Guion: Gabrielle Bell.
Dibujo: Gabrielle Bell.
Páginas: 164.
Precio: 19,90 euros.
Presentación: Rústica con solapas.
Publicación: Diciembre 2020.
El cómic como diario personal, como recolección de acontecimientos autobiográficos, siempre ha tenido muy buena prensa dentro de la escena underground, y sigue teniendo esa impronta gracias a trabajar como los de Gabrielle Bell. Todo es inflamable tiene la virtud de partir de una desgracia, el incendio de la casa de su madre, para ir abriéndose de una manera extraordinariamente sincera. En realidad, esa sinceridad está ya presente desde las primeras viñetas, siempre expuestas en una machacona rejilla de seis por página, porque Bell se maneja con mucha comodidad dentro de esa estrategia. Y puede que haya ficción en lo que cuenta, también puede que no, pero nos lo podemos creer. Bell, en realidad, no está conformando una historia con principio y final, y de hecho uno puede tener la sensación en la primera página de estar leyendo la página 56 de cualquier otro libro, sino que va concatenando hechos, detalles, secuencias y, sobre todo, conversaciones. No es una lectura fácil, al contrario, es tremendamente densa en un libro que además supera las 150 páginas, lo que exige una dedicación por parte del lector que otro tipo de trabajo no demanda. Pero es un intercambio interesante. Mucho. Eso es porque Bell, dentro de su mundo cotidiano e íntimo, sabe abrirse de una manera sincera y se convierte en una excepcional retratista del momento.
Por eso decíamos que, siendo estrictos, no hay una historia clara en Todo es inflamable, porque se puede abrir una página cualquiera y entrar con la misma facilidad en el mundo de Bell. Sí, por supuesto, hay una cronología en la que ese punto de partida que es el incendio, uno que además sirve de cimiento para metáfora vital que muestra sin miedo el título de la obra, pero eso no quita para que importe más la descripción que hay en cada momento que el conjunto narrativo. No es la de Bell una forma clásica de contar una historia, ni mucho menos. Con sus textos da la impresión de querer una estructura de diario que quizá encaja más en el resultado final, pero puede pasarse páginas olvidándose de ellos y apostando por unos diálogos afilados y, sobre todo, extremadamente reales, contenidos en pequeños episodios que, de alguna forma, rompen la lectura tradicional. La sorpresa que va sintiendo el lector surge de lo más palpable, de circunstancias íntimas y que, siendo teóricamente intransferibles actúan como elementos de conexión con el propio lector. Sí, decíamos que no es una lectura fácil por muchos motivos, pero también hay vías por las que se puede entrar en el particular universo de su autora, ese es su gran acierto y la manera en la que todos podemos pensar que Todo es inflamable, también en nuestras propias vidas.
Bell tiene un estilo muy marcado como dibujante que ya vimos, por ejemplo, en Voyeurs (aquí, su reseña). Nada nuevo en el horizonte, pero a la vez muchas sorpresas como decíamos por lo que nos está contando. El cambio continuo de escenarios y el trasiego de personajes que entran y salen de la narración es el mayor reto al que se enfrenta la autora. Con un aspecto consciente y relativamente sucio, Bell nos muestra la realidad desde su muy particular punto de vista, siempre como espectadora de su propia vida, siempre con esa abundancia de tinta incluso para los detalles más finos, como los ojos o el pelo, y sin miedo alguno a que las pequeñas viñetas en las que dispone la historia se saturen de personajes o de detalles. Y aunque sea un detalle aparentemente menor, la paleta de colores que escoge Bell para ir dando vida a personajes y pequeñas historias es otro punto a favor, porque relaja mucho la vista ante la gran cantidad de texto que emplea. Todo es inflamable consigue con todas estas armas los propósitos que persigue. Es una ventana al interior de la autora, a una vida que roza la intrascendencia real pero en la que se abren camino ideas universales. El todo del título es real. No encajará en todos los lectores del mismo modo, eso es evidente, pero el esfuerzo de Bell es tremendo para que un cómic de este porte sea tan universal por momentos.
Uncivilized Books publicó originalmente Everything is flamable en junio de 2017. No tiene contenido extra.
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