Hay iniciativas de las que habría que hablar más y de una manera más elogiosa, y sin duda El Taller es una de ellas. La ESDIP lanza este curso la cuarta temporada de El Taller, un curso pensado para llevar a un grupo de alumnos seleccionados a una experiencia profesional que culmine en la publicación de una antología que recoja una historia corta de cada uno de ellos. Esta nueva edición del curso tiene novedades. Nuevo Nueve se encargará de editar el cómic, y Victor L. Pinel, un autor que precisamente salió de la segunda hornada de El Taller, será su nuevo tutor. Podéis consultar las características del curso pinchando en este enlace y para saber más hemos hablado con Víctor, que nos ha explicado en detalle la importancia que tiene esta iniciativa.
Cuarta edición ya de El Taller. ¿Qué crees que hace especial este curso dentro de la ESDIP y dónde está la diferencia con respecto a otras enseñanzas de la escuela?
Supongo que la respuesta fácil es que en El Taller, a final de curso, vas a formar parte de un cómic que será publicado y vendido en tiendas. Vas a tener una experiencia profesional 100% real. Digo que es la respuesta fácil porque, evidentemente, es lo más llamativo, pero creo que más allá de que tu historia se publique, hay otras pequeñas piezas que con el tiempo, mirando atrás, aprendes a valorar incluso más: la unión de gente con intereses y objetivos comunes, la sensación de grupo, de no luchar las primeras batallas solo, el crecimiento personal, el empujón anímico y de confianza, el aprender cómo funciona un mundo laboral en el que estás entrando… y sí, por supuesto también el tener un libro físico en tus manos que te demuestra que puedes hacerlo. El Taller no es un curso al uso que dependa exclusivamente de la escuela, sino una colaboración, una sinergia, entre ESDIP y una editorial de cómic, en este caso Nuevo Nueve. Es una experiencia a medio camino entre aprender y empezar a ser profesional, y eso mola mucho.
¿A qué clase de alumnos va enfocado? ¿Cuál es el perfil, cuáles son las virtudes que tiene que tener un aspirante para ser el candidato ideal para este curso?
Es un curso pensado para profesionalizar a gente en el sector del cómic, así que lo primero y principal es que ese sea su objetivo: ser autor de cómic profesional. No importa el mercado en el que quiera trabajar, BD europeo, manga, comic book americano, novela gráfica…, enfocaremos a cada alumno hacia sus objetivos. Para cumplir con el objetivo del curso, necesitamos que el alumno tenga cierta experiencia como dibujante. Principalmente que tenga un nivel de dibujo autosuficiente, que no requiera de clases específicas centradas exclusivamente en el dibujo, y a poder ser un mínimo de experiencia narrando páginas de cómic. Profundizaremos y trabajaremos la narrativa en el curso, pero siempre es mejor que no empiece desde cero. Se trata de generar un grupo donde podamos centrarnos en la profesionalización del trabajo como autor de cómic, por ello el acceso al curso se realiza mediante una selección de porfolios, entre los que el editor y yo escogeremos los alumnos que consideremos que tienen un nivel más acorde al desarrollo del curso.
El objetivo final es presentar una historia de ocho páginas ¿Cómo se encara una historia de esa extensión? Me imagino, y seguro que algo de eso me puedes contar, que en la cabeza de un aspirante a autor suele haber ideas más ambiciosas y seguro que tú mismo pensabas que con solo ocho páginas es muy difícil contar esa historia que para cada autor es tan especial…
Me has hecho recordar mis terrores de alumno…, ja, ja, ja. Sí, como dices lo normal es que en un curso de estas características el alumno tenga proyectos mucho más ambiciosos, por ello estructuramos el curso en dos partes diferenciadas. Por un lado, se desarrolla el dossier de venta de un proyecto largo, enfocado al mercado y los intereses que tenga cada alumno. Aquí trabajamos la construcción de la historia, sus características según los editores y público objetivos, el argumento, la estructura, personajes, etc. El objetivo es que al acabar el curso el alumno tenga su dossier de proyecto largo preparado para poder buscar un editor interesado en el proyecto. Para buscar trabajo, en definitiva. Por otra parte, una vez creada la historia larga, cada alumno trabaja en una historia corta, de ocho páginas, inspirada en el proyecto largo. Y aquí es donde debe aprender a sintetizar, a trabajar el formato corto, con sus propias características y recursos, que por supuesto también veremos en clase. Esta historia corta debe poder leerse de manera independiente, porque será la que será editada en el libro colectivo, y el lector debe tener una experiencia de lectura completa y satisfactoria, más allá de la existencia del proyecto largo.
Uno de los objetivos del curso es que los alumnos aprendan a presentar un proyecto profesional y que conozcan cómo funciona el mercado. ¿Eso es algo que le falta con frecuencia a los futuros profesionales? ¿Qué nociones suelen tener de esa parte de la profesión cuando se incorporan a un curso como este o a cualquier otro de la ESDIP?
Por mi experiencia desde que comencé a abrirme camino en el sector, creo que sí es algo que algunos futuros profesionales echan en falta. Por supuesto hay de todo, y hay gente muy bien preparada, pero me he encontrado en múltiples ocasiones, sobre todo cuando era más joven, con editores franceses en el festival de Angoulême elogiando y agradeciendo lo bien preparados que llevábamos los proyectos en mi grupo de amigos, preguntándonos dónde habíamos estudiado y sorprendidos viendo los ejemplares de El Taller. Muchas veces los propios editores comentaban con nosotros que mucha gente se presenta ante ellos sin ninguna idea sobre cómo vender un proyecto, y que eso les dificulta enormemente su trabajo. También nos ha ocurrido que, mientras hacíamos tiempo para hablar con algún editor, otros autores noveles en la misma situación que nosotros nos han consultado sobre cómo llevábamos nosotros nuestros proyectos, porque ellos mismos no tenían muy claro cómo presentarse ante un editor. Siempre he agradecido el haber tenido en El Taller una formación sobre este tema que me ha facilitado enormemente el camino.
En tu caso pasas de haber sido alumno a convertirte en el tutor, de formar parte de la segunda temporada de El Taller a ser quien va a guiar a nuevos chavales por este camino… Aunque ya tienes experiencia en la docencia, ¿qué se siente al ser parte precisamente de El taller desde el que saliste, pero en esta ocasión estando al otro lado? ¿Qué esperas de este año?
Pues es algo que me hace sentir muy feliz, y en cierto modo orgulloso de estar aquí. Por otro lado mentiría si no dijese que también siento un poco de vértigo. Precisamente por haber formado parte de ello, sé de la importancia que un curso como este puede tener para un alumno, y es una gran responsabilidad. Pero creo que está bien sentir respeto por una nueva aventura. El respeto siempre ayuda a dar lo mejor de uno mismo. Lo bueno de coger el testigo de algo que ya funciona tan bien, es que no tienes que cambiar gran cosa para que siga funcionando. Tengo algunas ideas, pequeños ajustes aquí o allá, pero en esencia, si las cosas salen parecidas a las tres temporadas anteriores, me sentiré más que satisfecho.
En un mercado tan saturado de obras como el nuestro, entiendo que es complicado que el trabajo grupal de una serie de estudiantes llame la atención de un lector cualquiera. Asumo que la elección de Nuevo Nueve para sacar el libro, con un editor como Ricardo Esteban que apuesta por el talento de los nuestros, es otra razón de peso para que confiemos en que el resultado va a tener calidad, ¿es así?
Si por algo se ha caracterizado Ricardo desde que empezó en todo esto es precisamente por esa apuesta hacia los nuevos talentos. No es fácil que un editor se preste a editar un libro de estas características, y Ricardo no sólo lo hizo una vez, sino que nos da toda su confianza para continuar con ello y ya vamos por la cuarta edición. Con Ricardo siempre son todo facilidades. Fue a través de El Taller como conocí a Ricardo, que nunca dejó de interesarse por mi trabajo, y al que le faltó tiempo para interesarse por la publicación en castellano de mis primeros cómics en Francia. Ya tiene uno publicado, otro en imprenta y ya me está tanteando sobre lo nuevo que estoy haciendo para Francia… ja, ja, ja. Tampoco dudó un momento cuando le planteé recuperar El Taller desde Nuevo Nueve conmigo como tutor. Ricardo es un ejemplo de esfuerzo, confianza y dedicación por el sector en España.
Seguimos en pandemia, aunque afortunadamente parece que las cosas van mejorando. ¿Ha alterado eso de alguna manera la preparación del curso o la manera en la que se pueda desarrollar durante los próximos meses?
Bueno, para empezar, si no hubiese habido pandemia, quizás habría intentado lanzar esta 4ª Temporada el curso pasado. La idea ya me rondaba la cabeza, pero resultaba muy precipitado, y sobre todo era difícil de ejecutar sin tener ciertas garantías sobre cómo podría desarrollarse el año. Es un tema que me preocupaba mucho, principalmente porque El Taller requiere de una interacción directa entre los alumnos y de un entorno de trabajo cómodo y presencial. Ahora la mayoría de los cursos de ESDIP son semi-presenciales, los alumnos pueden escoger la opción telemática, pero este es un formato que no es compatible con la interacción que requiere El Taller. Afortunadamente parece que la cosa empieza a estar un poco más controlada, además de que parece que las medidas y protocolos tomados este curso en ESDIP han evitado grandes problemas a lo largo del año. Por supuesto estaremos preparados ante imprevistos, pero en principio el desarrollo del curso no debería verse alterado.
¿Qué recuerdas de aquella primera historia tuya para El Taller y de tu año como estudiante? ¿Cómo fue la experiencia y cómo te ha ayudado a ser el autor que ahora eres, con varias obras publicadas en Francia y alguna ya afortunadamente también en España?
Cuando acabe el verano fue mi primer proyecto largo. Al menos el primero con una conciencia real de lo que estaba haciendo. Siempre le tendré un cariño especial, y de hecho, sigue siendo un proyecto activo. Sin ir más lejos, mi actual editor en Francia mostró su interés por él, pero yo tenía más ganas de empezar con algo nuevo y estoy trabajando en algo diferente. No dejo de pensar que habría sido algo muy guay estar desarrollando mi proyecto de El Taller profesionalmente mientras tutorizo la 4ª Temporada, ja, ja, ja. En cualquier caso, que un proyecto que hice hace nueve años siga teniendo validez y oportunidades a día de hoy, con los cambios y ajustes correspondientes, por supuesto, creo que es la mayor prueba de que El Taller funciona. Nunca lo diré lo suficiente, quizás podría haber llegado a ser profesional por otro camino, de otra forma, pero estoy seguro de que habría sido mucho más largo y complicado de lo que lo fue de no ser por El Taller. No sólo por los conocimientos sobre cómo desenvolverme en el mundo laboral, sino también por los contactos, los compañeros y la experiencia del curso, que hicieron todo mucho más fácil.
Como tutor coges el testigo de manos de Kenny Ruiz, amigo, autor de gran prestigio y un tipo con una estrecha vinculación con la ESDIP a través de El Taller. ¿Ser su relevo es una presión añadida o más bien una guía de por dónde deben ir las aguas? ¿Qué te ha dicho él cuando le has contado que vas a ocupar su antiguo puesto?
¿Habíamos hablado ya de sentir vértigo? Ja, ja, ja, ja. Tengo la suerte de que a día de hoy Kenny es un buen amigo. Esta cuarta temporada no es algo que haya pasado de repente, de improviso. El propio Kenny me había sugerido alguna vez hacerlo, pero yo consideraba que era demasiado pronto. Me faltaba quizás un poco de recorrido. El Taller es una responsabilidad con la editorial, con los alumnos y con la escuela, y quería estar seguro de que lo iba a poder hacer con garantías. Cuando por fin me decidí a ello, Kenny fue la primera persona en saberlo, y la primera en darme ánimos con ello. Por supuesto también la ESDIP y Ricardo Esteban. Afronto este curso con el máximo respeto hacia el trabajo excelente que se hizo en las tres temporadas anteriores, y saber que cuento con el apoyo de todos ellos es clave para mí. Kenny es, probablemente, el mejor profesor que he tenido. Procuro no pensar que voy a ocupar su puesto. Llevo siete años impartiendo clases y desde el principio Kenny siempre fue un referente para mí como docente. No solo por sus conocimientos, sino por su forma de transmitirlos, por la motivación que es capaz de generar en sus alumnos. Si lo ha sido cuando impartía clases en otros cursos, es difícil que no lo siga siendo ahora en un curso en el que yo mismo fui su alumno. Pero con el tiempo y la experiencia, también me conozco mejor a mí mismo. Cualquiera que nos conozca a los dos, sabe que Kenny y yo tenemos formas de ser completamente diferentes, y seguramente mi forma de enseñar también lo es. Y eso está bien. En mi cabeza, incluso a día de hoy, siempre hay un pequeño Kenny que me responde algunas preguntas, me da consejos, me avisa de los peligros, me da collejas cuando soy idiota, me ayuda… pero también deja hueco para escuchar otras voces, y para escucharme a mí mismo: mis respuestas, mis consejos, mis experiencias, mis collejas… Y espero y confío en que en la cabeza de mis alumn@s el día de mañana, cuando sean profesionales, habrá un pequeño Víctor haciendo lo mismo. Un Víctor que a su vez tendrá un poquito de Kenny, y un Kenny que a su vez tendrá un poquito de quienes fueron sus mentores, que a su vez… Si eso pasa, entonces sí, habré ocupado su puesto y todo esto habrá valido la pena. Hasta entonces, voy a concentrarme en pensar que simplemente… ¡voy a ser el tutor de una nueva generación de El Taller! Y eso mola mucho.