‘Un destino de hallador. Un relato de los cuentos del pulpo’, de Gess

Editorial: Ponent Mon / Catarata.

Guion: Gess.

Dibujo: Gess.

Páginas: 224.

Precio: 42 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2021.

La etiqueta de Un relato de los cuentos del Pulpo es singular. Un destino de hallador es, de hecho, el segundo que disfruta de ella tras La maldición de Gustave Babel, aunque son lecturas que se puedan afrontar sin problemas de manera independiente. Y con la mente abierta, esa sería la mejor manera de adentrarse en este particular universo que añade elementos de fantasía al París de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que es el que vemos reflejado en estas páginas, que suponen un certero homenaje a litografías, dibujos y fotografías de la Ciudad de la Luz de aquella época, con una historia que va de menos a más, creciendo según se van asimilando los conceptos que maneja. Gess, su autor, sabe perfectamente cómo manejarse en su propio mundo, que tiene su elemento de ucronía pero que se mueve más bien en los parámetros de la fantasía, y se toma su tiempo para explicarlo, y quizá eso es lo que hace se tome algo más de tiempo en dejarnos claros algunos de sus propósitos. Cuando lo hace, la diversión está garantizada, y su más que particular estilo visual es la guinda de un pastel singular, quizá no destinado a que lo saboreen todo tipo de lectores con el mismo placer, pero desde luego dejando en el camino una historia sólida, bien llevada y parte de un universo que tiene una notable originalidad.

Es verdad que las particularidades de Gess como narrador y las ideas que quiere volcar en Un destino de hallador pueden despistar al principio, cuando no se termine de tener claro si los parámetros en los que se va a mover el relato quieren ser clásicos o fantásticos. Pero una vez que se pille la idea y su contexto, el disfrute parece mayor. Las de Gess son, en ese sentido, más de doscientas páginas muy bien aprovechadas para que nadie salga de la obra sin haber entendido perfectamente lo que se nos cuenta. Quizá por esta razón, pero no solo por ella, la historia es siempre sorprendente, mantiene hasta el final giros bastante impredecibles que, una vez leídos y del impacto que provoquen, tienen un encaje bastante natural en el relato. Eso es lo mejor que se puede decir de la labor de un escritor que mantiene como reto constante que el lector no tenga claro lo que va a suceder, porque la mezcla entre lo imaginativo y lo histórico. ¿Un tebeo extraño? Sin duda lo es, pero ahí está también buena parte de su mérito, que asume principios a priori hasta convencionales en esta historia de rescate pero a los que Gess sabe darles la forma que necesita su propuesta para que la sintamos como lo que es, algo completamente distinto a lo que cabe esperar y, seguramente, sin demasiados referentes a los que acogernos.

Que estamos ante un cómic distinto es algo que también se puede ver con claridad en el dibujo con el que nos deleita el autor. El elemento más obvio en ese sentido es el color que Gess imprime a sus páginas, uno que evita la realidad de forma clara y que potencia la tonalidad distinta de los ojos de los protagonistas que tienen habilidades especiales para que no nos olvidemos del mundo en el que estamos, además de convertirlo en un indicador claro del escenario en el que nos movemos. Gess no es nada convencional en su dibujo, como no lo es en sus historias, y lo más evidente de Un destino de hallador es que hay mucha genialidad en el invento. Quizá no se entienda de primeras, quizá pueda resultar debatible el uso de un coloren una o en otra secuencia, pero lo que no se puede negar es que hay una intención muy marcada en las elecciones del autor. Su trazo, grueso, sabe jugar en ese espacio imposible entre la realidad más firme y la fantasía más imaginativa, y nos permite dudar abiertamente sin por ello dejar de seguir la historia con total atención. Es un cuento extraño, pero satisfactorio, y eso es lo mejor que se puede decir del trabajo de un autor que parece tener claro que quiere ofrecernos algo completamente diferente, bastante inclasificable y original en extremo.

Delcourt publicó originalmente el segundo libro de Les contes de la pieuvre, Un destin de trouveur, en abril de 2019. No tiene contenido extra.

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