‘El Cabezoniano’, de Enrique V. Vegas

Editorial: Dolmen.

Guión: Enrique V. Vegas.

Dibujo: Enrique V. Vegas.

Páginas: 56.

Precio: 12,90 euros.

Presentación: Rústica.

Publicación: Junio 2020.

Es un clásico, no hay entrega de saga de éxito que no tenga su versión cabezona por parte de Enrique V. Vegas y no podía ser una excepción El Mandaloriano, la serie de Star Wars que ha curado los sinsabores del cierre cinematográfico de lo que ahora conocemos como la Saga Skywalker, El ascenso de Skywalker (aquí, su crítica). ¿Su título? Obvio, El Cabezoniano. Y su desarrollo, tan simpático como siempre en el autor, aunque cabe decir que en esta ocasión hay una diversión mayor en la adaptación de las tramas. Al tratarse de una serie, aunque haya sido breve, eso le da a Vegas una mayor capacidad para elegir qué cuenta y qué no. Hay historias concretas que las ha resuelto en una sola página, otras a las que ha dedicado más tiempo y eso le da un margen aún mayor para la comedia que aporta al fondo, la relación entre el Cabezoniano y esa criaturita que el mundo conoce de manera inexacta como Baby Yoda (porque Yoda no hay más que uno y nunca lo hemos conocido como Baby), que en los lápices de Vega es tan adorable como el original. Sobra decir a estas alturas que la fórmula de los cabezones sigue muy lejos de estar agotada y que es ya una tradición del cómic español a la que es difícil resistirse, con su festival habitual de guiños y referencias que exceden el material que parodia.

Vegas, como escritor, sabe sacar partido de casi todas las situaciones que le ofrecen las franquicias más populares, y aunque su trabajo siempre ha pasado por una infatilización (¿idiotización relativa?) de los personajes que igual nos tomamos demasiado en serio en ocasiones, aquí el chiste tiene algo más de gracia. Sobre todo porque si el Mandaloriano es un personaje huraño y solitario, el Cabezoniano es un tipo que no para de hablar solo y de contestar a todo el mundo. Si acaso, podemos encontrar un punto en el que la parodia pierde con respecto a la serie original, y es que no saca tanto partido como podría del villano final. Quizá Vegas no ha querido utilizarlo, pensando a lo mejor en el papel que pueda tener en la segunda temporada, que seguro que contará con su traslación al universo cabezón. Su centro claro y obvio está en los dos protagonistas, y más aún si cabe en el cazarrecompensas. El Niño es más bien una excusa, al menos durante la primera mitad del tebeo, y un divertidísimo desahogo a partir de ahí, que da coherencia a la historia central, la del Cabezoniano llevando a cabo un trabajo y lidiando con los contratiempos que le van surgiendo. Es verdad que eso reduce mucho el papel de algunos secundarios que en la serie sí tienen un papel esencial e incluso memorable, pero Vegas recorta en beneficio del ritmo.

Y eso, además, le permite un lucimiento sensacional en tres maravillosas páginas dobles que son un deleite para la vista, para el aficionado a Star Wars y para quienes admiren su universo cabezón, tres páginas dobles que suponen un maravilloso resumen de buena parte de la serie y que explotan de una manera espléndida el potencial del personaje protagonista. Son lo mejor de El Cabezoniano, negarlo sería absurdo, como también es importante destacar el juego visual que Vegas siempre introduce en sus relatos, con esos pequeños guiños que están ahí para ser descubiertos, y que pasan por el sentido homenaje a la franquicia que toca, con niños, por ejemplo, de buena parte de las razas que hemos visto en Star Wars, hasta con un momento dedicado al del otro bebé que se trató de usar, en concreto en el filme de The Clone Wars (aquí, su crítica), e incluso con el atrevimiento de usar una maqueta del Enterprise dentro de este universo. Así son las parodias de Vegas, y así seguimos disfrutándolas, a la vez con la frescura de algo nuevo y con la sensación de que estamos entrando otra vez en la casa de un viejo amigo, donde sabemos que vamos a estar a gusto aunque todavía tenga sorpresas que ofrecernos. Qué sano es saber reírse hasta de aquello que más satisfacción produce al fan que todos llevamos dentro, y qué bien hace eso Vegas.

El único contenido extra es una galería de bocetos e ilustraciones.

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