CÓMIC PARA TODOS

‘¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah!’, de Alberto Breccia

Editorial: ECC.

Guión: Alberto Breccia.

Dibujo: Alberto Breccia.

Páginas: 120.

Precio: 20 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Noviembre 2020.

¿Cuántas versiones, revisiones e interpretaciones ha podido tener un personaje como Drácula? Es imposible que Bram Stoker fuera consciente de lo lejos que llegaría su vampiro, con diferencia el más famoso de la historia de la narrativa popular, y de la enorme diversidad de tonos que podría adquirir el personaje. ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! es, ya desde su título, una de las más provocativas desde el humor, también porque visualmente es una obra bastante rompedora y atrevida. Pero, claro, estanos hablando de Alberto Breccia. Si Edgar Allan Poe ya fue su inspiración de una manera variada y original en El corazón delator y otros relatos extraordinarios (aquí, su reseña), ¿cómo no podía ser la novela de Stoker o, más concretamente, su personaje? Porque lo que hace Breccia no es adaptar el relato original, sino utilizar al personaje para construir cinco relatos cortos, todos ellos mudos, con la parodia como objetivo pero que a la vez sirvan para entrar de lleno en su esencia, en lo que significa el icono vampírico por excelencia. Y sí, indudablemente uno termina el volumen con una sonrisa en la cara, pero también con ganas de retomar una lectura que quizá se haga en primera instancia de una manera muy rápida precisamente por la ausencia de diálogos pero que requiere de un estudio visual mucho más detallado para verlo todo.

Lo que está claro, y es algo que podemos ver desde la primera historia del libro, La última noche de carnaval, es que a Breccia no le daban miedo los iconos. No es que quiera ser irreverente, que en cierta medida su obra lo es, en tanto altera sustancialmente un mito como Drácula, pero es el terreno al que le lleva su propuesta casi sin que lo pueda remediar. Si hasta Superman se cuela en sus páginas, eso puede darnos una medida de las pretensiones que tenía el autor uruguayo. El hecho de que sea este un tebeo que busca la diversión no quiere decir que Breccia se aparte del terror. Puede que no sea su objetivo, pero es fácil encontrar momentos en los que la inquietud se apodera del lector. Puede que sea por la presencia del silencio, que aumenta el misterio, o quizá sea porque incluso en sus versiones más cómicas Drácula sigue siendo un personaje que impone, pero lo que está claro es que Breccia sabe llevarnos hacia los terrenos que quiere en todo momento, incluso siendo sus relatos poco más que píldoras no demasiado extensas y que apuestan por la atmósfera y el gag, sea este más o menos divertido, más que por la misma historia de su protagonista, al que da por sentado desde el inicio como el mito que es, sin preocuparse de tener que introducir detalles innecesarios, de esos que podrían haber fastidiado la experiencia.

Porque lo de Breccia es, sobre todo, una experiencia. Y más que narrativa, que también, visual. Su arte es extravagante y particular, eso es algo que no vamos a descubrir ahora, y desde luego exige un esfuerzo por parte del lector para desentrañar las formas y colores que incorpora en cada viñeta, a veces de una manera tan hipnótica que cuesta discernir lo que está sucediendo. Pero es tan buen narrador, dentro de esa extravagancia, que su historia se comprende casi de manera directa. Por eso decíamos que la lectura es más rápida de lo que seguramente requiere un trabajo tan complejo a la hora de distribuir líneas y más cuando se acumulan personajes en la viñeta. Breccia consigue que esas secuencias fascinen, y que la presentación de escenarios o la misma planta de su Drácula puedan incorporarse a un imaginario de terror bastante singular. Quizá por eso mismo el contraste es un arma que le sienta fenomenal, y que utiliza no solo en el mismo diseño de Drácula, con esos labios rojos sorprendentemente carnosos, sino también en presencia como la de esa parodia de Superman de la que ya hemos hablado. ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! es precisamente eso, algo en lo que da igual que estemos hablando del mayor vampiro de la historia o de una locura de Breccia, porque ambas cosas casan y de una manera brillante, divertida y sobre todo sin complejos.

El volumen incluye historias de los números 45 y 49 de Ilustración + Comix Internacional, publicadas originalmente por Toutain entre septiembre de 1984 y febrero de 1985. El contenido extra lo forman una introducción de Álvaro Pons y un cuaderno de bocetos.

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Esta entrada fue publicada en 19 enero, 2021 por en Alberto Breccia, ECC y etiquetada con , .

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