Cine – ‘Death Note. El nuevo mundo’, de Shinsuke Sato

Título original: Death Note: Light Up the New World.

Director: Shinsuke Sato.

Reparto: Masahiro Higashide, Sosuke Ikematsu, Masaki Suda, Erika Toda, Rina Kawaei, Mina Fujii, Nakamura Shido II, Sota Aoyama, Eiichiro Funakoshi, Miyuji Sawashiro, Tori Matsuzaka, Kenichi MatsuyamaTatsuya Fujiwara, Kensei Mikami.

Guion: Katsunari Mano.

Duración: 135 minutos.

Estreno: 29 de octubre de 2016 (Japón), 20 de abril de 2017 (España).

El universo de Death Note (aquí, su reseña) tiene un sinfín de posibilidades, y Death Note. El nuevo mundo es una de ellas. Una de las buenas, aunque con matices. Buena porque tiene un ritmo salvaje, porque imagina un futuro diez años después de la llegada del cuaderno de muerte con el que Light emprendió su particular cruzada para erradicar el crimen del mundo. Y lo imagina con acierto, en unas circunstancias en las que hay hasta seis cuadernos y lo que vemos es una auténtica lucha por encontrarlos y poseerlos con distintos fines según quienes los persigan. La idea de que haya un sucesor de Kira es fascinante, y cuando la película coge ritmo es bastante cautivadora, incluso aunque seamos plenamente conscientes de que la velocidad con la que suceden las cosas sea también una manera de enmascarar las irregularidades que tiene el conjunto. Multiplicamos cuadernos, multiplicamos shinigamis y multiplicamos bandos, porque aquí no se trata de ver a una persona utilizando un Death Note y a sus perseguidores. Cierto es que tanta ambición numérica al final lleva la película a una duración de dos horas y cuarto que se hacen algo pesadas en algunos momentos. El final lo compensa, desde luego, porque es tan intrigante como cabría desear y confirma que estamos, efectivamente, ante ese nuevo mundo del título.

Lo mejor de esta película está en el ritmo trepidante del que hablábamos, que nos hace sentir que estamos en un clímax continuo y en el que la muerte es un peligro real para cualquiera, pero sobre todo en que trata de cerrar tramas del Death Note original para encontrar una manera distinta de proseguir la historia. Maneja bien las herramientas que lega el manga e introduce bien otras propias. Y sí, la historia acaba siendo voluntariamente enrevesada, planteando una cortina de humo que desoriente lo suficiente para escapar de los agujeros del guion, esos que se tapan con complejas explicaciones de las normas del Death Note que tienen mucho menor efecto que ver su uso. Aceptamos de esa manera que el relato se extienda, porque, al final, eso nos da más tiempo para ver a unos shinigamis bastante bien conseguidos y que, aunque se toman algunas licencias con respecto al manga, funcionan francamente bien en pantalla. Es cierto que El nuevo mundo, por muchas aspiraciones que pueda tener de ser un punto y aparte en la historia, necesita de muchos elementos originales, y es ahí donde el espectador que no haya leído Death Note o no haya visto algunas de las versiones previas, sean japonesas como esta o la norteamericana (aquí, su crítica), pueden estar algo perdidos, más con la presencia y ausencia de algunos personajes que con la trama en sí.

Cuando El nuevo mundo alcanza sus picos de mayor tensión es, precisamente, cuando llega a sus fronteras épicas, cuando muestra los efectos del Death Note en personas muy distintas, y aunque quizá eso juega en contra del resultado final de la película la cota emocional tiene lugar en la primera mitad, en una secuencia de asesinato en masa que impacta por su realismo y por ser, efectivamente, la mejor demostración que hemos visto hasta la fecha de lo que puede hacer un cuaderno de muerte en las manos equivocadas. Gusta también el juego entre shinigamis, pero lo cierto es que eso se queda algo cojo. Es curioso que lo más llamativo de esta historia, al menos en lo que se refiere a su parte más fantástica, sea lo menos logrado hasta ahora en el cine. El nuevo mundo tiene muchas más virtudes que defectos, y la película de Shinsuke Sato consigue sobreponerse con éxito a muchos de los problemas a los que tiene que hacer frente una historia que exige del espectador mucho conocimiento previo de normas de juego y de personajes. Eso mismo hace que algunas de las tramas, en especial la que afecta a Misa, no tengan el mismo efecto en todos los espectadores, pero no se come el buen sentido del ritmo que tiene el filme, muy entretenido incluso en sus momentos de mayor caos.

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