Cine – ‘Justice League of America’, de Félix Enríquez Alcalá

Título original: Justice League of America.

Director: Félix Enríquez Alcalá.

Reparto: Matthew Settle, Kimberly Oja, John Kassir, Michelle Hurd, Kenny Johnston, David Krumholtz, Elisa Donovan, Ron Pearson, David Odgen Stiers, Miguel Ferrer, Jason Weissbrod.

Guion: Lome Cameron, David Hoselton.

Música: John Debney, James Raymong.

Duración: 86 minutos.

Estreno: 28 de diciembre de 1997 (Estados Unidos, televisión).

En el cómic funcionó. La Liga de la Justicia Internacional (aquí, si reseña) hizo que viéramos que un tono de sitcom y la ausencia de los pesos pesados, aunque alguno anduviera por allí con cierta frecuencia, podía encajar con el mayor grupo de superhéroes de DC. Keith Giffen y J. M. DeMatteis firmaron con esas armas una de esas etapas que se recuerda siempre con cariño, y no es extraño que se intentará trasladar ese acierto a la pequeña pantalla en una época en la que el cómic de superhéroes daba más sinsabores que éxitos, en los complicados años 90. Pero ahí el éxito no fue ni parecido. Justice League of America no es más que una tibia propuesta de reproducir el cómic ya mencionado, pero en el que se notan demasiado las costuras. En espíritu y en la realidad, porque quizá el gran problema que se pueda ver a simple vista en este intento fallido de episodio piloto está en que los héroes no tienen realmente pinta de héroes. Uno ve series televisivas como la de Flash en los años 90 y tienen mucho más carisma del que desprenden los trajes del propio Flash, Green Lantern, Átomo, Hielo, Fuego e incluso el Detective Marciano, con un maquillaje que casi da a su cabeza un tamaño caricaturesco. No se puede decir que no haya un esfuerzo sincero en todos los actores para entrar en el tono que propone este telefilme, pero no tienen demasiadas armas a su favor.

No las tienen, desde luego, en el guion, una historia que sirve para el tono de sitcom, para que todos los actores disfruten de esos momentos mirando a cámara, siendo entrevistados y contando lo que supone formar parte de la Liga de la Justicia y la convivencia con sus compañeros de grupo, pero en el resto de sus componentes es tremendamente flojo, ingenuo, casi inane y fácilmente olvidable. A pesar de la torpe introducción de otro personaje teóricamente para despistar, y que de hecho da pie a las escenas más absurdos de la película, las que dejan a estos héroes como auténticos aficionados, no hay misterio real en la identidad de un villano que resulta tan pobre como los efectos especiales con los que se manifiesta su dominio del tiempo. Hay tan poco que ofrecer por ese camino que la película incluso prescinde de un clímax real y emocionante, todo se resuelve con una rapidez inverosímil, no hay nada de épica, ni siquiera sugerida y no se ve en ningún momento que la combinación de los poderes de los integrantes de la Liga de la Justicia sea el camino para conseguir un objetivo.  Ni en lo visual ni en espíritu, decíamos, no hay nada que nos ponga en situación de estar viendo de verdad a un grupo de superhéroes capaces de salvar el mundo. De rescatar gatitos atrapados sí, como resulta inevitable ver en esta película por su tono de comedia.

Más allá de su encaje concreto en una tendencia nacida del cómic, que es lo único en lo que realmente se puede ver que hay un interés real por los personajes que coge (aunque mantengan el nombre original, el de Guy Gardner, El Green Lantern que vemos es una rebajada versión de Hal Jordan), Justice League of America no ofrece mucho más. Como sitcom puede cumplir, más o menos, pero tampoco resulta brillante o especialmente imaginativa, y no hay nada que sume algo de espectáculo en la televisiva realización de Félix Enríquez Alcalá, a pesar de que en sus créditos posteriores se pueden ver series de mucha mejor factura como Battlestar Galáctica o Terminator. The Sarah Connor Chronicles. Quién sabe cómo podría haber resultado el invento si la comedia hubiera estado en contraponer a Superman o Batman con estos minimizados héroes o si hubiera tratado de ser algo más que una simple traslación del tono de Friends o cualquier otra serie de colegas a un entorno superheroico bastante limitado. Tiene valor solo como rareza, porque ni siquiera el aspecto de los protagonistas puede salvar de la quema un producto de bajísima calidad, de casi nulas ambiciones y que apenas se puede rescatar por las versiones que hace de los personajes que, incluso dos décadas después, no han vuelto a tener una encarnación de imagen real.

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