‘El futuro que no fue’, de Daniel Torres

Editorial: Norma.

Guion: Daniel Torres.

Dibujo: Daniel Torres.

Páginas: 72.

Precio: 19,95 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Marzo 2021.

Hay tantas cosas sobre El futuro que no fue que no queremos correr el riesgo de que se nos pase lo que realmente importa, que es el mismo cómic. Porque sí, hay algo realmente gozoso en la propuesta de un Daniel Torres que se saca de la manga una historia protagonizada por Archi Cúper, un secundario de su serie de Roco Vargas, que vio la luz en la revista Cairo, pero al final lo que tiene más gracia es ver a semejante protagonista, con su aspecto de Robert Mitchum, dentro de una historia en la que Torres despliega no solo un amor tremenda al género que toca, habría que decir en realidad géneros, y al arquetipo del detective privado al que tanto jugo saca, sino también un componente de crítica social tremenda, incluso crítica narrativa, en el que hay muchos detalles que ver. Hay revista dentro del libro, hay cómic dentro del cómic, hay un poderosísimo componente de nostalgia, de recuerdo a aquellos años 80 en los que la revista era el centro del universo del cómic patrio, a un retrofuturismo divertidísimo de ver, en un ejercicio de metalenguaje que tiene tanto valor como lo que va a captar un lector cualquiera que se acerque de primeras a la obra de un autor que siempre busca ofrecer algo más. Y lo hace, a fe que lo hace, porque El futuro que no fue es una realidad que sí ha sido, una tremendamente disfrutable y de incontables capas.

Es una obviedad decir que un cómic es un conjunto de fondo y forma, pero eso no quiere decir que haya que obviar de los análisis esta necesidad. Y en el caso de Torres, genialidad. El futuro que no fue es uno de esos tebeos que no pueden disociar esos elementos. Su componente metatextual es vital para su historia, y su historia no podría existir sin ese algo más que nos quiere ofrecer. Su apariencia de revista, con todos los detalles, incluyendo la publicidad, marcan de una manera maravillosa todo lo que está por venir, todo lo que vive Archi Cúper y que desde el principio es una inteligente parodia del noir más clásico. Hay tanta perspicacia en la historia que a ratos uno no sabe si está jugando con Torres, porque él nos deja, claro está, o si es Torres el que está jugando con nosotros, dominando absolutamente todo lo que pasa en la página, en el conjunto y hasta fuera del libro. El juego está ahí, se ve y se toca, se disfruta sobre todo, porque El futuro que no fue es una de esas historias en las que uno pasa la página sin saber qué demonios se va a encontrar a continuación por mucho que encaje en esos estereotipos a los que no se puede renunciar cuando se adopta como base un género tan manido y olvidado salvo para satirizar con él. Fascina el misterio y el envoltorio publicitario que tiene en sus temas. Fascina en todo, la verdad, incluso en lo que no se comprenda de primeras.

Porque para eso, además, está una presentación visual tan deslumbrante como exigente, que tiene su punto de partida en una cubierta gloriosa y llena de detalles, antesala de la locura que se nos viene encima. Torres tiene un detalle en su dibujo absolutamente maravilloso, y eso le permite abordar sin miedo el género negro, el publicitario o la ciencia ficción más futurista, que de todo hay en este libro. Su héroe, Archi Cúper, tiene un carisma tremendo, y todo lo que le rodea se mueve al mismo son de genialidad. Por eso El futuro que no fue es uno de esos tebeos, muy en la línea habitual de Torres, que no se agotan con una primera lectura, siempre nos van a quedar elementos que encontrar en sus viñetas. Y la enorme versatilidad de Torres completa el cuadro, porque en cada página el autor nos va introduciendo en mundos completamente diferentes, complementarios con los anteriores, pero cada uno distinto del anterior. Y así llegamos al final de un libro que tiene el enorme mérito de funcionar por sí solo, por su metalenguaje, como parte de una trayectoria y como algo que puede ser el punto de partido de otra cosa diferente. Es una de esas sorpresas que tienen tantos niveles que no parecen agotarse nunca, y que hoy tiene un efecto y mañana puede tener otro. La genialidad, eso sí, permanece. Larga vida a Archi Cúper.

No tiene contenido extra.

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