Guion: Rie Arai.
Dibujo: Rie Arai.
Páginas: 192.
Precio: 8 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Julio 2021.
¿Pueden unas Historias absurdas alcanzar un grado de absurdo todavía más grande como para convencer en un tercer libro de una serie destinada a ser una extraña pieza en la carrera de cualquiera autor? Pues sí, y Rie Arai sigue atreviéndose a dejarnos locos con sus ocurrencias desde el protagonismo de una gata perezosa que reflexiona en voz alta y amplia no solo el número de personajes con los que intenta hacernos reír sino también las temáticas con las que se propone que nos quedemos descolocados. Más personajes, nuevas situaciones, el mismo tipo de humor, pero a la vez la sensación de que no hemos pasado por este camino. Y sí, mucho absurdo, porque esa es la vía por la que Arai se ha ganado los elogios que merece su obra, una que no parece estar cerca de acabar en ningún momento porque deja la sensación de que siempre hay hueco para una tontería más, entendiendo eso de “tontería” de la manera más positiva posible. Como sucede en cualquier tipo de humor, hay que entender y aceptar las reglas del de Arai, pero quizá en este caso en el que se apuesta tan claramente por la definición de absurdo esta advertencia tenga más sentido que nunca. No será necesaria para quienes hayan pasado ya por los dos primeros volúmenes, que tienen las mismas características que este, pero sí para quienes descubran la serie y quieran más.
Al final, eso es lo que consiguen las Historias absurdas de Arai, que nos enganchemos a su nivel de locura con tanta facilidad que cada pequeño fragmento, cada diálogo y cada situación acaba convenciéndonos de manera individual y como parte de un universo singular en el que todo es posible. Sofía, la gata, se ha convertido en el emblema de Historias absurdas, es casi como el hilo conductor de la serie, aunque en realidad no sea más que una de sus protagonistas. La más especial, sin duda, y probablemente la que proporcione el mayor nivel de absurdo de la serie, pero una más. Arai se encarga de que nos sintamos así, de que sus apariciones sean celebradas, pero sus ausencias no provoquen que el nivel de la serie caiga, porque seguimos viendo una paloma que rivaliza con una mujer desde su imposible situación de mascota en los afectos de su dueño, o a un grupo de jóvenes, chicos y chicas, que discuten acaloradamente sobre la importancia y las características de tener pareja o de la manera de ligar. Son Historias absurdas, ¿qué podríamos esperar de ellas más que un buen rato de diversión desenfadada y que nos deje con una mueca desencajada al ver la forma en la que Arai quiere sacarnos una sonrisa? Todo es muy raro, pero es que tiene que serlo, es una necesidad básica de esta serie y se asume como tal.
Decíamos que se mantienen las características de los dos primeros libros (aquí y aquí, sus reseñas) y eso es todavía más notable en lo visual, terreno en el que Arai mantiene una clara apuesta por la continuidad. De hecho, si quisiera timarnos, podría hacerlo cogiendo viñetas por ejemplo del primero de sus volúmenes para colocarlas en las historias que ha imaginado para su gata en este tercero y probablemente en una primera lectura no nos daríamos cuenta. No lo hace, no, pero ese es el grado de continuidad que nos propone. La incorporación de personajes y sobre todo de situaciones cada vez más rocambolescas es lo que le da juego para crear situaciones que visualmente nos parezcan nuevas y atractivas, y eso va para las escenas de diálogo o para escenas en las que, por ejemplo, la dichosa paloma decide meterse en una maleta y convertirse en parte de una escapada romántica de la pareja. Hay de todo, y todo es absurdo, no hace falta que insistamos más en ello, pero lo que sí está claro es que esa vía tan poco usual es la que le ha servido a Arai para seguir engordando una serie que, si quisiera, no tendría por qué tener un final. Y lo más probable es que quien se haya visto atrapado desde el principio siga enganchado hasta el infinito. Sofía, desde luego, no va a dejar que nos escapemos tan fácilmente de estas Historias absurdas.
Shogakukan comenzó a publicar originalmente Yotabanashi en 2012. No tiene contenido extra.
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