Título original: Wonder Woman.
Director: Vincent McEveety.
Reparto: Cathy Lee Crosby, Kaz Garas, Charlene Holt, Ricardo Montalbán, Richard X. Slattery, Andrew Pine, Anitra Ford, Beverly Gill, Sandy Gaviola, Robert Porter, Jordan Rhodes, Donna Garrett, Roberta Brahm, Thom Carney, Ed McCreardy.
Guion: John D. F. Black.
Música: Artie Butler.
Duración: 75 minutos.
Distribuidora: Warner.
Estreno: 12 de marzo de 1974 (Estados Unidos, televisión).
Cuando uno recuerda los orígenes televisivos de los personajes más emblemáticos del mundo del cómic, lo hace con la sensación de que la literalidad de las viñetas se asomó a la pequeña pantalla de la manera más precisa posible a lo que había dibujado en la página impresa, con todas las limitaciones que eso suponía. Pues con Wonder Woman, la primera versión que se hizo del personaje, es justo lo contrario. Nunca parece que a Warner le interesara de verdad hacer una adaptación de las aventuras de la amazona más famosa del séptimo arte, porque todo lo forma parte de Wonder Woman se saca de la historia de una manera que llega a rozar lo vergonzoso en algunos momentos. Para empezar, ni siquiera tenemos una Wonder Woman morena, sino rubia, eso sí, quizá el único detalle que desentone en el aspecto de Cathy Lee Crosby para dar vida al personaje. Hablamos, claro, de lo que puede aportar ella, porque el traje que le dan a Wonder Woman es terrible. Es como si nos hubiéramos anticipado en unas décadas al debate que generó el pantalón de la heroína en el piloto televisivo de 2011 con Adrianne Palicki como protagonista (aquí, su crítica), pero elevándolo al cubo por la nefasta combinación de elementos. Wonder Woman, además de su carácter de rareza por ser la primera adaptación del personaje, es, sobre todo, algo que no se sabe qué quiere ser.
¿Mitología? La justa, solo una escena al comienzo, rodada además con una evidente falta de medios. ¿Superhéroes? Prácticamente nada, solo los nombres de Diana Prince y Steve Trevor para recordarnos que esto procede de un cómic. ¿James Bond? Puede, pero de una manera tan limitada que asusta. Y lo hace porque parece mentira que haya una larga secuencia en la que el protagonista es un burro, sí, como suena, que una de las grandes amenazas a las que se enfrenta Wonder Woman sea una pared de barros de diferentes colores que no puede verse más que como la simplificación de una perversa fantasía kistch, o que el villano sea un Ricardo Montalbán que hace todo lo que puede por creerse algo completamente inverosímil. ¿Y de qué va Wonder Woman? La verdad es que es hasta difícil abrirse camino en la historia viendo el despropósito continuo que es su desarrollo, un teórico tira y afloja pretendidamente sensual por el que Diana, siempre como Diana salvo en la secuencia final, en la que por fin se enfunda su más que discutible uniforme, pretende acercarse a los malos de la película. Porque malos hay varios, aunque por desgracia ninguno mínimamente consistente, ni siquiera el de Montalbán, más bien un seductor bien vestido que una auténtica amenaza para una heroína de cómic.
Quizá el problema sea justo ese, que el material de referencia no tiene demasiada importancia, por mucho que haya una idea interesante en la contraposición de Wonder Woman a una amazona renegada, que da paso a una pelea de gatas que es mucho menos sugerente de lo que seguramente habría sido deseable. En realidad, como todo en la película. La mejor metáfora que podemos aplicar a su análisis es la escena de la serpiente, en la que uno de esos reptiles, teóricamente venenoso, se enrosca a la pierna de Diana y ella mantiene la calma para conseguir que se desenrosque ella sola. Las cosas pasan porque tienen que pasar, sin que en realidad haya agobios o algo que pueda emocionar al lector. Ni siquiera el hecho de tratarse de Wonder Woman anima el invento, precisamente porque da la sensación de que hay más inspiración en la ya mencionada saga de James Bond, aunque a una distancia sideral, y que hay más intención de parecerse a personajes como la Diana Rigg de Los Vengadores a la Modesty Blaise que el cine tampoco supo retratar (aquí, su crítica). Película altamente televisiva, dicho esto con el más evidente y merecido tono peyorativo, Wonder Woman solo destaca por las libertades que se toma con respecto al cómic y por ser la cinta que abrió el camino cronológicamente para las mucho mejores adaptaciones posteriores.
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