‘Pasteur. La revolución microbiana’, de Jordi Bayarri

Editorial: Anillo de Sirio.

Guion: Jordi Bayarri.

Dibujo: Jordi Bayarri.

Páginas: 48.

Precio: 12 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Enero 2021.

Pocos científicos vienen ahora más al caso que Louis Pasteur, cuyos trabajos condujeron al desarrollo de las primeras vacunas. Casualidad o no, es el protagonista de la nueva entrega de la gratificante Colección Científicos de Jordi Bayarri. Pasteur. La revolución microbiana tiene además un pequeño complemento en grapa para los mecenas de su campaña, Las vacunas. De Jenner a nuestros días, lo que refuerza la idea de que estamos ante un tebeo que ahora mismo es didáctico para los más pequeños pero también para todos aquellos que renieguen de la gran esperanza que tenemos ahora mismo en las manos para superar la pandemia. Dejemos en todo caso esa discusión para otros foros, y centrémonos en lo que nos interesa, que es el trabajo de Bayarri. Con Pasteur, el autor prolonga las siempre espléndidas sensaciones que deja su trabajo en el campo de las biografías científicas. Sencillez y claridad son sus señas de identidad, porque su objetivo es llamar la atención de los más pequeños para entretenerles, para que vean que la ciencia puede ser divertida si se cuenta bien y para que sea el germen de otras lecturas complementarias, más completas y profusas. Y eso es algo con lo que Bayarri está siempre muy comprometido. Sus tebeos están bien documentados, y Pasteur no se sale de esa norma que tan bien ha funcionado hasta ahora en esta modélica Colección Científicos.

El autor sigue explotando un estilo visual muy reconocible, no tendría mucho sentido a estas alturas introducir grandes cambios en unas formas que le han dado muy buen resultado hasta ahora, y sigue cuidando todos los detalles con mimo. A pesar de esa mencionada sencillez en el discurso, imprescindible por su público objetivo, toda la ambientación de sus historias biográficas está muy bien pensado. No hay escenario o vestuario que se salga de lo que resulta necesario en cada momento, y más allá de la necesaria caricatura que utiliza para que los rostros sean simpáticos y cercanos, el resto del cuadro podría servir para obras a priori mucho más ambiciosas visualmente. Eso habla muy bien del Bayarri dibujante, mucho más de lo que pudiéramos pensar en un primer vistazo, y es el colofón perfecto para un trabajo que desde que arrancó está muy bien planteado. En Pasteur, Bayarri llega hasta a permitirse un homenaje a Tintín, lo que da una idea de lo a gusto que se siente dibujando esta colección. Desde el lado del lector no podemos más que seguir alegrándonos de que este tipo de iniciativas sigan contando con el respaldo de los lectores, porque es la mejor manera de que mantengamos la esperanza en el poder de la lectura, de la educación, de la ciencia… y también del cómic, una herramienta fundamental para los más pequeños.

El único contenido extra es un portafolio de bocetos y diseños.

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