemos entrado en un juego totalmente diferente, en el que el bicho raro ve a todos los demás de la misma manera que nosotros a él. Es una brillante forma de verlo.

La importancia de Ted, un bicho raro está, por tanto, en una situación de fondo que Gleason quiere visibilizar para que cualquiera de nosotros sepa cómo reaccionar ante una persona como el actor principal de este viaje. Y en eso, es un tebeo muy trascendente. Las cuestiones psicológicas que nos sacan de lo que la mayoría consideraríamos “normal”, si es que esa palabra tiene sentido en nuestros días, tiene cada vez más cabida en la narrativa, y eso es un logro por sí mismo. Pero sería injusto que valoráramos el trabajo de Gleason solo por lo que se propone y no por lo que consigue. Su forma de contar la historia es brillante, porque sabe conjugar los dos puntos de vista, nos coloca como espectadores y como partícipes de ese día a día de Ted, y lo hace con una naturalidad tremenda, quizá hasta extraordinaria si tenemos en cuenta que nos está contando situaciones que se salen, de nuevo ese término, de lo normal. La autora consigue una empatía casi inmediata por el protagonista, pero no a través de la lástima. Al contrario, nos movemos con él porque pensamos en cómo afrontar las situaciones con las que se encuentra, momentos que van desde lo más ordinario a lo más extraño, porque la comedia forma parte también de esta obra sin necesidad de restar valor a unas circunstancias que suponen todo un reto para la adaptación social de una persona.

La narrativa gráfica por la que apuesta Gleason añade además bastante significado. Su caricatura nos invita a recordar que es una obra de ficción, sí, pero al mismo tiempo tiene una humanidad tremenda. Su movimiento es imaginativo, su mismo diseño de personajes es muy atractivo, y el conjunto es, por tanto, perfecto para acercarnos al tema de la obra y a la misma personalidad de Ted. Porque al final se trata de eso, y el hecho de que haya rasgos faciales que Gleason omite en sus personajes, especialmente en el principal, no nos saca en absoluto de ese escenario psicológico en el que se mueve el cómic. La mirada autista puede verse reflejada incluso en la sencillez de los colores que utiliza la autora, claros, limpios en su diseño inicial, pero que se van convirtiendo en otra cosa cuando las emociones de la escena lo requieren. Pequeños detalles como ese, o la forma en la que cobran vida los sonidos, las onomatopeyas, los pensamientos y hasta los diálogos con distinto tono, consiguen que el lector, aún sin saber nada del espectro autista, entienda qué es lo que se siente. Eso habla muy bien de los objetivos de Ted, un bicho raro, pero mucho mejor de su ejecución narrativa. Y es que eso es lo que hay que pedir a un tebeo, que siendo necesario desde su concepción acabe siendo brillante y resolutivo en su ejecución.

Atrabile publicó originalmente Ted, drôle de coco en agosto de 2018. No tiene contenido extra.

Ted-3

En nuestra galería de Facebook podéis acceder a todas las páginas que mostramos de todos los títulos que comentamos.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Información

Esta entrada fue publicada en 14 septiembre, 2021 por en Astiberri, Atrabile, Émilie Gleason y etiquetada con , .

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Únete a otros 418 suscriptores

Archivos

Categorías