‘Una temporada en el desierto’, de Chema García

Editorial: Karras.

Guion: Chema García.

Dibujo: Chema García.

Páginas: 112.

Precio: 18 euros.

Presentación: Cartoné

Publicación: Diciembre 2020.

Vivimos en unos tiempos curiosos para el cómic que define a artistas como Chema García. Hoy mandan las historias largas, las series, las novelas gráficas, los grandes libros. ¿Y qué pasa entonces con las historias cortas, las ideas improvisadas, los personajes sin continuidad? Lo tienen difícil, desde luego. Pero se abren camino. Como sea. En la revista, que sigue dando esos coletazos que para muchos serán los últimos pero están todavía ahí, pero también en antologías como la que nos llega bajo el título de Una temporada en el desierto. En este libro vemos trabajos de los últimos veinte años del autor, completados con una sensacional entrevista a cargo de Alejandro Romero que nos permite entender a un creador de cómics que por momentos se siente tan cercano a Vázquez como a Moebius, ¡como si semejante zigzagueo fuera posible. Pues resulta que lo es, y García lo demuestra en un volumen cargado de locuras y buen humor, de estilos e influencias cambiantes, casi contradictorios pero que se convierten en las partes que se tienen que sumar para entender a un autor inquieto y diverso, que se desarrolla con la libertad de presentar trabajos propios, sin encargos previos ni control de ningún tipo. Una temporada en el desierto es Chema García. Y Chema García es, al margen de que pueda ser otras cosas, Una temporada en el desierto.

Puede sonar un poco extraño, y seguramente muy injusto, que digamos que un libro que recopila trabajos realizados a lo largo de dos décadas es una magnífica carta de presentación. Vamos a explicarlo. No se trata de no conocer a Chema García, que puede ser en el caso de algún que otro lector, por supuesto, sino de saber entenderle. Ya lo hemos dicho, no hay en este libro una uniformidad de estilos, tonos o historias. Si lo miráramos de manera casual y distraída, no sería difícil pensar que estamos ante un volumen confeccionado por distintos autores. Quizá es que Chema García es varios autores a la vez. O quizá es solamente uno que a cada rato se manifiesta como quiere. El caso es que esa enorme diversidad que hay en Una temporada en el desierto es una pista libre y despejada para que echemos a volar con el autor cuando queramos y con lo que nos apetezca. Habrá quien se identifique con esos extraterrestres que han venido con nosotros y no pueden, o con esos Guerreros del futuro tan piscodélicos, puede que con ese extraño mundo que nos explica Neozombi o con las historias en las que se acerca a su misma existencia como creador o a la de otros autores de cómics para tratar de entender por qué se dedican a esto, misterio entre los misterios en la siempre maltrecha industria española, esa de tanto talento y tan poco dinero.

Volvamos atrás, unas pocas páginas. Neozombi quizá nos da la clave. Hay tantos estilos diferentes dentro del apartado de Una temporada en el desierto que se dedica a este personaje que probablemente está ahí la mejor manera de entender a García. No hay un solo García, eso está claro. Tan pronto coge el color como el blanco y negro, un estilo detallado como uno minimalista, negros intensos o profundos blancos, un realismo evidente y minucioso, propio del cómic más social, y una caricatura tergiversada de maneras muy diversas. Sería pretencioso colocar cada uno de esos García en un espacio temporal concreto, porque no es así. García es libertad y Una temporada en el desierto muestra las partes para que las sumemos a nuestro antojo. No es caos, es cordura. Cordura artística, sana y distinta, la de un artista que se pelea solo consigo mismo por salir a la luz y lo consigue de tantas maneras que no se puede más que admirar su trabajo. Y se admirará en distintos grados según la conexión que tenga cada estilo, cada historia, cada página con un lector concreto. Pero se admirará porque da gusto adentrarse en un universo tan singular como este y que tiene tantas caras que casi parece imposible que las hayamos descubierto todas en las poco más de cien páginas que tiene este libro.

El contenido extra lo forman una introducción de Alejandro Romero y una entrevista al autor.

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