Título original: Captain America.
Director: Rod Holcomb.
Reparto: Reb Brown, Len Birman, Heather Menzies, Robin Mattson, Joseph Ruskin, Lance LeGault, Frank Marth, Steve Forrest, Chip Johnson, James Ingersoll, Jim B. Smith, Jason Wingreen, June Dayton, Diana Webster, Dan Barton.
Guión: Don Ingalls.
Música: Pete Carpenter, Mike Post.
Duración: 97 minutos.
Distribuidora: Universal.
Estreno: 19 de enero de 1979 (Estados Unidos, televisión).
Aunque no sea nada comparable con la apoteosis del superhéroe que estamos viviendo en estas primeras décadas del siglo XXII, hay que recordar la segunda mitad de los años 70 del siglo XX como la del primer boom del superhéroe Marcel en televisión, desafiando las posibilidades técnicas de hacer creíbles los poderes y habilidades de estos personajes. Tuvimos a El increíble Hulk, incluso con tres telefilmes (aquí, aquí y aquí, sus críticas) que trataron de llevar su éxito a los años 80; tuvimos a Spiderman, con una serie de corta vida pero que en algunos países llevo tres de sus episodios a los cines (aquí, aquí y aquí, sus críticas), tuvimos Doctor Extraño; y por supuesto tuvimos al Capitán América en dos telefilms que buscaron una interpretación contemporánea del origen del personaje. El resultado es correcto pero soso, sobre todo visto desde estándares actuales, aunque hay que reconocer que esa ingenuidad que derrocha la película de principio a fin encaja bien en la época y en el tipo de producto que es, incluso asumiendo que hay muy poco parecido entre el personaje del cómic y el que nos ofrece este primer telefilme, lastrado lógicamente por las limitaciones de unos efectos especiales que limitan de una manera casi radical las acrobacias del Capitán América y que hacen que las escenas de acción sean algo escasas.
Y eso que el actor escogido para interpretar al personaje, Reb Brown, forjado en el fútbol americano, encaja francamente bien con el arquetipo físico del héroe, incluso se respetan algunas de las cualidades que ha mostrado en el cómic en algún momento, como su habilidad como dibujante, siendo él mismo quien diseña su traje en la película. Ahí es donde se encuentra la variación más llamativa de la película, el aspecto del Capitán América. Se mantiene los colores pero se altera el diseño… y de manera además puntual, ya que un traje algo más cercano al de los cómics se ve en la última secuencia de la cinta. Es el colofón más o menos correcto a una historia se origina que se mueve en terrenos de enorme corrección pero que no tiene la espectacularidad que necesita, ni siquiera en las secuencias en las que Steve despliega su moto. Todo, en realidad, es muy setentero, incluso la música o la forma en la que se buscaba emoción, con secuencias que pueden recordar a otras muchas series de la época. Y eso, evidentemente, invita a ver las limitaciones que tiene el producto final a todos los niveles. No hablamos sólo de la acción, de las modestas peleas (con Steve recurriendo a trucos que nada tienen que ver con su capacidad atlética) o de las resoluciones más o menos simples de las persecuciones, sino también y quizá sobre todo de la historia.
Más allá del momento que obliga a que se inyecte a Steve la fórmula del súper soldado, muy distinto aquí en todo a la del cómic, no hay nada en la película que sea realmente trascendente. No se siente así casi ni la resolución de su clímax, ya que su afán introductorio, con mucha más presencia de Steve Rogers que del Capitán América, hace que no haya un villano a la altura del héroe que suponga un desafío real. O, al menos, de lo que cabría esperar del héroe, cuyas habilidades se remarcan con efectos sonoros muy propios de la época para tratar de compensar lo que la imagen no puede ofrecer a la película. Como se popularizó en la época, Capitán América no se aleja en nada de la relación entre héroe novato y mentor, en este caso el científico que conoce su pasado, la historia de su padre y la fórmula que dota al Capitán América de sus habilidades, con alguna tenue presencia femenina que pueda desarrollarse más adelante y escasas ataduras que limiten las posibilidades de que esta historia fuera el inicio de algo más duradero. No lo fue, solo hubo otro telefilme que se estrenó de manera casi simultánea, pero al menos queda como una rareza muy transparente, tanto como el escudo que le dan al Capitán América en esta cinta, una banda de plástico que parece cualquier cosa menos el clásico escudo del Capi.
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