‘Voces que cuentan. Una antología’

Editorial: Planeta Cómic.

Guion: Julia Otero, Lola García, Diana López Varela, Estefanía Molina, Eva Amaral, Leticia Dolera, Sandra Sabatés, Almudena Grandes, Patricia Campos.

Dibujo: Ada Diez, Agustina Guerrero, Akira Pantsu, Ana Oncina, María Hesse, Raquel Riba Rossy, Sandra Cardona, Sara Herranz, Sara Soler.

Páginas: 144.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Febrero 2021.

El valor de una antología como Voces que cuentan es incalculable. Primero por lo que es, una serie de relatos que nos hablan de la mujer. De su realidad, de sus sueños, de sus oportunidades, de su historia, de sus miedos y peligros. Es un libro femenino y en femenino, pero a la vez universal en grado sumo, porque lo que cuenta no es solo para mujeres, y entenderlo así sería el más grande de los errores. Y segundo, porque es un ejercicio autoral enorme. Como se recalca en la contraportada, tenemos nueve escritoras y nueve ilustradoras. Sus mundos no son los mismos y se han entendido a la perfección. Son la maravillosa demostración de que el talento se abre camino, aunque todavía quede gente que quiera entender que un nombre de mujer puede suponer una traba a ese desarrollo. Son, efectivamente, voces que cuentan. Y cuentan no como cuota, sino como necesidad. Cuentan porque tenemos un espectro de escritoras amplísimo y diverso, que nos lleva de los grandes premios del arte escrita a los platós de televisión o a los escenarios musicales. Y cuentan porque dibujan con estilos tan distintos que acaban convirtiendo el libro en un festival visual incomparable. Son nueve escritoras y nueve ilustradoras, y aunque habrá un editor que tiemble al pensarlo, ojalá hubieran sido el doble. Ojalá haya más en el futuro.

Ojo a la lista de escritoras a las que se ha convencido para que se sumen a un cómic, porque a lo mejor, solo a lo mejor, eso sirve para que algunos pierdan esa imagen de arte menor para referirse a las viñetas. Se suman a este trabajo Julia Otero, Lola García, Diana López Varela, Estefanía Molina, Eva Amaral, Leticia Dolera, Sandra Sabatés, Almudena Grandes y Patricia Campos. Y lo hacen a veces incluso desde el desconocimiento del cómic. Lo hacen para contar historias tan personales como la de Sabatés, que habla de las mujeres de su familia, o la de Otero, que nos recuerda su propia vida, tan sinceras e íntimas como López Valera para hablarnos de la anorexia y la presión social que puede abocar a terrores tan profundos, tan imaginativas como la de ese mundo dominado por mujeres que describe García, tan realistas y descorazonadoras como la anécdota que Dolera entresaca de Morder la manzana. Hay mundos reivindicativos como los del pasado que resucita Grandes con la figura de Josephine Baker o los de la iniciativa personal de Campos. Leemos en viñetas la Soledad de Amaral, y también la intensa realidad social de Molina, en la que una mujer duda socialmente por el simple hecho de serlo. Qué voces. Qué historias. Qué fragmentos de vida tan aparentemente pequeños y a la vez tan inspiradores.

Puede que mucha gente le dé valor a este libro por ese brillante listado de escritoras. Puede. Pero quienes llegamos a este libro desde el lado del cómic, tenemos que poner en valor el listado de ilustradoras con el mismo orgullo: Ada Diez, Agustina Guerrero, Akira Pantsu, Ana Oncina, María Hesse, Raquel Riba Rossy, Sandra Cardona, Sara Herranz y Sara Soler, nada menos, con la guinda de la espléndida portada de otra enorme artista, Esther Gili. Qué distintas son todas suyas, que muestrario de estilos y bellezas dispares nos enseñan, desde la ilustración más realista de Herranz hasta la inspiración del manga de Pantsu, desde las formas coloridas de Diez hasta el retrato realista de Cardona, pasando por el estilo que ya conocemos tan marcado de artistas como las creadoras de Croqueta y Empanadilla (aquí, su reseña) o Lola Vendetta (aquí, reseña de su último libro). No podemos elegir, no podemos decir que tal fragmento es mejor que otro porque el libro está pensado para que demos a todas estas voces el valor que tienen, el de recordarnos que el presente es, por fin, tan femenino como masculino, que hemos de llegar a una igualdad que no en todos los espectros se vive, que hay que seguir denunciando las injusticias y celebrando los cantos de libertad como los que proponen estas artistas. Una delicia de libro.

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