‘Catalina de Médici. La reina maldita’, de Arnaud Delalande, Simona Mogavino y Carlos Gómez

Editorial: Yermo.

Guion: Arnaud Delalande, Simona Mogavino.

Dibujo: Carlos Gómez.

Páginas: 168.

Precio: 36 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2020.

Ni se nos ocurriría pensar que una vez vista la biografía de una de Las reinas de sangre de esta colección, vistas todas. Ni por asomo. Para Catalina de Médici. La reina maldita repite el equipo que hizo Leonor. La leyenda negra, esto es Arnaud Delalande y Simona Mogavino a los mandos del guion y Carlos Gómez a cargo del dibujo, y destacan como lo hacían en aquella en la gran cantidad de detalle histórico y documental que son capaces de colar en una historia que, en realidad, imaginan en buena medida porque habla de miedos, de intenciones y de propósitos. Lo mejor de esta serie de tres álbumes recogidos en este volumen integral es que se puede disfrutar tanto desde el punto de vista personalista, el que se centra en la propia Catalina y que emerge con fuerza sobre todo en los dos álbumes finales, como desde la perspectiva histórica que nos da un contexto fascinante, el de sucesiones al trono, el del poder de la corte y de la iglesia, el de las conspiraciones y alianzas palaciegas que deciden quién manda en la Vieja Europa. Y siempre con la espectacularidad que se le presupone al cómic histórico francobelga y que Gómez sirve con la sobresaliente eficacia que se espera de él. El cómic cumple con todo lo que promete, que no es poco, y lo hace dentro del género que abandera con orgullo pero también con otros elementos narrativos.

Y es que el gran trabajo que ofrecen Delalande y Mogavino parte de una atractiva fusión entre lo que recogen los libros de historia y lo que uno imagina que pueden decir los personajes que se vieron en esas situaciones. Afrontan un peligro notable, y es que Catalina es solo una niña en el primer álbum, una que además no es protagonista sino objeto de persecución. Eso da a los autores algo de manga ancha para hacer algo más que una biografía concreta, que es el terreno en el que abundan en los dos álbumes siguientes pero sin por ello abandonar las vías abiertas en la entrega inaugural de la serie. Por eso Catalina de Médici tiene dos grandes argumentos para convencer al lector. El primero tiene que ser obviamente la propia Catalina, un personaje que desarrollan de una manera fascinante desde la segunda entrega, con una narración a modo de flashback, lo que añade muchos niveles de lectura porque nuestras narradora es una anciana que ha sobrevivido a lo que nos cuenta. El segundo, todo lo que rodea a Catalina, que es mucho. Hay mucha ambición en esa parte del relato, y de hecho por momentos, sobre todo en las primeras páginas, ella puede hasta sobrar. Delalande y Mogavino se las arreglan para que esas dos almas de su obra vivan cohesionadas y no separadas, lo cual tiene un mérito tremendo por el gran espacio de tiempo además que abarcan.

La solidez del guion da paso a un dibujo espléndido. Gómez ya ha demostrado que es un maestro en la fantasía heroica, como en Red Sonja (aquí, reseña de su primer volumen), y en el género histórico, como en la citada Leonor. Catalina de Médici no es ninguna excepción en su notable trayectoria, sino una confirmación de lo completo que es como ilustrador. Es detallista hasta la extenuación, y el detalle que aporta a ropas y escenarios es absolutamente apabullante, pero sin llegar a ser algo tan recargado como para molestar al lector o entorpecer la lectura. No, nada de eso, el resultado es brillante porque todo ese detalle sabe combinarlo con la expresividad de sus personajes, que alcanza también un nivel soberbio. Hay un espléndido trabajo con la protagonista, con Catalina, a la que empezamos viendo cuando apenas es una niña y de la que nos despedimos como anciana, y ese paso del tiempo se nota de una manera admirable en los lápices de Gómez: el personaje es reconocible en todas las fases de su vida y no solo porque lo digan los diálogos. Es un trabajo enorme, en el que se aprecia la labor de documentación para trasladarnos con éxito al siglo XVI, pero en el que destaca todavía más aquello que depende del talento y de la destreza con el lápiz. Catalina de Médici es, de esta forma, un gran añadido a Las reinas de sangre.

El volumen incluye los tres álbumes de Cathérine de Medicis, la reine maudite, publicados originalmente por Delcourt entre septiembre de 2018 y enero de 2020. El único contenido extra son las cubiertas originales.

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