‘El fuego nunca se apaga’, de Noelle Stevenson

Editorial: Astiberri.

Guion: Noelle Stevenson.

Dibujo: Noelle Stevenson.

Páginas: 208.

Precio: 19 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Julio 2021.

Lo autobiográfico es claramente un sector que gusta mucho en el mundo del cómic, puede que mucho más que en cualquier otro arte narrativo, y Joelle Stevenson nos lo vuelve a demostrar con El fuego nunca se apaga. Lo distintivo en este caso es que no es una obra perpetrada a posteriori, tras un proceso de pensamiento más o menos intenso, sino que es un diario, más bien un anuario, que la propia Stevenson llevó de los años más ajetreados de su vida, a nivel profesional y personal. En lo primero, no solo son los años en los que vio la luz Nimona, su primera gran obra, sino que además se embarcó de lleno en el proceso de la serie de animación de She-Ra que estrenó Netflix en 2019. Y en lo personal… Muchas cosas, claro, pero sobre todo esta es una historia de conocimiento personal y de aceptación sexual. No le restemos valor o pensemos que puede ser un libro convencional por el hecho de tener más que implícito el reconocimiento de ser lesbiana, aún siendo cierto que hay muchas obras que giran en torno a esa materia se agradece sobremanera ese tono de sinceridad absoluta que desprende cada página. No es un cómic, o más bien un diario ilustrado, pensado para contarnos ese evento en concreto, sino que todo sucede de manera muy natural. Es la idea, es la gracia, es lo que encumbra una vez más a Stevenson.

Hay una maravillosa sensación de improvisación en el libro, lo que le da un carácter de explosión personal bastante acusado. No es lo que Stevenson planea contar, sino lo que el cuerpo le pide explicar en cada momento. No es un resumen sosegado de cada año, sino algo que le sale casi tanto de las tripas como de la cabeza. Hay partes racionales, desde luego, pero sobre todo es un retrato personal de lo más emocional. Stevenson, además, logra algo que es complicado en este tipo de relatos, y es que las facetas más personales e íntimas están muy bien mezcladas con el producto de su trabajo. No entendemos así solo a una autora, sino también a una persona, a una mujer, que trabaja mejor o peor en función de lo que le está sucediendo en casa. No es un diario, decíamos, lo que también obliga a Stevenson a hacer un trabajo de síntesis bastante complejo. Y la mezcla de narrativas enriquece bastante el resultado final. A veces cómic, a veces libro ilustrado, a veces casi un volumen de prosa, todo le vale para cumplir con el objetivo esencial de El fuego nunca se apaga: el mensaje que quiere transmitir en cada momento. Y escoge bien la forma de hacerlo en cada secuencia, en cada año. Cada dibujo es significativo y eso da mucho valor al libro. Stevenson es una espléndida narradora, incluso para abrir su propio corazón y disfrutar con sus elipsis.

El estilo de la autora es, además, casi perfecto para un libro de estas características. Sencillo y claro, descriptivo cuando tiene que ser serlo y esquemático cuando el mensaje se comprende en el primer vistazo, sin rehuir las secuencias cuando las necesita. No olvidemos su carácter de confesión resumida, lo que hace que, probablemente, algunos de los dibujos sean casi bocetos de lo que en un libro de otras características habría sido solamente el comienzo de algo más, digamos, acabado. Pero eso mismo forma parte del juego de Stevenson. Se trata de que sintamos, y en ocasiones la mezcla es tan interesante en ese sentido que combina bien incluso con las fotografías que abren cada capítulo, imágenes reales que tienen mucho de casual, que no son posados, como el propio libro, que tiene como decíamos esa dosis de contenido improvisado rápido pero que en realidad no lo es. El fuego nunca se apaga es, de hecho, una propuesta meditada, la que surge de 365 días de pensamiento y sobre todo experiencia y de las ganas de mostrarse al mundo de manera abierta, sin los miedos que seguramente tuvo en cada momento, sabiendo que ahora mismo hay mucha gente con la mente abierta y las ganas de escuchar una historia que en otros momentos, sencillamente, habrían ignorado. Los tiempos cambian. El talento no.

Harper Collins publicó originalmente The fire never goes out: a memoir in pictures en enero de 2020. No tiene contenido extra.

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