Director: Kate Herron.
Reparto: Tom Hiddleston, Sophia Di Martino, Owen Wilson, Gugu Mbatha-Raw, Wunmi Mosaku, Tara Strong, Eugene Cordero, Richard E. Grant, Jonathan Majors, Jack Veal, DeObia Oparei, Sasha Lane.
Guion: Michael Waldron, Elissa Karasik, Bisha K. Ali, Eric Martin, Tom Kauffman.
Música: Natalie Holt.
Duración: 42-54 minutos.
Distribuidora: Disney.
Estreno: 9 de junio / 14 de julio de 2021 (Estados Unidos y España, digital).
Las cambiantes formas de la escritura del nombre del protagonista en los créditos de Loki son la mejor definición de los seis episodios de lo que ya se ha confirmado como la primera temporada de la serie. Loki abre el debate sobre lo que hemos visto de una manera que, seguramente, no esperábamos. Su final ha confirmado que la serie no era más que un enlace dentro del Universo Marvel y que el mismo Loki, al final, era una excusa más o menos gozosa para mostrarlo. No quiere decir esto que no haya en la serie elementos que la justifiquen como una aventura de un personaje que hasta ahora había tenido la virtud de robar funciones y estar siempre entre lo mejor de las películas en las que aparecía, pero la conclusión deja un cierto sabor agridulce por la falta de conclusión. Efectivamente, no se trata de dejar puertas abiertas, algo que hacían tanto Falcon y el Soldado de Invierno (aquí, su crítica) como Bruja Escarlata y Visión (aquí, su crítica), las dos primeras series en streaming de Marvel, sino de ser un mero hilo conductor hacia lo que está por venir. Loki es una serie que ha hecho una apuesta valiente, eso lo está haciendo Marvel Studios con todo lo que toca, no se puede decir que sea un producto acomodado, pero que funciona solo a medias o que incluso deja cierta sensación de no saber hasta qué punto ha funcionado, a expensas de lo que esté por venir.
No vamos a desvelar el final, obvio, pero sí podemos decir que la serie de Kate Herron ha extendido a lo largo de seis episodios un escenario que se ha brindado para Loki pero que, al final, podría haber servido para otros muchos personajes. Eso, teniendo a un Tom Hiddleston siempre fantástico en su papel, es casi una irreverencia. Loki, las distintas versiones de Loki, han sido el motor que impulsado la serie… hasta su final. La fuerza de Loki ha estado en la introducción de Sylvie, una muy adecuada Sophia Di Martino, en la dinámica que ha establecido con el Loki que conocíamos, en las otras variantes de Loki, en especial de un Richard E. Grant portentoso con el que se ha reproducido la jugada visual de usar los trajes del cómic de manera literal que ya vimos en Bruja Escarlata y Visión, y en artificios audiovisuales maravillosos, como una banda sonora de extraordinaria sonoridad a cargo de Natalie Holt, con diferencia lo mejor que ofrece la serie, o el portentoso plano secuencia con el que se pone fin al tercer episodio, tan mágico de ver como de imaginar en su concepción, desarrollo y rodaje. Herron ha apostado por un ritmo muy particular y cambiante, quizá para dar una idea real de que es Loki el centro de la serie, pero al final eso queda demasiado supeditado a la sorpresa final, la que tiene que unir este segmento con muchas de las cosas que veremos en el futuro.
¿Es eso malo en sí mismo? Por supuesto que no, es evidente que habrá aficionados que saldrán de Loki entusiasmados por su contenido, por su apuesta y por las puertas que abre, pero es igualmente lícito pensar que Loki, en este caso el personaje, no ha sido más que una excusa para tender puentes. Puede que, en realidad, el término medio sea lo que mejor defina a la serie, que no termina de ser el relato definitivo de Loki que podíamos esperar ni tampoco un mero vehículo de unión dentro del Universo Marvel. Hay cosas que rascar, y las hay en todos los episodios, pero falta una cohesión real que solo brinda una conclusión que, por pura ambición, puede llegar a sacarnos de lo que podríamos haber visto. Hiddleston sigue siendo el Loki perfecto, eso no ha cambiado, incluso aunque el personaje haya experimentado una de las mutaciones más radicales de Marvel en estos poco más de diez años transcurridos desde el arranque de su universo cinematográfico, qué lejos parecen quedar las versiones de Kenneth Branagh en Thor (aquí, su crítica) y Joss Whedon en Los Vengadores (aquí, su crítica), pero su mismo desconcierto ante lo que le está sucediendo, reconociendo el virtuosismo audiovisual que presenta la serie, es quizá la mejor manera de asimilar lo que sucede en estos seis capítulos, que oscilan entre la genialidad y la intrascendencia con demasiada facilidad.
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