‘Una laowai en Shanghái’, de Elsa Riera

Editorial: Astiberri.

Guión: Elsa Riera.

Dibujo: Elsa Riera.

Páginas: 160.

Precio: 17 euros.

Presentación: Cartoné.

Publicación: Mayo 2020.

Una Laowai en Shanghái es la segunda novela gráfica de Elsa Riera, la primera fue El futuro es brillante, y supone una inmersión complementaria en su vida. La frescura de aquella primera vez se traslada a esta segundo para meternos en el cómic de viajes. Como indica el título, Elisa viaja a Shanghái y nos cuenta sus peripecias en un mundo oriental que conoce bien por sus frecuentes desplazamientos hasta allí por temas de trabajo. ¿Cómic? No, recordemos que Riera es una profesional del diseño gráfico, ella misma nos recuerda que el motivo de sus visitas a China es su labor de consultora de moda para marcas de aquel país. Lo divertido en esto caso de este cómic está en que el viaje es personal, no nos vamos a perder en complicados tecnicismos de esas reuniones, sino en experiencias propias y humanas, las que podría tener una persona cualquiera cuando viaja a un mundo tan distinto como el que nos muestra, y especialmente en la relación con su traductora, su amiga Esme. El hecho de que sea un terreno conocido para la autora hace que el choque cultural no sea el eje de la obra, aunque esté lógicamente presente en muchas de las peripecias que vive en estas semanas de viaje. Y lo divertido de verdad es ver cómo esas extrañas situaciones son, en realidad, rutina para la autora. Ese sí que el choque que nos cuenta en sus viñetas.

Siempre es clave en este tipo de tebeos la sinceridad de lo que se cuenta, y en este caso la autora / protagonista no parece dejarse nada. Pasa de puntillas por lo aburrido, por lo que probablemente solo ella entendería en toda su dimensión, y se recrea en los diálogos más accesibles desde un punto de vista de las emociones y la experiencia, en las anécdotas divertidas, incluso las más vergonzosas, como el suceso con el inodoro en uno de sus hoteles o la forma en la que acaba su relación con un hombre en este exótico escenario. La cercanía, por tanto, está más que conseguida con la actitud de la autora. Quizá su gran acierto esté en la fluidez con la que se produce todo. No es una mera concatenación de sucesos más o menos divertidos, sino que se nota una secuencia, un ritmo, una continuidad en el viaje que nos está describiendo. Puede parecer algo fácil de conseguir, pero no lo es, y eso es justo lo que distancia un cómic de viajes bueno de uno que no lo es tanto. Con una narración tan clara y bien organizada, la simple curiosidad por las costumbres de Shanghái hace el resto para que el lector entre con facilidad en el planteamiento de Riera, que en todo caso se permite el lujo en los momentos que puedan parecer liosos de entablar un diálogo con un lector imaginario, todo para que la claridad presida el cómic de principio a fin.

Su estilo de dibujo, además, contribuye y mucho a que las sensaciones que deja Una laowai en Shnaghái sean tan cálidas como su propia narración. No es una sorpresa, ya que es continuación directa de lo que vimos en El futuro es brillante, pero sigue siendo divertido ver la paleta de colores que utiliza para que no solo veamos lo que vive sino también para que experimentemos lo que piensa. Como tiene un estilo de dibujo tan dinámico, ni siquiera las escenas de conversación suponen algo estático para la autora, siempre tiene algo diferente que incluir en la secuencia, dando mucha vida a su trabajo. Es así como Riera sigue convenciendo con mucha solvencia, porque no es un maniquí presente en planos fijos, sino una auténtica narradora. Su tebeo es casi como si nos estuviera contando ella misma su viaje con gestos, con dibujos, con fotografías, en una presentación dinámica y variada que sabe salir de la rigidez de la viñeta para convertirse en algo mucho más llamativo. Tiene cierta lógica pensar que la inmersión en su relato depende en buena medida de esa curiosidad de la que hablábamos que puede sentir un lector por China y Shanghái, pero incluso aunque esta no sea sobresaliente sigue siendo divertido seguir las peripecias de Riera por este lejano escenario. Su futuro, así, sigue siendo tan brillante como decía el título de su primer cómic.

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