Título original: Tamara Drewe.
Director: Stephen Frears.
Reparto: Gemma Arterton, Roger Allam, Bill Camp, Dominic Cooper, Luke Evans, Tamsin Greig, Jessica Barden, Charlotte Christie, John Bett, Josie Taylor, Bronagh Gallagher, Pippa Haywood, Susan Wooldridge, Alex Kelly, Lola Frears, Joel Fry, Cheryl Campbell.
Guion: Moira Buffini.
Música: Alexandre Desplat.
Duración: 75 minutos.
Estreno: 20 de septiembre de 2010 (Reino Unido), 12 de noviembre de 2010 (España).
Que un director como Stephen Frears se fijara en un cómic como Tamara Drewe (aquí, su reseña) como material para una película nos invita a pensar dos cosas, y ambas son bastante positivas. Por un lado, a nivel general, resulta evidente que el cómic ha alcanzado un enorme nivel de madurez y cubre un espectro tan grande de géneros y situaciones que sus miras son inagotables. Nada que no supiéramos quienes leemos cómic, pero quizá una buena lección para quienes sigan pensando que las viñetas sobre ofrecen superhéroes y material para los más pequeños, espectros que, desde luego, tampoco vamos a menospreciar. Por otro lado, a nivel particular, que el cómic de Post Simmonds es tan ácido y divertido como para que Frears monte una comedia simpática y agradable, aunque en el fondo parezca un poco menos Tamara Drewe que la Tamara de las viñetas. Y eso que lo más difícil en este tipo de adoraciones está más que conseguido, algo que en una historia de estas características no pasa como en otras vertientes del género por un diseño de producción que quite el aliente o por un parecido visual de los personajes a los originales dibujados, porque Frears ensambla un reparto magnífico encabezado, o quizá no tanto, por Gemma Arterton dando vida al personaje que da título a la historia.
Frears mantiene la estructura en estaciones que tenía Simmonds en el cómic, y eso hace que todo parezca un poco más reconocible. Hay más enredo que crítica social en la aproximación de Frears, lo cual resulta curioso en su director, pero la ambientación de esto que no deja de ser una comedia romántica, o casi más bien antirromántic,a está por encima de todo. Frears apuesta por potenciar el enredo emocional, por el adulterio como tema fundamental, y aunque mantiene la aparición de Tamara en una comunidad de escritores como motor fundamental de la historia, lo es menos que en el cómic. Frears es más directo, más evidente, se maneja mejor jugando a la comedia con Arterton desnuda sobre la cama que en los largos textos de Simmonds. No es que sea menos puntilloso cuando quiere, pero lo es por otros caminos y quizá buscando otro lado de la historia que el libro tocaba algo más de refilón. Pero, claro, Frears tiene algo que Simmonds no disfrutó, a unos actores muy metidos en sus roles, desde el matrimonio que forman Roger Alam y Tamsin Greig, que son el corazón emocional de la película en todas sus fases, hasta la divertida disputa por el interés de Tamara en el que entran, aunque ni mucho menos solos, Luke Evans y Dominic Cooper. Frears siempre ha sido un excelente director de actores y Tamara Drewe lo demuestra una vez más.
A partir de ahí, se trata de encontrar el lado cínico y divertido de las relaciones sociales y personales, de ver lo que es capaz de hacer una adolescente enamorada por conseguir el favor de su músico favorito, de lo que cambia la percepción que tienen los locales de aquella chica que conocían cuando regresa con la nariz operada, de lo que la infidelidad supone en un matrimonio teóricamente feliz o de cómo todo esto que sucede en una comunidad tan pequeña puede afectar a la escritura de cada uno de ellos. Hay en la película de Frears un trabajo de síntesis de muchas de las cuestiones a las que se asoma Simmonds, pero es algo que sin haber leído el cómic pasa desapercibido porque el guion es bastante acertado. Frears nos da justo lo que quiere, creando un divertido microcosmos en el que hasta lo más absurdo parece tener sentido. Tamara, a pesar de su deslumbrante entrada en escena y de lo bien que entiende Frears el atuendo con el que la Tamara de las viñetas hace su aparición y las reacciones que despierta, está algo más escondida, es evidente que a su director le interesa más la comunidad que la protagonista. Como a Simmonds, pero por vías distintas. O lo que es lo mismo, el director hace una interpretación, una adaptación, en lugar de fotocopiar. Bien por Frears, bien por el guion porque saben llevarnos donde pretendían.
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