‘Tamara Drewe’, de Posy Simmonds

Editorial: Salamandra Graphic / Penguin Random House.

Guion: Posy Simonds.

Dibujo: Posy Simonds.

Páginas: 136.

Precio: 20,90 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Abril 2020.

Es bastante fácil sentirnos como lectores tan fascinados por Tamara Drewe como los habitantes de Stonefield se sienten con la llegada de la misma Tamara dentro de la historia. Posy Simonds adapta libremente la novela de Thomas Hardy Lejos del mundanal ruido y lo hace de tal manera que nos metemos de lleno en este retiro campestre que revoluciona la llegada de esta atractiva joven. Simonds tiene una manera muy divertida de contarnos la historia, fundamentalmente en viñetas pero también a modo de diario en muchos segmentos, y diario además de personas distintas. Es una historia costumbrista de libro, desde luego, pero a la vez es una comedia muy divertida. Y es un pedazo de realidad, aunque sea una realidad que a muchos probablemente nos pillará algo lejos, ya sea por el entorno literario que propone o por lo localista que es en su paradójica universalidad. Tamara es una revolución en su mundo, y Tamara Drewe quiere serlo en el nuestro. ¿Es o no es una genialidad esa forma de hacer que el lector participe en lo que está leyendo? Simonds le ofrece tal variedad de personajes, y con ellos un abanico tan amplio de decisiones éticas que la implicación a este lado de la página está prácticamente asegurada. Es verdad que no inventa nada, pero lo que escoge para entretenernos es bastante sobresaliente.

Lo es, sobre todo, porque personaliza la historia en un personaje que no es, en realidad, el esencial en este microcosmos de Stonefield. De lo que habla SImmonds es de lo que revuelve en ese escenario y no tanto de lo que ella es o hace. Es decir, la obra propone un punto de vista múltiple que es muy difícil sostener con éxito. Puede que la concepción original de la historia, en su publicación seriada, sea más eficaz que la lectura en el volumen recopilatorio, pero las mismas columnas de Tamara que vemos dentro de la historia nos recuerdan esa cadencia de lectura y añaden una nueva dimensión más a la obra. Eso no quiere decir que Simmonds nos aleje de Tamara o que no nos muestre quién y cómo es. Al contrario, sin Tamara no hay historia… aunque no sea esta la historia de Tamara sino la de Stonefield. Insistimos, hay mucho de paradójico en esta forma de contar este relato, y la verdad es que resulta muy agradable que así sea, porque al final se trata de ver lo que cambia una comunidad muy concreta en el transcurso de un año. Mucho tiempo, desde luego, para una historia que quiere acercarse al detalle y en la que la autora acierta con mucha frecuencia en todo lo que nos va proponiendo para que se mantenga la sorpresa como la mejor manera de ir adentrándonos cada vez más en este intrincado universo.

La historia tiene que ser cercana y realista, y de ahí que el dibujo de Simmonds sea perfecto para estos propósitos. La sencillez es su mejor arma, su propuesta es cálida y divertida, sabe ser caricaturesca de base pero también muy creíble. Paradójico también, ¿verdad? Pues sí, lo es, y eso mismo es lo que hace que funcione con una fuerza tremenda. El juego de colores que nos propone la autora es muy divertido y juguetón, casi siempre reflejando la realidad que busca retratar, pero apagando la iluminación de su paleta de colores cuando le interesa. Tamara es la joven atractiva que necesita para que Stonefield se revolucione de la manera en la que lo hace. Tamara Drewe trascendió mucho más allá de lo que seguramente se proponía a través del cine, porque en el fondo es una obra de marcado ambiente local que apela sobre todo a ese público, pero gracias a eso, gracias a la película de Stephen Frears, tuvimos la oportunidad de comprobar cuán universal es lo que nos propone esta historia de amores, deseos, envidias, engaños y letras a la que asistimos en un retiro campestre de escritores, cada uno con sus peculiaridades. Y ahí entran en juego las de Tamara, que no son pocas, y encajan perfectamente con esa narración doble de prosa y viñetas que conforman un libro divertido, juguetón y con el que resulta muy fácil conectar.

Tamara Drewe se publicó originalmente de manera seriada en The Guardian entre septiembre de 2005 y octubre de 2007. El único contenido extra es una introducción de Stephen Frears.

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