Guion: Kaoru Ochiai.
Dibujo: Yumiko Igarashi.
Páginas: 192.
Precio: 9 euros.
Presentación: Rústica con sobrecubierta.
Publicación: Mayo 2021.
Con el arranque de Josefina. La emperatriz de las rosas (aquí, reseña de su primer volumen) quedaron claros los dos elementos que debían llamar la atención del lector. Por un lado, Kaoru Ochai y Yumiko Igarashi trazan una biografía de la protagonista que pasa por muchos elementos atractivos e históricos con los que se puede construir un muy buen relato con todos cambiantes. Y por otro, la apuesta más evidente, se trata de contarnos este relato desde el punto de vista de otro personaje, el de Agathon, ayudante de cámara de Josefina al que conocemos siendo un niño y que en este punto es ya todo un hombre. Esos dos elementos siguen muy presentes, porque el manga no es solo la biografía que sugiere el título sino la historia de la relación entre sujeto y narrador a través de un momento histórico fascinante y que en las páginas del segundo volumen alcanzan los eventos de la Revolución Francesa. Y eso incluye guillotinas y a nobles en peligro, ideales y lealtades que no siempre se podían mantener puras. Nobles como nuestra protagonista, desde luego. Y es que lo notable de Josefina está, precisamente, en lo bien que cubre un periodo histórico sin necesidad de verse convertido en un libro de texto, lo que abre la puerta a distintos escenarios y situaciones que están enriqueciendo la serie capítulo a capítulo.
Ochai cubre la historia de una manera muy interesante, porque sabe hilar bastante bien las tramas que abre y, sobre todo, lo que le sucede a cada personaje en cada uno de los escenarios que aborda. Nuestra protagonista vuelve a casa y regresa a París, sale de su zona de confort, y se arriesga mucho. Ese carácter heroico aporta algo que, a priori, Josefina no tenía por qué ofrecer. De esta manera, la serie no se queda solo en la vida cortesana que muchos habrían imaginado. Y no, no es la historia de Napoleón, aunque eso sea algo que ya no sea necesario recordar. Pero si la historia de Josefina es fascinante, no lo es menos la de Agathon, porque si la heroína ve tambalearse la base sobre la que espera ver siempre sustentada la vida, la de su ayudante es fascinante. Está en una posición en la que puede verlo todo, en la que siente el enorme peso de la lealtad hacia su señora, pero en la que asume también un rol como libertario social, el que muchos jóvenes tuvieron que asumir en la revuelta. La mezcla de esas dos vías es lo que hace de Josefina una lectura tan interesante y bien llevada, y lo que además sigue dejando muchas puertas abiertas en todos los ámbitos de la serie, en lo romántico desde luego pero sobre todo en lo que tiene que ver con los personajes, mucho más incluso que el contexto histórico.
Igarashi mantiene el espléndido nivel del primer volumen de la serie, porque sigue asumiendo con mucha soltura la importancia de sobresalir en los dos aspectos de Josefina. Es evidente que es una obra de época, y en ese sentido el detalle es vital y se ve en cada viñeta, en las ropas, en los escenarios, en los ambientes. Al mismo tiempo son los personajes los que tienen que enamorarnos. Y lo hacen, indudablemente lo hacen, porque de otra manera esta historia no podría tener el mismo alcance. Igarashi no rehúye ningún aspecto, ni siquiera los más violentos, que por supuesto los tiene el relato, ni tampoco claro está los más románticos, que sabe encajar incluso dentro del drama, e incluso sabe asomarse a elementos que no tienen por qué ser cien por cien realistas, que en muchos momentos es lo que demanda el contexto histórico. Esa hábil mezcla que tiene Josefina es la clave de que el manga funcione tan bien. Lo visual parece siempre un peldaño por encima del relato, porque es un manga muy bonito de ver y leer, que destaca con una sencillez bastante apreciable y que sabe la historia que está contando y cómo la quiere contar. Con esas cualidades, que podemos hasta dar por sentadas, Josefina. La emperatriz de las rosas es un manga notable que se disfruta a muchos niveles, algunos más o menos previsibles pero otros que sorprenden.
Bara No Josephine comenzó a publicarse en 2013. No tiene contenido extra.
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