Guión: Rick Remender.
Dibujo: Wes Craig.
Páginas: 136.
Precio: 17,50 euros.
Presentación: Rústica.
Publicación: Febrero 2020.
Quien haya leído Clase letal desde el principio sabe que es una serie que podría haber encontrado ya un final épico en más de una ocasión. Una, de hecho, la del cuarto volumen (aquí, su reseña), habría significado algo superlativo, pero Rick Remender se ha empeñado en estirar su historia mucho más de lo que seguramente se podría haber esperado. ¿Es una mala decisión? No necesariamente, porque hay que reconocerle que ha encontrado caminos por los que seguir la pista de sus aprendices de asesinos, y quizá es en esta octava entrega donde por primera vez se detenga a buscar un verdadero reinicio que tenga en cuenta todo lo que ha pasado pero que a la vez ofrezca retos diferentes. Bien por Remender, que sabe que su protagonista principal ha cambiado y le pone en un escenario por tanto distinto. Y que también es consciente de que el escenario ochentero en plena era Reagan era vital para entender el comienzo de la serie (aquí, reseña de su primer volumen) pero ya no lo es tanto después del festival de muerte y violencia que hemos contemplado hasta este punto. Choca una apuesta por un número tan pausado dentro de una serie que siempre ha brillado en los momentos más frenéticos, pero a la vez es algo a reconocerle al escritor, también a Wes Craig, porque, al final, se trata de que la serie madure. Y lo está haciendo.
Para reiniciar algo, hay que cerrar lo anterior, y justo eso es lo que nos está contando Remender en estas páginas. Que su primer número sea por completo una visión onírica de Marcus resulta brillante y adecuado dentro del contexto que quiere destacar esta parte de la serie. Y que los reencuentros sean lo que determine el futuro que nos espera es otro de los grandes movimientos de Clase letal. Puede que sigamos dentro del mismo mundo, y que si lo pensamos fríamente, ahora que la serie nos da la pausa para hacerlo, sea una continuación natural, pero da la sensación de que es la calma que precede a una nueva tempestad que se está fraguando en los pequeños detalles, como siempre ha conseguido hacer Remender en sus series más emblemáticas. Por eso Clase letal nunca da la sensación de estar agotada, porque seguramente cuando veamos el próximo número nos veremos obligados a retroceder a este para buscar una mirada, un diálogo, un encuentro, algo que permita entender lo siguiente que nos va a tocar presenciar. Por eso, y aunque hayamos hablado de esos posibles finales que podría haber tenido ya la serie, no da la sensación de que haya nada casual en las páginas que escribe Remender ni tampoco en la presencia o ausencia de los personajes, o en las decisiones que estos van tomando. Eso hace que una serie sea grande.
Y esta lo es, además porque visualmente es una brutalidad. Craig ha venido demostrando que tiene una capacidad innata para mostrarnos una violencia tremendamente real desde un estilo que no es precisamente realista, y que tanto su puesta en escena como su narrativa crecen de manera proporcional a la adrenalina que haya en cada secuencia. Por eso este número, salvando obviamente todas las barbaridades que vive Marcus en el sueño inicial, locuras que permiten al ilustrador lucirse a gusto, es todo un reto para Craig, porque no tiene tantas secuencias de acción como seguramente han tenido todos los volúmenes precedentes de la serie. Y aún así, el resultado sigue siendo espléndido, porque sabe dotar a los personajes de un carisma tremendo, entrando en ese juego que propone Remender para que no perdamos detalle de ninguna secuencia, quién sabe qué puede estar dirimiéndose en ella. Podríamos decir de manera lícita que Clase letal está ahora mismo en fase de espera y preparación, no sería descabellado que por ello algún lector encontrara su nivel algo más bajo. Pero ojo, que Remender y Craig ya nos han sorprendido antes con cambios de ritmo brutales, por lo que no conviene bajar la guardia. A menos, claro está, que nos queramos ver obligados a retroceder cuando la barbarie se desate de nuevo, que seguro que lo hará y más pronto que tarde.
El volumen incluye los números 36 a 39 de Deadly Class, publicados originalmente por Image Comics entre enero y junio de 2019. El contenido extra lo forman las cubiertas originales de Wes Craig, Kim Jung Gi, Daniel Warren Johnson, John McCrea y Mahmud Asrar y un portafolio de bocetos de páginas de Craig.
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