CÓMIC PARA TODOS

‘Amigo muerto’, de Simon Cärdenfors

Editorial: Liana.

Guion: Simon Cärdenfors.

Dibujo: Simon Cärdenfors.

Páginas: 176.

Precio: 19 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Junio 2021.

El título de Amigo muerto deja poco lugar a las dudas sobre lo que nos vamos a encontrar en las páginas del libro. Es un lamento autobiográfico, el que deja el fallecimiento prematuro y repentino del mejor amigo del autor, Simon Gärdenfors, a la vez rapero y presentador de radio y televisión, y que ejerce también como protagonista de esta obra de tan marcado carácter catártico y personal. Porque justo eso es Amigo muerto, es un grito sobre lo que le ha pasado. No vamos a encontrar, desde luego, un manual de autoayuda, o una explicación sobre cómo gestionar la pérdida. No, esto es algo personal, y siendo tan intransferible a priori lo que asombra es la capacidad que tiene para llegar al lector, sobre todo si vemos en detalle el más que particular estilo visual que despliega Gärdenfors, sencillo en el planteamiento de las figuras y metamórfico en la composición y coloreado de las páginas. Estamos, y eso no sorprenderá a nadie, ante una auténtica rareza con una potente base realista y una ejecución bastante atractiva, una muestra de un cómic, el sueco, al que estamos poco acostumbrados en estos lares y a la vez ante uno de esos libros que prometen sorprender, por inesperados, sí, pero también por la enorme sinceridad que hay volcada en el contenido, tanto en la relación de amistad que se traza como en el duelo por la pérdida.

Quizá sea ahí donde más sorprende Amigo muerto, porque tiene una teórica apuesta por una cierta frialdad formal que choca frontalmente con la apertura total y absoluta que protagoniza el autor con todo lo que nos está contando. Esa es la clave de la novela gráfica, que sabiendo el desenlace, porque el título y la portada, insistimos, son clarificadores, la honestidad que impregna cada página es sobresaliente. No da la sensación de que Gärdenfors se haya guardado nada, no va a haber una continuación en la que exponga sus sentimientos de la misma manera en la que lo hace aquí, o al menos no da esa sensación. Y sí parece que la forma en la que habla y expone todo lo que sucede, antes y después de ese suceso que marca su vida, es un esfuerzo enorme, personal y único, para tratar de recordar todo aquello que era importante en aquella amistad dos décadas después de que sucediera todo. No es una labor sencilla, y seguro que Gärdenfors ha tenido que recurrir a la ficción para completar hueco, pero en ningún momento da la sensación de que estemos ante algo inventado. La pretendida frialdad es, más bien, un producto del recuerdo difuso que de las ganas de inventar algo con una base real. Por eso hablábamos de sinceridad, porque sí, el paso del tiempo puede haber hecho mella en el detalle, pero no en lo trascendente.

Gärdenfors tiene un estilo visual bastante peculiar. Sus figuras rozan lo esquemático, y eso es algo que no suele ser habitual en historias que, como esta, apuestan por abrir el corazón y el alma de una manera tan evidente. Aún así, eso no merma su alcance emocional, y eso tiene su mérito. Más aún si nos detenemos en la composición de la historia en general y de cada página en particular, que casi parece un ejercicio de diseño gráfico más que una novela gráfica con una trama que seguir. Y sin embargo, de nuevo la misma contradicción, consigue que nos enganchemos no ya a la lectura sino a la misma historia, esa que nos va a hablar de la muerte de un amigo. Cambian los colores, cambia la manera en la que se relacionan las viñetas por debajo y por encima de esos amplios blancos que recubren cada página, acumula muchos elementos en muy poco espacio, pero aún así la historia prevalece. Amigo muerto es una rareza en toda regla, una que tiene códigos bastante particulares pero que, aunque sea por reiteración, no son complejos de asimilar, pero una al mismo tiempo que sabe la trascendencia personal y vital de la historia que nos está contando y que Gärdenfors nos invita a compartir desde el primer momento, sin miedo y sin más dudas que las que puede tener a la hora de mostrar recuerdos que se pueden haber difuminado con el paso del tiempo.

Förlag Lystring publicó originalmente Död Kompis en 2019.

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Esta entrada fue publicada en 10 agosto, 2021 por en Liana, Simon Cärdenfors y etiquetada con , .

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